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Mostrando artículos por etiqueta: Entrevista

En la Universidad Autónoma de Chiapas no solo se forman profesionistas, también se forjan sueños, se templan corazones y se cultiva el carácter que se necesita para enfrentar la vida y en este caso la cancha. En cada entrenamiento, en cada desvelo entre clases y partidos, y en cada gota de sudor que cae antes de lanzar el balón al aro, hay una historia que va más allá del deporte. Armando, Martín y Roger no son solo jugadores de basquetbol 3x3; son estudiantes que llevan el escudo de la UNACH con un orgullo que se nota en su mirada, en su entrega y en su voz cuando dicen que representan a Chiapas. Desde la pasión que se hereda, el amor que crece con los años y hasta esa chispa ocurrente que convierte el ejercicio en un estilo de vida, sus trayectorias nos recuerdan que en esta casa de estudios se juega con el alma y se vive con identidad.

 

Tres mentalidades distintas, un equipo.

 

Armando Rafael Rodríguez Sánchez, pasión que se hereda y se transforma.

 

A veces, los sueños comienzan en casa, en una cancha improvisada y con la figura de un padre que juega con el alma. Así empezó la historia de Armando Rafael Rodríguez Sánchez, un joven de 20 años que hoy representa a la UNACH en la Universiada Nacional 2025 en la disciplina de basquetbol 3x3, llevando en el corazón más que el escudo universitario: lleva su historia, sus raíces y su propósito.

 

Estudiante de la Licenciatura en Administración de Empresas, Armando no llegó por casualidad a esta etapa. Desde los 12 años supo que el deporte sería su camino. “Mi pasión nació al ver jugar a mi papá”, dice con orgullo, y en esa frase se resume todo: admiración, herencia y vocación.

 

Ser parte de la selección universitaria es un privilegio que asume con disciplina y entrega. No es fácil equilibrar entrenamientos intensos con las exigencias académicas, pero él lo logra con determinación. “La clave ha sido la organización”, afirma. Y aunque ha tenido momentos de duda y agotamiento, siempre encontró fuerza en el respaldo de su familia, el consejo de sus entrenadores y la hermandad de su equipo.

 

Hoy, cuando porta los colores de la UNACH, sabe que representa algo más grande que él mismo. Representa a Chiapas, a su facultad, a la comunidad estudiantil que ve en el deporte una forma de transformación. “Es una responsabilidad enorme, pero también una motivación constante para dar lo mejor de mí”, dice.

 

Su historia es una invitación a creer, a insistir, a no rendirse. A otros jóvenes les dice que cada paso cuenta, que soñar vale la pena si se acompaña de esfuerzo. En cinco años se visualiza como un profesionista realizado, pero también como alguien que nunca dejó de luchar por lo que ama. Porque cuando el talento se acompaña de corazón, todo es posible.

 

Martín Eduardo De la Piedra Hernández, el amor por el juego que crece con los años.

 

Hay historias que se escriben desde la infancia, y la de Martín Eduardo De la Piedra Hernández comenzó con un balón en las manos y la mirada puesta en la cancha. A los cuatro años, cuando muchos apenas descubren el mundo, él ya tenía claro qué lo hacía feliz, jugar basquetbol.

 

Hoy, a sus 21 años, este estudiante de la Licenciatura en Ingeniero Agrónomo en Ganadería Ambiental representa con orgullo a la UNACH en la Universiada Nacional 2025. No solo lleva consigo la pasión heredada por su familia, sino también el compromiso de mostrar que Chiapas tiene talento, disciplina y sueños grandes.

 

Martín no se rinde. Aunque admite que los nervios pueden aparecer antes de un partido, tiene claro que el esfuerzo constante, el apoyo de su familia y la disciplina diaria son su fórmula para seguir adelante. No todo ha sido fácil, pero siempre ha sabido que vale la pena.

 

Recuerda con emoción aquel nacional U15 donde fue elegido para la preselección mexicana. Desde entonces, cada partido ha sido una motivación para superarse, para aprender, para crecer. Y hoy, con el escudo de la UNACH en el pecho, sabe que está viviendo una de las etapas más bonitas de su vida.

