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Mostrando artículos por etiqueta: Cultura

Con el objetivo de abrir las puertas de la literatura a las nuevas generaciones, nuestra universidad ha consolidado un espacio que va mucho más allá de los libros: el Pabellón Infantil de la Feria del Libro. Desde sus inicios, este espacio ha sido un lugar donde las niñas y los niños descubren el poder transformador de la lectura, los talleres de creatividad y el contacto directo con autores e ilustradores. Un sueño que, diez años después, sigue creciendo.

Todo comenzó cuando, en la décima edición de la Feria del Libro, la coordinadora del pabellón, quien venía de colaborar en el programa "Alas y Raíces" de Conaculta, Mar Camacho Morales,  fue invitada a impartir talleres para los más pequeños. Así nació una iniciativa que no solo ha perdurado en el tiempo, sino que ha crecido en importancia y alcance. “La idea de coordinar el pabellón surgió casi por casualidad, pero rápidamente me di cuenta de que este espacio era necesario para sembrar la semilla de la lectura en los más pequeños", comenta la coordinadora, quien ha liderado este esfuerzo desde sus inicios.

El Pabellón Infantil ha recorrido diferentes espacios en estos años, desde el lobby del Centro de Convenciones hasta el área climatizada dentro del mismo recinto. Sin embargo, la edición de este año marca un cambio significativo: por primera vez, el pabellón se realiza en la Biblioteca Central Universitaria. Aunque podría parecer inusual realizar actividades infantiles en una biblioteca, este nuevo espacio ha resultado ser perfecto para el crecimiento y expansión del proyecto. “Aquí, los niños pueden bailar, cantar y jugar. Es un lugar amplio y seguro, y ha tenido una excelente acogida por parte de padres, autores y los propios niños”, añade.

Un espacio que siembra el amor por la lectura

El impacto del Pabellón Infantil no se limita a la diversión; también es un punto de partida para introducir a los niños en el mundo de los libros. A través de los talleres y actividades, los pequeños descubren que detrás de los libros hay personas como ellos, que crean mundos y personajes mágicos. La coordinadora lo resume perfectamente: “Los libros son magia porque nos llevan a lugares inimaginables. Y este pabellón es el lugar donde esa magia comienza a florecer en las niñas y los niños”.

Con la participación de instituciones como Coneculta y la colaboración de numerosas escuelas privadas y públicas, el pabellón ha visto crecer su número de visitantes año tras año. Talleristas, maestros y padres de familia se unen a esta iniciativa para hacer de cada edición un verdadero "festival de los libros", donde los niños no solo escuchan historias, sino que las viven.

A lo largo de sus diez años, el Pabellón Infantil ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de los niños y seguir promoviendo la lectura y la creatividad. Hoy, con una visión a largo plazo, la coordinadora sueña con un pabellón más nutrido y con una mayor participación de instituciones que, como en los primeros años, apoyaban con talleres y actividades. “Este año hemos tenido una gran participación, pero queremos seguir creciendo, llegar a más niños y seguir haciendo de este pabellón un lugar donde los libros y la creatividad sean los protagonistas”, concluye.

Con la participación de la estancia infantil y el entusiasmo de talleristas y autores, el Pabellón Infantil sigue consolidándose como un espacio clave en la Feria del Libro de la UNACH. Este esfuerzo por llevar la magia de los libros a los más pequeños es, sin duda, un legado que seguirá inspirando a generaciones futuras.

 

Texto e imágenes: Claudia González Farrera

Publicado en Octubre

Presentación por la Dra. María Eugenia Culebro Mandujano, secretaria general de la Universidad Autónoma de Chiapas con motivo a la participación del Antropólogo Andrés Fábregas Puig invitado especial a la 11 Feria Internacional del Libro UNACH 2024.

Muy buenas noches para todas y para todos. Agradecemos a la audiencia de este espacio "Diálogos del Foro" si son tan gentiles de ocupar sus lugares para que podamos iniciar con la conferencia magistral que tenemos programada.

Muchas gracias. Sea usted bienvenido, estimado doctor Andrés Fábregas Puig.

