La educación atraviesa una transformación profunda. Al igual que otras áreas del conocimiento, los avances científicos y tecnológicos han obligado a replantear la forma en que enseñamos y aprendemos. En este contexto, la neuroeducación ha emergido como una disciplina clave al combinar descubrimientos en neurociencia con nuevas estrategias pedagógicas, ofreciendo métodos de enseñanza más efectivos, naturales y adaptados a las necesidades individuales de los estudiantes.
El Dr. José Arlés Gómez, académico de la Fundación Juan N. Corpas de Colombia y experto en neuroeducación, destaca que la educación debe evolucionar conforme entendemos mejor el funcionamiento del cerebro. Durante mucho tiempo, los modelos tradicionales de enseñanza han priorizado la dimensión cognitiva del aprendizaje, dejando en un segundo plano factores como las emociones, la motivación y el contexto del estudiante, elementos que juegan un papel fundamental en la adquisición y retención del conocimiento.
La neuroeducación nos invita a repensar la enseñanza desde una perspectiva más integral. Sabemos que el aprendizaje no es un proceso uniforme y que cada persona asimila la información de manera distinta. El ritmo, las emociones y el entorno influyen directamente en la forma en que adquirimos conocimientos. Cuando el aprendizaje se adapta a estos principios, se logra no solo una mejor retención de la información, sino también una experiencia más enriquecedora y menos estresante para el estudiantado. Esto es especialmente relevante en la educación superior, donde la carga académica puede representar un desafío significativo para quienes no cuentan con herramientas adecuadas para procesar y gestionar el conocimiento.
En este proceso de transformación, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un actor clave que está redefiniendo la interacción entre docentes y estudiantes. Su capacidad para personalizar el aprendizaje permite adaptar los contenidos según el estilo y ritmo de cada estudiante, facilitando una experiencia educativa más flexible y accesible.
Las herramientas basadas en IA incluyen asistentes virtuales, plataformas de tutoría automatizadas y sistemas de evaluación inteligente que no solo ayudan a comprender temas complejos, sino que también ofrecen retroalimentación inmediata y alivian la carga administrativa del personal docente. Esto permite que la enseñanza no se limite a la transmisión unidireccional de conocimiento, sino que fomente la reflexión crítica y la participación activa del alumnado.
Sin embargo, la incorporación de la IA en la educación no está exenta de desafíos. Para algunos docentes, su uso representa una amenaza en lugar de una oportunidad. Este temor, en gran medida, surge de la falta de conocimiento sobre cómo utilizar estas herramientas de manera efectiva. Superar esta resistencia implica capacitación continua y la creación de espacios de diálogo donde se desmitifiquen sus usos y se demuestre su potencial para fortalecer el trabajo docente en lugar de sustituirlo.
En definitiva, la combinación de neuroeducación e inteligencia artificial tiene el potencial de revolucionar la educación superior, haciéndola más inclusiva, efectiva y alineada con las demandas del mundo contemporáneo. No obstante, su éxito dependerá de la formación docente, la implementación de políticas educativas innovadoras y la disposición de las instituciones para adoptar cambios que beneficien tanto a estudiantes como a profesores. La educación del futuro no solo debe centrarse en el contenido, sino en cómo aprendemos y en cómo aprovechar la tecnología para potenciar el aprendizaje y la construcción del conocimiento.
Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada
Fotos: internet