 

Martín no solo juega por él, juega por los suyos, por su universidad y por su estado. Y cuando se le pregunta por el futuro, responde con claridad: quiere seguir en las canchas, con el alma llena de recuerdos y la certeza de que el deporte también forma el carácter. Porque cuando se ama lo que se hace, el camino nunca deja de tener sentido.

 

Roger, el basquetbolista que convirtió el ejercicio en pasión

 

Roger Alfonso Ramos del Pino no empezó en el basquetbol soñando con una Universiada. Él solo quería hacer ejercicio. Tenía 15 años, buena vibra y muchas ganas de moverse. Lo que nunca imaginó es que ese “pasatiempo” lo llevaría a representar a la UNACH y a Chiapas en uno de los torneos más importantes del país.

 

Hoy, con 23 años y cursando una maestría en Gestión para el Desarrollo, Roger sigue siendo el mismo chavo relajado, pero más disciplinado, más fuerte, y con un currículum deportivo que lo respalda. Porque sí, a pesar de las lesiones, los bloqueos mentales y las desveladas, se ha mantenido firme, sin perder el buen humor y sin dejar de creer que todo esfuerzo vale la pena.

 

Para él, jugar con el escudo de la UNACH no solo es un honor: es también una forma de romper estereotipos. “Siempre creen que Chiapas no trae nivel en ningún deporte”, dice. Pero ahí está él, listo para demostrar lo contrario. Y si algo tiene claro, es que no importa cuántas tareas, entrenamientos o nervios haya, siempre se puede encontrar el equilibrio (aunque a veces toque correr, literalmente, de la clase a la cancha).

 

Roger es de esos que contagian buena energía. Cree que el deporte y el estudio van de la mano, y que en ambos se aprende a crecer, a levantarse y a confiar en uno mismo. A cinco años se imagina trabajando, tranquilo, y claro, echando cascaritas con los cuates, porque si algo no piensa dejar, es el basquet.

 

Y si tuviera que dar un consejo, lo diría así, con toda sinceridad: “Terminen su carrera y hagan deporte. Porque ahí es donde se forjan los valores y se conocen los amigos que se vuelven familia”.

 

 

Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada

IMAGENES: SIRESU

Publicado en Abril

Con un enfoque técnico, social y pedagógico, la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) ha dado un paso significativo en su compromiso con el desarrollo comunitario y la mejora de las condiciones de vida en el medio rural. A través de la Facultad de Arquitectura, se presentó el Manual para la autoconstrucción de viviendas y servicios sanitarios en el medio rural, resultado de un proyecto interdisciplinario que articula investigación, docencia y responsabilidad social.

 

Coordinado por el Arq. Lorenzo Franco Escamirosa Montalvo, este documento de 244 páginas —disponible en formato digital con ISBN 978-607-8459-02-5— sistematiza la experiencia adquirida durante el trabajo de campo en Ocuilapa de Juárez, municipio de Ocozocoautla, Chiapas. Desde sus páginas, se abren posibilidades reales de transformación habitacional mediante cinco prototipos de vivienda diseñados en conjunto con familias de escasos recursos, respetando sus contextos socioculturales y materiales disponibles.

 

Lo que hace distintivo a este manual es su capacidad de traducir el conocimiento académico en acciones tangibles. Las soluciones planteadas integran:

 

  • Sistemas constructivos adaptados al entorno rural

  • Técnicas de bajo costo con materiales locales

  • Soluciones sanitarias que elevan la calidad de vida

  • Enfoques basados en los usos, costumbres y saberes locales

Además, el proyecto se destaca por su metodología participativa, en la que colaboraron directamente estudiantes de Arquitectura, familias beneficiarias y especialistas del Cuerpo Académico Desarrollo Urbano (CADU). Esta sinergia permitió no solo desarrollar propuestas técnicamente viables, sino fortalecer el aprendizaje de campo y los vínculos entre universidad y comunidad.