Sean todas y todos bienvenidos a esta actividad de la Feria Internacional del Libro 2024, con la que cerramos este maravilloso recinto que ha dado pie a tantos espacios intelectuales y académicos a lo largo de esta semana de feria. Quiero primeramente agradecer al doctor Carlos Natarén Andaya, nuestro Rector, por la posibilidad de que todas y todos podamos disfrutar de esta Feria Internacional del Libro. De igual manera, agradezco profundamente el honor de presentar a un gran personaje, un gran chiapaneco, antropólogo, intelectual, pero sobre todo una maravillosa persona, un extraordinario ser humano a quien he tenido la oportunidad de conocer a través de nuestros amigos María Luisa Trejo y José Luis Ruiz Abreu.

No solo es grande en cuanto a sus aportaciones a la antropología y a las ideas, sino también a su calidad de persona. Teniendo a un personaje como el doctor Fábregas Puig, me parece que nos quedaríamos cortos simplemente dándole lectura a una semblanza curricular. Así que para esta noche, me he permitido hacer un resumen de la laudatio que presentó la doctora Victoria Novelo. Ella ofreció una semblanza muy bonita del doctor Fábregas Puig que podemos consultar todos. Simplemente he actualizado algunos datos de cuando el doctor Fábregas Puig recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, así que voy a compartir con ustedes algunos extractos de la doctora Vicky Novelo.

Ella narra cómo se conocieron en 1967, cuando el doctor Fábregas Puig era presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México. Desde aquella época lo describe con grandes cualidades de organizador, orador, analista y líder. Desde entonces, ambos iniciaban un camino que tenía la justicia como meta de un proceso de transformación social, que no sabíamos cómo iba a pasar, pero que tenía que suceder.

Su prolífica trayectoria académica se ha traducido, además de en múltiples reconocimientos, en la publicación de investigaciones originales que han contribuido grandemente a la Antropología de México. Dice además que su labor inspira admiración y hasta el enamoramiento intelectual de sus legiones de alumnos. En su extenso currículum académico figura su participación como docente en más de una decena de instituciones de México, además de Ecuador, Costa Rica y España. La doctora Novelo escribió: “Andrés, además de ser un estupendo maestro, es un abanderado convencido del trabajo de campo, no solamente como método de aproximación al estudio de situaciones sociales, sino como la única posibilidad de encuentro con la realidad desconocida”. A sus estudiantes los ha guiado en este camino, mostrándoles cómo ver, cómo fijarse en lo que sucede a su alrededor y aprender a percibir lo que está más allá de la vista. Es decir, cómo transitar por el camino de la observación antropológica, que escudriña, pregunta y relaciona.

El doctor Fábregas Puig cuenta con una enorme experiencia administrativa por su desempeño en cargos de dirección en instituciones, departamentos y centros de docencia e investigación que ha ayudado a crear y consolidar. Participó en la fundación del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, institución antecesora del CIESAS. Fue parte del grupo fundador del Colegio de Antropólogos Sociales, del que fue su primer presidente y Consejo Directivo. Fundó el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, y dirigió el proyecto de investigación sobre la frontera sur de México, que contribuyó a la elaboración de políticas públicas en los planes generales de gobierno, tanto de Chiapas como de la República. Fundó el CIESAS del Sureste, germen de la creación del CIESAS Peninsular en Chiapas, y además fue responsable de la reestructuración del Instituto Chiapaneco de Cultura. Fundó y fue el primer rector de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y la Universidad Intercultural de Chiapas, ubicada en San Cristóbal de las Casas.

Entre algunas de las distinciones que ha recibido se encuentran la mención de honor en el Quincuagésimo Cuarto Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Viena, Austria. En febrero de 2014, recibió un homenaje del CESMECA, donde se puso su nombre al Centro de Información y Documentación. En marzo de 2014, recibió la Medalla Francisco Tenamaxtle que otorga la Universidad de Guadalajara. En el año 2015 recibió el Premio Chiapas y el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. En el 2022 fue galardonado con el Premio Latinoamericano y del Caribe en Ciencias Sociales, otorgado por el Consejo Latinoamericano en Ciencias Sociales (CLACSO).

