Con el objetivo de abrir las puertas de la literatura a las nuevas generaciones, nuestra universidad ha consolidado un espacio que va mucho más allá de los libros: el Pabellón Infantil de la Feria del Libro. Desde sus inicios, este espacio ha sido un lugar donde las niñas y los niños descubren el poder transformador de la lectura, los talleres de creatividad y el contacto directo con autores e ilustradores. Un sueño que, diez años después, sigue creciendo.
Todo comenzó cuando, en la décima edición de la Feria del Libro, la coordinadora del pabellón, quien venía de colaborar en el programa "Alas y Raíces" de Conaculta, Mar Camacho Morales, fue invitada a impartir talleres para los más pequeños. Así nació una iniciativa que no solo ha perdurado en el tiempo, sino que ha crecido en importancia y alcance. “La idea de coordinar el pabellón surgió casi por casualidad, pero rápidamente me di cuenta de que este espacio era necesario para sembrar la semilla de la lectura en los más pequeños", comenta la coordinadora, quien ha liderado este esfuerzo desde sus inicios.
El Pabellón Infantil ha recorrido diferentes espacios en estos años, desde el lobby del Centro de Convenciones hasta el área climatizada dentro del mismo recinto. Sin embargo, la edición de este año marca un cambio significativo: por primera vez, el pabellón se realiza en la Biblioteca Central Universitaria. Aunque podría parecer inusual realizar actividades infantiles en una biblioteca, este nuevo espacio ha resultado ser perfecto para el crecimiento y expansión del proyecto. “Aquí, los niños pueden bailar, cantar y jugar. Es un lugar amplio y seguro, y ha tenido una excelente acogida por parte de padres, autores y los propios niños”, añade.
Un espacio que siembra el amor por la lectura
El impacto del Pabellón Infantil no se limita a la diversión; también es un punto de partida para introducir a los niños en el mundo de los libros. A través de los talleres y actividades, los pequeños descubren que detrás de los libros hay personas como ellos, que crean mundos y personajes mágicos. La coordinadora lo resume perfectamente: “Los libros son magia porque nos llevan a lugares inimaginables. Y este pabellón es el lugar donde esa magia comienza a florecer en las niñas y los niños”.
Con la participación de instituciones como Coneculta y la colaboración de numerosas escuelas privadas y públicas, el pabellón ha visto crecer su número de visitantes año tras año. Talleristas, maestros y padres de familia se unen a esta iniciativa para hacer de cada edición un verdadero "festival de los libros", donde los niños no solo escuchan historias, sino que las viven.
A lo largo de sus diez años, el Pabellón Infantil ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de los niños y seguir promoviendo la lectura y la creatividad. Hoy, con una visión a largo plazo, la coordinadora sueña con un pabellón más nutrido y con una mayor participación de instituciones que, como en los primeros años, apoyaban con talleres y actividades. “Este año hemos tenido una gran participación, pero queremos seguir creciendo, llegar a más niños y seguir haciendo de este pabellón un lugar donde los libros y la creatividad sean los protagonistas”, concluye.
Con la participación de la estancia infantil y el entusiasmo de talleristas y autores, el Pabellón Infantil sigue consolidándose como un espacio clave en la Feria del Libro de la UNACH. Este esfuerzo por llevar la magia de los libros a los más pequeños es, sin duda, un legado que seguirá inspirando a generaciones futuras.
Texto e imágenes: Claudia González Farrera