 

Con una perspectiva comunitaria y de género, el manual trasciende su función como guía técnica para convertirse en una herramienta que fortalece el derecho a la vivienda digna. Puede ser utilizado como:

 

  • Material pedagógico en talleres de autoconstrucción

  • Modelo replicable en zonas rurales con condiciones similares

  • Referencia para la formulación de políticas públicas en vivienda rural sustentable

 

Su disponibilidad al público, por un costo simbólico de $50.00 pesos, a través de la Editorial UNACH y en librerías universitarias, refuerza el carácter abierto y socialmente comprometido de la universidad pública. La publicación no solo evidencia la capacidad de la UNACH para generar conocimiento con pertinencia social, sino que también posiciona a la Facultad de Arquitectura como un actor clave en el impulso de alternativas habitacionales dignas y sostenibles para las comunidades más vulnerables.

 

Este manual no es solo un documento; es un testimonio del potencial transformador de la educación superior cuando se vincula de manera profunda con la realidad de su entorno.

Texto: Yadira Fontes García
Imagen: Facultad de Arquitectura UNACH

Publicado en Abril

Nos prestaban butacas del ICACH… porque aún no teníamos muebles propios”, recordó entre sonrisas el ingeniero José María López Sánchez, uno de los seis egresados fundadores que regresaron a su alma mater para celebrar el 60 aniversario de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Lo dijo sin nostalgia lastimera, sino con la ternura del que ve en el pasado la fuerza que lo empujó a construir.

 

El Conversatorio de Egresados: Primera Generación de Ingeniería, realizado el 26 de febrero de 2025, fue mucho más que un acto conmemorativo. Fue un espacio íntimo y lleno de dignidad, en el que la historia tomó la palabra y los planos de concreto se tradujeron en relatos de esfuerzo, visión y camaradería.

 

Allí estaban Jorge Domínguez Córdova, Rogelio Toalá Quintero, Pascual Bernardo Mendoza Escobar, Ramiro Domingo Mendoza Hernández y José Francisco Cano Gutiérrez, compartiendo mesa y memorias con el Dr. Romeo Ballinas Avendaño, exdirector y docente, quien los condujo con respeto y complicidad por los caminos de su juventud universitaria.

 

Éramos pocos, pero teníamos una gran responsabilidad. Sabíamos que lo que hacíamos abriría puertas para los que venían después”, dijo Domínguez Córdova, al recordar los primeros trazos de la Escuela de Ingeniería, hoy convertida en una de las facultades más emblemáticas del sureste mexicano.

 

En la voz de José Francisco Cano resonó también el asombro de saberse pioneros: “Fuimos la primera generación y eso nos marcó para siempre. Aprendimos a resolver con lo poco que teníamos, pero con mucho corazón.

 

El Ing. José Alberto Colmenares Guillén, actual encargado de la Dirección, no dejó pasar la oportunidad de reconocerlos: “Ustedes no son solo parte de la historia, son el cimiento de lo que hoy somos. El legado de la primera generación no se limita a las aulas ni a los planos; se encuentra en cada obra, en cada puente, en cada estudiante que sueña con transformar el mundo.”

 

La Facultad de Ingeniería —la primera en fundarse en Chiapas dentro de un sistema universitario— ha acompañado durante seis décadas los cambios de un estado y de un país. Pero ese día, los reflectores no estuvieron sobre los logros recientes ni sobre la tecnología de punta. Estuvieron sobre las voces pausadas de quienes, sin saberlo, escribieron las primeras líneas de una historia que hoy se sigue construyendo.

 

Al término del encuentro, los egresados recibieron un reconocimiento simbólico y una invitación abierta: escribir sus anécdotas para un futuro libro de memorias. La comunidad universitaria respondió con aplausos. Nadie salió igual después de escucharlos. Porque honrar el pasado también es una forma de construir el futuro.

 

Texto: Claudia I. González Farrera
Edición: Gaceta UNACH

Publicado en Marzo

Mariana Belén Cruz Rodríguez, estudiante de la Licenciatura en Matemáticas Aplicadas en la Facultad de Ciencias, Física y Matemáticas de nuestra universidad.

 

Tal vez la hayas visto en algún video o en redes sociales de nuestra universidad, ella es una talentosa chica cuya historia y espíritu representa muy bien los valores de nuestra casa. Es por eso que en esta ocasión recogemos la visión de Mariana Belén Cruz Rodríguez, estudiante de sexto semestre de la Licenciatura en Matemáticas Aplicadas, quien nos comparte su experiencia en esta disciplina. 

 

¿Por qué decidiste estudiar Matemáticas Aplicadas?