Para quienes conocen su biografía, sabrán que es especialista en análisis antropológicos de la región, combinando la etnohistoria con la antropología social. Entre sus aportaciones destacan los estudios comparativos en la Sierra de Ávila y los Altos de Jalisco. Son importantes sus reflexiones teóricas sobre la antropología, la cual analiza a partir de sus orígenes y desarrollos de concepciones humanistas. También destaca su deuda con la antropología crítica de Karl Marx, que ve al trabajo como fuerza motriz e historia. Además, destaca su traducción del ensayo de Marx y su enfoque en el pensamiento de Lawrence Krader, a quien incluye en su antropología crítica.

También es destacable su libro "Los años estudiantiles". La doctora Vicky Novelo lo describe como una autobiografía provocadora, una etnografía que muestra cómo fue construyéndose como antropólogo, entre contextos sociales, personales y del ambiente académico de su tiempo.

Otro de sus trabajos versa sobre descripciones y análisis del trabajo artesanal chiapaneco, el cual aborda con seriedad científica, envuelto en un fuerte sentimiento de admiración y orgullo. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran "El indigenismo en América Latina" publicado por El Colegio de México en 2021 y "Chiapas".

Otra faceta de nuestro conferencista es su dedicación a los trabajos de solidaridad con las luchas de Centroamérica, especialmente en Nicaragua y El Salvador. También participó en las primeras pláticas de paz posteriores al levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994.

La doctora Vicky Novelo lo describe así: “Andrés Fábregas Puig no es solo un intelectual destacado, dedicado y fructífero; es también esposo, hijo, nieto, amigo, viajero, amante del buen comer y del buen beber, aficionado al cine y a la música, además de empedernido lector y extraordinario conversador. En algún momento, fue también extra de cine”.

Durante una entrevista en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en marzo de 2015, el Dr. Fábregas Puig explicó: “En México, hemos desarrollado una antropología preocupada por los problemas del país. Para el antropólogo mexicano, ‘el otro’ es un reflejo de la variedad en la que uno está contextualizado. El concepto del otro es un resultado de las antropologías colonialistas que vieron en los pueblos dominados a una cultura extraña, pero nosotros estudiamos a nosotros mismos, ya sea en un estadio de fútbol, en una comunidad campesina o en un poblado totonaco. En todos los casos, terminamos haciendo referencia al país y su compleja problemática”.

Esto es solo una parte de la trayectoria de nuestro conferencista magistral. Sean todas y todos bienvenidos a esta conferencia denominada “La importancia del libro en el mundo contemporáneo”. Muchas gracias, doctor Fábregas.

Muy generosa, gracias. Pues muchas gracias a nuestra Secretaria General de la Universidad Autónoma de Chiapas, María Eugenia Culebro, por tan generosa visión, sin duda, provocada por el afecto. Muchas gracias.

También agradezco al rector de la universidad, el doctor Carlos Natarén, por la invitación que me hizo, y a mi amigo de muchos años, aunque él es muy joven y no tiene la edad que yo, José Luis Ruiz Abreu, quien ha sido el que ha llevado el peso de la organización de la feria. Muchas gracias también por haberme invitado. Cuando me invitaron a escribir sobre la importancia del libro en el mundo contemporáneo, la verdad es que tuve un ataque de nostalgia.

Dije, bueno, voy a hacer un texto memorioso y quizás varios de los que asistan se verán reflejados en lo que voy a ir mencionando.

Entonces comienzo. En la Tuxtla Gutiérrez de mediados del siglo XX –y esto que voy a decir ocurría en las principales ciudades del estado– se leía desde la escuela hasta los hogares. Aprendíamos la historia de Chiapas, por ejemplo, leyendo “Los cuentos del abuelo” escrito por don Ángel M. Corzo, un libro que recuperaba en sus páginas no solo el devenir del pueblo, sino la añeja tradición chiapaneca de la conversación, que tiene una repercusión tan amplia en nuestra tierra.

