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Violencia política y polarización: Un Llamado a Proteger Nuestra Democracia

El pasado 7 de noviembre, nuestra universidad se convirtió en el espacio para la reflexión y el análisis crítico al presentar dos investigaciones que examinan los desafíos más urgentes que enfrenta la democracia mexicana. Con enfoques complementarios, ambas investigaciones ponen sobre la mesa problemáticas que amenazan las bases democráticas del país: la violencia política en razón de género y la polarización electoral.

Por un lado, el estudio “Evolución de la violencia política en razón de género en la región Sur-Sureste”, liderado por el Dr. Omar David Jiménez Ojeda, expone una realidad alarmante: en estados como Chiapas, Campeche y Tabasco, las mujeres no solo enfrentan barreras estructurales para participar en la política, sino también agresiones directas que buscan silenciarlas. Este tipo de violencia refleja patrones culturales profundamente arraigados que no solo vulneran derechos humanos fundamentales, sino que también debilitan la construcción de una democracia inclusiva y representativa.

El estudio emplea una metodología integral que incluye análisis legislativo, histórico y empírico, así como entrevistas y el monitoreo de casos en medios. También examina cómo la diversidad cultural y las dinámicas locales de poder en la región Sur-Sureste intensifican los desafíos para las mujeres en el ámbito político. Más allá de visibilizar el problema, este trabajo ofrece propuestas concretas, como reformas legales y políticas públicas destinadas a garantizar los derechos político-electorales de las mujeres, sentando las bases para una democracia más equitativa.

Por otro lado, el profesor Nicolás Loza Otero, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), presentó el estudio “Integridad, violencia y polarización en las elecciones subnacionales mexicanas de 2024”. Este análisis aborda cómo la polarización política, sumada a la violencia y la desconfianza en los procesos electorales, pone en riesgo no solo la legitimidad de las elecciones locales, sino también la confianza ciudadana en el sistema democrático. La investigación plantea que comprender estos fenómenos desde una perspectiva académica es clave para diseñar estrategias que mitiguen sus efectos y fortalezcan las instituciones electorales y democráticas del país.

Ambos trabajos convergen en un llamado urgente: garantizar espacios seguros para la participación política de las mujeres y procesos electorales confiables no es solo un reto, sino una necesidad para evitar que la democracia se quede atrapada en una fragilidad perpetua. Este recordatorio resalta que la democracia no es un estado fijo, sino una construcción constante que demanda el compromiso activo de todas y todos.

En el marco de su 50 aniversario, nuestra universidad reafirma su compromiso con el pensamiento crítico y la búsqueda de soluciones a los problemas sociales más apremiantes. No obstante, los planteamientos expuestos no deben quedarse únicamente en el ámbito académico. Es esencial que se traduzcan en acciones concretas que involucren a las autoridades, partidos políticos y sociedad civil para construir un sistema político más justo, inclusivo y participativo.

La violencia política de género y la polarización electoral son síntomas de un sistema que requiere transformaciones profundas. Enfrentarlos es una responsabilidad colectiva, porque una democracia sólida no se hereda: se construye día a día, con justicia, equidad y la participación activa de todas las personas comprometidas con el cambio.

 

Texto: Maria del Carmen Nucamendi Estrada Imágenes: DCS/UNACH