Desde muy pequeña me han gustado muchísimo las matemáticas, así que siempre supe que quería una carrera enfocada en eso. Consideré varias ingenierías, pero la verdad es que ninguna tenía el perfil exacto que me interesaba. Entonces encontré esta licenciatura y vi que la UNACH era la única universidad en la región que ofrecía una carrera con un enfoque tan claro en ciencias exactas. Me di cuenta de que era la mejor opción para lo que estaba buscando.

 

¿Qué te ha gustado más de tu carrera hasta ahora?


Lo que más me encanta es que el enfoque de la carrera no solo se basa en aplicar fórmulas o resolver problemas de manera mecánica. Aquí aprendemos de verdad de dónde vienen las matemáticas, cómo se construyen, se demuestran y cómo podemos desarrollarlas. Nos enseñan a ver un panorama más amplio, a pensar en cómo funcionan las cosas desde una lógica matemática y para qué podemos usar ese conocimiento en la vida real.

 

¿A quién recomendarías esta carrera?

Definitivamente a quienes estén interesados en el área de las matemáticas puras o aplicadas. Esta carrera no solo te da una base muy sólida de conocimientos, sino que te abre muchísimas puertas laborales. Aprender a razonar, a desarrollar pensamiento crítico, a modelar problemas reales, y eso es muy valorado en muchos sectores profesionales hoy en día.

¿Algún mensaje para quienes están eligiendo carrera?

 

Si te gustan los desafíos, si te apasionan los números, si alguna vez te has preguntado por qué las cosas funcionan como lo hacen, entonces esta carrera podría ser para ti. Las matemáticas aplicadas no son difíciles, son para las personas que les gustan los retos. Con pasión y disciplina, todo lo que aprendes aquí se vuelve una herramienta poderosísima para el futuro.

 

Texto: Redacción Gaceta.

Imagen: Vídeo Facebook UNACH

Publicado en Marzo

Desde las montañas de Boyacá, Colombia, hasta las aulas soleadas de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), la trayectoria de Karen Medina, estudiante de noveno semestre de Derecho en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), refleja la fuerza de una vocación y el valor de abrirse al mundo desde el compromiso con la educación.

 

Actualmente, Karen realiza un intercambio académico en la UNACH, como parte del programa de movilidad estudiantil que nuestra universidad impulsa a través de ICETEC y su programa de Expertos Internacionales, en colaboración con la Coordinación General de Relaciones Interinstitucionales de la (CGRI-UNACH) y la Oficina de Relaciones Internacionales de la UPTC. Su paso por México no solo ha enriquecido su formación profesional, sino que le ha permitido experimentar una inmersión cultural y académica que la marcará para siempre.

 

“Principalmente quiero dar las gracias a mi familia por apoyarme desde el primer momento para cumplir este sueño”, expresa con emoción. Y no lo dice a la ligera: llegar a otro país, integrarse a un nuevo sistema educativo y compartir aula con estudiantes de otra cultura exige determinación, sensibilidad y mucha pasión por aprender.

 

El Derecho como puente y herramienta de transformación social ha sido siempre su motor. Desde su casa de estudios en Tunja —la capital boyacense—, hasta los debates jurídicos en Chiapas, Karen ha sabido reconocer que las leyes no son sólo normas, sino instrumentos vivos para mejorar la vida colectiva. En la Facultad de Derecho de la UNACH ha podido contrastar realidades, intercambiar ideas y descubrir puntos de encuentro entre los marcos jurídicos de América Latina, sumando así una perspectiva regional a su formación.

 

“Quiero extenderles la invitación a participar en estos programas de extensión que ofrece nuestra alma máter”, señala convencida de que la internacionalización del conocimiento es una puerta que todos los estudiantes deberían atreverse a abrir.

 

Su experiencia en Chiapas es un testimonio del alcance que tienen las alianzas universitarias bien gestionadas y el potencial transformador que se activa cuando los jóvenes se atreven a salir de su zona de confort para construir redes, aprender de otros contextos y representar con orgullo en escenarios globales.

 

Desde la Gaceta UNACH, celebramos su presencia en nuestras aulas, reconociendo que cada intercambio académico no solo enriquece a quien lo vive, sino también a quienes lo reciben.