Varios de los libros que mencionaré en esta ocasión se adquirían en la propia librería que fue de mi abuelo y que llevaba el nombre de “El Progreso” porque es el nombre del puerto mexicano a donde desembarcó don Antonio Puig Pascual en 1902 para nunca más regresar a Cataluña, sino quedarse a vivir en Chiapas. El otro día que pasaba por el centro, vi que ya no existe la librería, y sentí otro ataque de nostalgia al ver cómo va transformándose una ciudad en la que uno nació y cómo va volviéndose uno extraño al desaparecer los contextos en los que vivió la niñez y la adolescencia.

Otra de las librerías de aquellos días en donde encontrábamos los libros era “La Ilustración”. Así, leíamos desde la escuela primaria –como en mi caso un libro que me regaló mi madre–, y que leíamos mucho, llamado “Corazón: diario de un niño” de Amicis.

Por supuesto, también las novelas de Alejandro Dumas, y entre las más conocidas, “Los tres mosqueteros”. Estas novelas de capa y espada, ambientadas en la Europa de los siglos XVII y XVIII, despertaban nuestra imaginación y nos hacían desear siempre el triunfo del bien. Los tres mosqueteros, llamados Athos, Porthos y Aramis, servían a la reina, mientras que el protagonista principal, el joven gascón D’Artagnan, pertenecía a la guardia del Rey.

La historia de estos amigos entrañables continúa en las novelas tituladas “Veinte años después” y “El conde de Bragelonne”. Alejandro Dumas escribió mucho y sigue siendo una lectura apasionante, sobre todo cuando se es joven.

Y qué decir de Jules Gabriel Verne, mejor conocido como Julio Verne, tan célebre por novelas como “La vuelta al mundo en 80 días”, que además de profetizar la importancia del transporte aéreo, nos enseñaba geografía mundial. Parecía que cuando uno leía este gran libro de Julio Verne, uno se sentía como un pájaro volando y viendo los territorios por los que se pasaba.

O esa espléndida novela que se llama “De la Tierra a la Luna”, con la que Julio Verne, en pleno siglo XIX, anunciaba la era espacial que aún vivimos. Y qué decir de sus otras obras, como “Viaje al centro de la Tierra”, “Los hijos del capitán Grant”, “El correo del Zar”, etcétera. Leyendo a autores como Alejandro Dumas o Julio Verne, completábamos lo que aprendíamos en las aulas, además de dar vuelo a la imaginación y vivir, en nuestros poblados y ciudades chiapanecas, aventuras insospechadas.

Mientras escribía este texto, recordé de nuevo que mi madre, doña Carmen Puig de Fábregas, me regaló la colección completa de “Los Pardaillán” de Michel Zévaco, obra que abarca 24 volúmenes y describe la historia de Francia entre 1553 y 1616 a través de una asombrosa narrativa que muestra, además, las virtudes y debilidades de los seres humanos.

Pero sin duda, el autor que más me impresionó en aquellos días de adolescencia y juventud fue Emilio Carlo Giuseppe María Salgari, un marino nacido en Verona, Italia, en 1862 y fallecido en Turín en 1911, justo en plena Revolución Mexicana. Leyendo a Emilio Salgari, viajaba a los mares de Malasia, al Océano Pacífico, al Mar Caribe, a las selvas de la India, a los desiertos africanos, a los paisajes de Australia, al Ártico norte y sur, e incluso al oeste norteamericano. Este prolífico autor, Emilio Salgari, me identificó con el ser marinero, el gusto de viajar para conocer mundo.

Por supuesto, también me despertó la imaginación y mi vocación por la antropología. ¿Cómo no recordar a personajes como Sandokán, el tigre de la Malasia, que junto con su inseparable amigo portugués Yáñez asaltaban los barcos que transportaban el producto del saqueo colonial?

¿Cómo olvidarse de “La capitana del Yucatán”, novela que narra las vicisitudes, virtudes y heroísmo de una mujer singular, adelantándose años al feminismo actual? La capitana del Yucatán es una patriota que lucha por la libertad de Cuba en años en que a la Isla Bella se la disputaban los españoles y los norteamericanos.

