Desde las montañas de Boyacá, Colombia, hasta las aulas soleadas de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), la trayectoria de Karen Medina, estudiante de noveno semestre de Derecho en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), refleja la fuerza de una vocación y el valor de abrirse al mundo desde el compromiso con la educación.
Actualmente, Karen realiza un intercambio académico en la UNACH, como parte del programa de movilidad estudiantil que nuestra universidad impulsa a través de ICETEC y su programa de Expertos Internacionales, en colaboración con la Coordinación General de Relaciones Interinstitucionales de la (CGRI-UNACH) y la Oficina de Relaciones Internacionales de la UPTC. Su paso por México no solo ha enriquecido su formación profesional, sino que le ha permitido experimentar una inmersión cultural y académica que la marcará para siempre.
“Principalmente quiero dar las gracias a mi familia por apoyarme desde el primer momento para cumplir este sueño”, expresa con emoción. Y no lo dice a la ligera: llegar a otro país, integrarse a un nuevo sistema educativo y compartir aula con estudiantes de otra cultura exige determinación, sensibilidad y mucha pasión por aprender.
El Derecho como puente y herramienta de transformación social ha sido siempre su motor. Desde su casa de estudios en Tunja —la capital boyacense—, hasta los debates jurídicos en Chiapas, Karen ha sabido reconocer que las leyes no son sólo normas, sino instrumentos vivos para mejorar la vida colectiva. En la Facultad de Derecho de la UNACH ha podido contrastar realidades, intercambiar ideas y descubrir puntos de encuentro entre los marcos jurídicos de América Latina, sumando así una perspectiva regional a su formación.
“Quiero extenderles la invitación a participar en estos programas de extensión que ofrece nuestra alma máter”, señala convencida de que la internacionalización del conocimiento es una puerta que todos los estudiantes deberían atreverse a abrir.
Su experiencia en Chiapas es un testimonio del alcance que tienen las alianzas universitarias bien gestionadas y el potencial transformador que se activa cuando los jóvenes se atreven a salir de su zona de confort para construir redes, aprender de otros contextos y representar con orgullo en escenarios globales.
Desde la Gaceta UNACH, celebramos su presencia en nuestras aulas, reconociendo que cada intercambio académico no solo enriquece a quien lo vive, sino también a quienes lo reciben.
Texto: Redacción Gaceta / Imagen: Facebook Comunica UNACH
Martha Patricia Castañeda Salgado, directora académica de la Coordinación para la Igualdad de Género en la UNAM.
Cada 8 de marzo, las universidades alzan la voz para reafirmar su compromiso con la igualdad de género, pero el verdadero reto no está en los discursos, sino en las acciones. La realidad nos muestra que aún falta mucho para construir una educación libre de violencia y con equidad real. No basta con protocolos y declaraciones, es necesario que estos se apliquen de manera efectiva y sin simulaciones, destacó la Directora Académica de la Coordinación para la Igualdad de Género de la UNAM, Martha Patricia Castañeda Salgado.
En la Jornada 8M: Por los derechos de las niñas y las mujeres, organizada por la UNACH, se puso sobre la mesa la urgencia de erradicar la violencia de género, pero también se habló de algo fundamental: esta violencia no se limita al acoso o al hostigamiento sexual. La violencia en las universidades también es académica, epistémica y estructural, y es necesario reconocerla para poder combatirla.
Durante su conferencia magistral, la Dra. Martha Patricia Castañeda Salgado hizo un llamado claro: los protocolos actuales son insuficientes. Aunque han sido un avance, se han centrado en atender casos específicos de acoso y hostigamiento sexual, dejando de lado otras formas de violencia que también afectan gravemente a la comunidad universitaria.
Un ejemplo es la violencia académica, que sigue siendo una realidad cotidiana. La descalificación de las estudiantes mujeres, la falta de reconocimiento de sus aportes y la idea de que los hombres tienen mayor relevancia en la academia perpetúan estructuras patriarcales dentro de las universidades. No se trata solo de cambiar normas, sino de transformar la cultura institucional desde sus bases.
En su participación, el rector Oswaldo Chacón Rojas fue contundente al afirmar que en la UNACH no habrá impunidad en casos de violencia de género. En su discurso, dejó claro que, aunque los agresores sean amigos, colegas o conocidos, las sanciones se aplicarán conforme a la ley. Este compromiso es clave, pero debe ir acompañado de una implementación efectiva y sin excepciones.
Al respecto y como parte de estas medidas, se anunció la creación de un Comité de Cero Tolerancia y un Consejo de Feministas Notables. Son pasos importantes, pero el verdadero reto es que estas iniciativas no se queden en el papel. La simulación no tiene cabida en una lucha tan urgente como esta. La comunidad universitaria necesita ver resultados concretos, no solo buenas intenciones.
Otro punto fundamental es el vínculo entre la academia y los movimientos feministas. Como señaló la Dra. Castañeda Salgado, ambos sectores se necesitan mutuamente. Las demandas de las activistas han sido clave para que la academia genere conocimiento sobre la violencia de género, y al mismo tiempo, los estudios académicos fortalecen las luchas feministas con datos y análisis que respaldan sus exigencias.
Pero la violencia de género en las universidades no es la única problemática. También existe violencia epistémica, especialmente contra estudiantes indígenas, cuyos conocimientos son descalificados como supersticiones en lugar de ser reconocidos como saberes legítimos. Esta exclusión académica es otra forma de discriminación que debe erradicarse.
Al finalizar, Martha Patricia Castañeda Salgado agregó que es importante crear verdaderos espacios de equidad, integrando la perspectiva de género en todos sus ámbitos: desde la gestión institucional hasta los planes de estudio, pasando por los procesos de ingreso, permanencia y egreso. No basta con protocolos de atención, se necesitan políticas de prevención que transformen la cultura universitaria.
La UNACH ha dado un paso importante con la iniciativa de creación del Comité de Cero Tolerancia, pero la comunidad universitaria debe estar atenta para que este compromiso se traduzca en acciones reales. La lucha por la igualdad no es solo cuestión de discursos ni de eventos conmemorativos, sino de decisiones firmes que transformen la institución desde sus cimientos. No se trata de aparentar, sino de actuar. La simulación no es opción cuando lo que está en juego es la vida y el derecho de las mujeres y las niñas a vivir sin violencia.
Texto y fotos: María del Carmen Nucamendi Estrada