 

Texto: Redacción Gaceta / Imagen: Facebook Comunica UNACH

Publicado en Marzo

Martha Patricia Castañeda Salgado, directora académica de la Coordinación para la Igualdad de Género en la UNAM.

 

Cada 8 de marzo, las universidades alzan la voz para reafirmar su compromiso con la igualdad de género, pero el verdadero reto no está en los discursos, sino en las acciones. La realidad nos muestra que aún falta mucho para construir una educación libre de violencia y con equidad real. No basta con protocolos y declaraciones, es necesario que estos se apliquen de manera efectiva y sin simulaciones, destacó la Directora Académica de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, Martha Patricia Castañeda Salgado.

 

En la Jornada 8M: Por los derechos de las niñas y las mujeres, organizada por la UNACH, se puso sobre la mesa la urgencia de erradicar la violencia de género, pero también se habló de algo fundamental: esta violencia no se limita al acoso o al hostigamiento sexual. La violencia en las universidades también es académica, epistémica y estructural, y es necesario reconocerla para poder combatirla.

 

Durante su conferencia magistral, la Dra. Martha Patricia Castañeda Salgado hizo un llamado claro: los protocolos actuales son insuficientes. Aunque han sido un avance, se han centrado en atender casos específicos de acoso y hostigamiento sexual, dejando de lado otras formas de violencia que también afectan gravemente a la comunidad universitaria.

 

Un ejemplo es la violencia académica, que sigue siendo una realidad cotidiana. La descalificación de las estudiantes mujeres, la falta de reconocimiento de sus aportes y la idea de que los hombres tienen mayor relevancia en la academia perpetúan estructuras patriarcales dentro de las universidades. No se trata solo de cambiar normas, sino de transformar la cultura institucional desde sus bases.

 

En su participación, el rector Oswaldo Chacón Rojas fue contundente al afirmar que en la UNACH no habrá impunidad en casos de violencia de género. En su discurso, dejó claro que, aunque los agresores sean amigos, colegas o conocidos, las sanciones se aplicarán conforme a la ley. Este compromiso es clave, pero debe ir acompañado de una implementación efectiva y sin excepciones.

 

Al respecto y como parte de estas medidas, se anunció la creación de un Comité de Cero Tolerancia y un Consejo de Feministas Notables. Son pasos importantes, pero el verdadero reto es que estas iniciativas no se queden en el papel. La simulación no tiene cabida en una lucha tan urgente como esta. La comunidad universitaria necesita ver resultados concretos, no solo buenas intenciones.

 

Otro punto fundamental es el vínculo entre la academia y los movimientos feministas. Como señaló la Dra. Castañeda Salgado, ambos sectores se necesitan mutuamente. Las demandas de las activistas han sido clave para que la academia genere conocimiento sobre la violencia de género, y al mismo tiempo, los estudios académicos fortalecen las luchas feministas con datos y análisis que respaldan sus exigencias.

 

Pero la violencia de género en las universidades no es la única problemática. También existe violencia epistémica, especialmente contra estudiantes indígenas, cuyos conocimientos son descalificados como supersticiones en lugar de ser reconocidos como saberes legítimos. Esta exclusión académica es otra forma de discriminación que debe erradicarse.

 

Al finalizar, Martha Patricia Castañeda Salgado agregó que es importante crear verdaderos espacios de equidad, integrando la perspectiva de género en todos sus ámbitos: desde la gestión institucional hasta los planes de estudio, pasando por los procesos de ingreso, permanencia y egreso. No basta con protocolos de atención, se necesitan políticas de prevención que transformen la cultura universitaria.

 

La UNACH ha dado un paso importante con la iniciativa de creación del Comité de Cero Tolerancia, pero la comunidad universitaria debe estar atenta para que este compromiso se traduzca en acciones reales. La lucha por la igualdad no es solo cuestión de discursos ni de eventos conmemorativos, sino de decisiones firmes que transformen la institución desde sus cimientos. No se trata de aparentar, sino de actuar. La simulación no es opción cuando lo que está en juego es la vida y el derecho de las mujeres y las niñas a vivir sin violencia.

 

Texto y fotos: María del Carmen Nucamendi Estrada

 

Publicado en Marzo