La capitana del Yucatán es una mujer cubano-mexicana que conduce un barco de la más avanzada tecnología de su época, 1868, cargado de armas para los patriotas cubanos en combate contra la colonia. El texto nos lleva por las aguas del Mar Caribe, que otrora fuera cruzado por piratas, quienes, con sus acciones, debilitaban a los imperios de la época bajo la máxima de “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años –o pueden ser mil– de perdón”.

Todas estas novelas y otras más que no he mencionado ejercieron una notable influencia en millones de jóvenes que las leíamos en una época en la que la lectura era un hábito difundido mundialmente, mucho antes del auge de la televisión, el internet, las computadoras y los teléfonos celulares. Tuve la suerte de que en mi casa mis padres fueran lectores. Aún recuerdo a mi madre leyendo y comentando “Los Pardaillán” o “El conde de Montecristo”. También recuerdo a mis padres devorando novelas policiacas escritas por Agatha Christie, Arthur Conan Doyle y Rex Stout, por mencionar algunos. Para mi generación, fue vital la narrativa, como ejemplifican las menciones anteriores.

No puedo dejar de mencionar que escuché “El Quijote de la Mancha” de labios de Don Lindo Oliva, abuelo del poeta Óscar Oliva, quien solía descansar en una hamaca en el patio del negocio de su hijo, Óscar, en la famosa cantina llamada “La Estación” o “El Ateneo”. Años después, tras escuchar El Quijote, lo leí mientras recordaba que don Lindo Oliva decía que ese libro lo tenía todo, que encerraba al mundo, planteaba las virtudes y debilidades humanas, y que leyéndolo uno se quedaba satisfecho, contento con uno mismo. No dejo de mencionar la importancia de los llamados cómics o cuentos que adquiríamos en el quiosco de Don Arturo Ramos, llamado “El Correíto”.

Don Arturo nos despachaba los cuentos recién llegados: El Llanero Solitario, La Mujer Maravilla, Mandrake el Mago, Hopalong Cassidy, Roy Rogers, Superman, Shano, y hasta Memín Pinguín. Incluso llegaba también “La Familia Burrón”, una sociología extraordinaria de la añorada Ciudad de México. Actualmente, una colección de cualquiera de estos cómics tiene un gran valor.

Pero también leíamos a autores mexicanos, como Juan Rulfo, a quien recuerdo vívidamente pronunciando una inolvidable conferencia en el Paraninfo del legendario ECACH en Tuxtla Gutiérrez, allá por el año de 1962. Su gran novela “Pedro Páramo” sigue estudiándose en departamentos y escuelas universitarias alrededor del mundo como un clásico de las letras en lengua castellana. Qué importante fue también en la formación intelectual de los jóvenes mexicanos de esa primera mitad del siglo XX y principios de la segunda, la obra de Octavio Paz, “El laberinto de la soledad”, o de Carlos Fuentes, con títulos como “Aura”, “La muerte de Artemio Cruz” o “La región más transparente”.

No podemos omitir a José Emilio Pacheco, con su libro “Las batallas en el desierto”. Tuve el gusto de escucharlo en San Cristóbal, invitado por la Universidad Intercultural de Chiapas en 2009. Recuerdo que su esposa, Cristina Pacheco, me llamó para decirme: “Andrés, se le olvidó a mi marido llevar un suéter, no dejes que vaya sin suéter a la conferencia”. Le respondí que no se preocupara, que le íbamos a prestar uno. Le presté un suéter mío y tengo el honor de que se lo llevó y nunca me lo devolvió.

Por supuesto, no puede dejarse de mencionar a Fernando del Paso y su libro “Noticias del Imperio”, o a Ángeles Mastretta con “Arráncame la vida”, o a Laura Esquivel con “Como agua para chocolate”. Con Carlos Monsiváis, el ensayo y la literatura alcanzaron niveles complejos en México, además de que dicho escritor llegó a tener una notable presencia en la vida nacional. Asimismo, en el ámbito de la llamada novela negra, una suerte de subgénero de la novela policiaca, Gerardo Cornejo, quien además era mi colega antropólogo, destacó con su libro “Justo el Justiciero”, al que siguió Elmer Mendoza con sus “Balas de plata”, que narran las aventuras de la gente Édgar “El Zurdo” Mendieta, un policía bastante desquiciado.

En el terreno de la literatura no podemos obviar a los escritores y escritoras de Chiapas que hoy son considerados clásicos, como Flavio Paniagua y entre quienes ya no están entre nosotros, menciona la importancia de la novela de Saúl López de la Torre, “La casa de bambú”, escrita y publicada en 2011, que narra las vicisitudes de las luchas armadas en México y que fue presentada en este mismo lugar por Saúl en una noche también inolvidable. Saúl López de la Torre fue un eficaz colaborador en el Instituto Chiapaneco de Cultura y lo recordamos muchos con mucho afecto.

En la poesía, que en Chiapas ha tenido siempre un buen número de lectoras y lectores, la lista es larga. Por supuesto, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Juan Bañuelos y nuestro poeta mayor Óscar Oliva, a quien menciono porque fue recientemente reconocido con el Premio Nacional de Artes en Lingüística y Literatura. Recomiendo mucho su poemario titulado “Escrito en Tuxtla”.

Además, hoy existen poetas jóvenes en Chiapas, así como otros ya consagrados, de gran calibre. Dejo en el tintero muchos nombres, soy consciente de ello, para que los interesados se aboquen a encontrarlos en los anaqueles especializados de las librerías de Chiapas.

Permítanme que mencione mi recuerdo del gran poeta español republicano que encontró cobijo en México, Pedro Garfias, quien en una tarde memorable del Tuxtla de los años 1950 ofreció un hermoso recital en los locales de lo que fue el Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas. Aún lo recuerdo de pie diciendo: “España, que perdimos, no nos pierdas. Guárdanos en tu frente derrumbada. Conserva en tu costado el hueco vivo de nuestra ausencia amarga, que un día volveremos, más veloces, sobre la densa y poderosa espalda de este mar, con los brazos ondeantes y el latido del mar en la garganta”.

Y ahora que se cumplen 56 años de la masacre de Tlatelolco, declarada por la presidenta Claudia Sheinbaum como un crimen de lesa humanidad perpetrado por el Estado Nacional Mexicano, recordemos los versos de Rosario Castellanos, quien en ese poema extraordinario llamado “Memorial de Tlatelolco” escribe: “La oscuridad engendra la violencia y la violencia pide oscuridad para cuajar el crimen. Por eso el 2 de octubre aguardó hasta la noche para que nadie viera la mano que empuñaba el arma, sino solo su efecto de relámpago”. No me queda duda de que “Memorial de Tlatelolco” es uno de los grandes poemas que se han escrito en México y que puede leerse en las antologías dedicadas a Rosario Castellanos.

En un homenaje a los republicanos españoles que llegaron a Chiapas, Rosario Castellanos dedicó al maestro Andrés Fábregas Roca su soneto “Del emigrado”. Me permito leerlo:
“Cataluña ladera y labradora, / viñedo y olivar, almendra pura, / patria rememorada, arquitectura / ciudad junto a la mar historiadora. / Ola de la pasión descubridor, / ola de la sirena y la aventura / Mediterráneo dio tu singladura / la nave del destierro con su proa. / Emigrado, La Ceiba de los mayas / te dio su sombra grande y generosa / cuando buscaste arrimo entre sus playas / y al llegar a la mesa del consejo / nos diste el sabor noble de tu prosa, / de sal latina y óleo y vino añejo”.

Díganme si no es para emocionarse. Estos versos de esa gran mujer que fue Rosario Castellanos, quien tuvo una vida no muy feliz.

Dije antes que leíamos desde la escuela, y así era. Recuerdo que en tercero de secundaria, en el CACH, tuvimos un curso de literatura con el profesor Agripino Gutiérrez, quien nos descubrió nada menos que el Siglo de Oro español, ubicado entre 1492 y 1659. Gracias a ese curso, conocimos las obras de Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Santa Teresa de Jesús y Tirso de Molina. Asimismo, nos introdujimos al romanticismo, leyendo a José de Espronceda, lo cual nos permitió descubrir los libros de Víctor Hugo, Gustavo Adolfo Bécquer, Marie Shelley, Rosalía de Castro, Carolina Coronado, Oscar Wilde, Rubén Darío, y muchos más.

Recuerdo que en esa misma clase con el profesor Agripino Gutiérrez, me tocó pasar al frente y leer en voz alta “La Celestina” de Fernando de Rojas. A otro compañero, cuya identidad mi memoria ya no recuerda, le tocó leer “El diablo cojuelo” de Luis Vélez de Guevara, que me impresionó tanto que lo leí también por mi cuenta.

Pero me dirán ustedes, y con justa razón, que hasta ahora he mencionado solamente narrativa y poesía. He hecho esto porque esos son los textos con los que aprendíamos a leer en mis años de juventud en Tuxtla Gutiérrez, y que fungían como un cincel que iba labrando nuestra identidad. No obstante, no puedo dejar de mencionar la importancia de los libros producidos por las ciencias sociales, empezando por los clásicos.

Para los jóvenes de hoy que se interesan por las ciencias sociales, es imprescindible leer a los llamados clásicos, debido a que sus textos son atemporales y siguen vigentes al paso de los años. En ciencias sociales, por ejemplo, es lectura obligada “El Capital” de Karl Marx, publicado en 1867, porque es el texto teórico que describe y discute la economía política capitalista que aún domina el mundo. Si “El Capital” puede ser una primera lectura difícil, sugiero su “Introducción a la crítica de la economía política”.

Seguiría Max Weber, con “Economía y sociedad” publicado en 1922, además de ese extraordinario texto de Weber titulado “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, un análisis de la relación entre ideología religiosa y economía política. Este texto de Weber nos despierta la reflexión sobre el mundo actual, especialmente en un contexto como el de hoy, con la guerra entre Israel y el mundo musulmán, y la destrucción de Gaza que podemos ver, quizá con indiferencia, a través de las pantallas de televisión o del celular.

No puede faltar en esta mención de los clásicos en ciencias sociales los textos de Émile Durkheim, el fundador de la sociología como disciplina universitaria. Los textos de Durkheim lograron establecer el hecho social como un objeto de análisis científico bajo el diseño de reglas del método en libros básicos como “Las reglas del método sociológico”, publicado en 1895, “La división del trabajo social” de 1893, y su obra fundamental sobre el suicidio publicada en 1897.

Menciono también al ingeniero y sociólogo italiano Vilfredo Pareto, un tanto olvidado por su relación con el dictador fascista Benito Mussolini, quien introdujo el concepto de “élite”. El concepto de élite de Pareto sigue siendo útil en el estudio de las sociedades desiguales como las que vivimos. Este concepto es parte de su compendio de “Sociología General” de 1920, en el cual además realizó una interesante reflexión sobre el gobierno de Porfirio Díaz, una obra que se conoce muy poco en nuestro país.

Otro de los textos que recomiendo es “La interpretación de los sueños” de Sigmund Freud, publicado en 1900, texto fundamental de la obra psicoanalítica. La gran contribución de Freud al pensamiento contemporáneo es el descubrimiento de la fuerza motriz del inconsciente. Aunque muchos sectores de las ciencias sociales actuales rechazan el psicoanálisis, los conceptos freudianos del inconsciente, la libido, la pulsión de vida, la pulsión de muerte, el complejo de Edipo y otros más, nos permiten acercarnos a una interpretación profunda de los seres humanos en lo individual y en lo colectivo.

Igualmente, hay que mencionar a Claude Lévi-Strauss, padre del estructuralismo, que tanta influencia tuvo en las ciencias sociales de México, especialmente en la antropología de los años 1970. La obra de Lévi-Strauss “Las estructuras elementales del parentesco”, de 1949, se sigue leyendo en las aulas de antropología de las universidades públicas de México. De Claude Lévi-Strauss recomiendo también “Tristes Trópicos”, de 1955, un libro en donde el autor nos relata sus experiencias como etnógrafo en el Brasil.

No puede faltar la lectura de Michel Foucault y sus textos fundamentales como “La arqueología del saber”, “Vigilar y castigar” y “La historia de la sexualidad”. No conozco a un solo profesional de las ciencias sociales y humanidades en el mundo contemporáneo que no haya leído a Foucault.

Podemos agregar también la obra de Pierre Bourdieu y su famosa “La distinción”, publicada en 1979, que sigue teniendo una influencia notable en los estudios de sociología de la educación. Menciono también al sociólogo polaco Zygmunt Bauman, con su concepto de “modernidad líquida”, tan útil para entender la llamada “posmodernidad” en que vivimos. Zygmunt Bauman también nos describe el nuevo concepto de “retropolítica” en su libro “La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos” de 2014, un texto de gran utilidad para los estudios políticos de la actualidad.

La lista de autores y textos de ciencias sociales y humanidades sería infinita, pero me atrevo a mencionar finalmente a Norbert Elias y su obra clásica “El proceso de la civilización”, escrita en 1939. Esta obra nos permite entender el proceso que lleva a la transformación del comportamiento humano, de la llamada barbarie a la llamada civilización, y sigue vigente como un manual sobre el comportamiento humano contemporáneo.

Me permito también mencionar algunos títulos más contemporáneos, sobre todo en el ámbito de la antropología y la sociología. Entre ellos está la obra de Clifford Geertz, quien con “La interpretación de las culturas” de 1973 contribuyó a una visión renovada del análisis antropológico a través del concepto de “descripción densa”. Esta obra sigue siendo de lectura obligada en las escuelas de ciencias sociales.

Asimismo, está el libro “La sociedad del riesgo” del alemán Ulrich Beck, publicado en 1986, que ofrece una reflexión importante sobre los peligros que acarrea el desarrollo de la sociedad industrial moderna, y cómo esos riesgos afectan a los sectores más vulnerables. También de lectura obligada en estos días es “El planeta de los estúpidos”, de Juan Carlos Cubeiro, una ácida crítica a la superficialidad y a la falta de profundidad en los análisis contemporáneos, sobre todo en el ámbito empresarial.

Quiero recordar en este momento a algunos pensadores latinoamericanos que también tienen una presencia significativa en las ciencias sociales. Pienso en Eduardo Galeano y su libro “Las venas abiertas de América Latina”, que muestra una visión crítica de la historia de la explotación colonial y neocolonial en nuestra región. También al colombiano Orlando Fals Borda, con su teoría de la “investigación-acción participativa”, que busca una metodología de investigación vinculada a las luchas sociales. Y, por supuesto, al brasileño Paulo Freire, con su libro “Pedagogía del oprimido”, obra que sigue siendo un referente en los estudios sobre educación y cambio social.

Otro libro que quiero recomendar, aunque no pertenece estrictamente a las ciencias sociales, es “La sociedad del espectáculo” de Guy Debord, publicado en 1967, una obra que realiza una crítica profunda a la sociedad de consumo y a los medios de comunicación, anticipando muchos de los problemas que hoy enfrentamos en la era digital.

Así, con esta lista de autores y obras, se vislumbra la importancia del libro como vehículo de ideas, como transmisor de conocimientos y como herramienta fundamental para la reflexión crítica en el mundo contemporáneo. Las y los invito a que lean y se acerquen a estos textos, ya que todos ellos, desde distintas perspectivas y disciplinas, nos ofrecen valiosas lecciones sobre el ser humano, la sociedad y la cultura.

Para finalizar, quiero expresar mi agradecimiento a la Universidad Autónoma de Chiapas, a su Rector y a todas las personas involucradas en la organización de esta feria. Es una muestra del compromiso que la universidad tiene con la cultura y la educación, elementos fundamentales para el desarrollo de nuestro país. Muchas gracias por su atención y muy buenas noches.




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En la “Hora Geek”, una serie de conferencias y talleres en marco a la FILUNACH 2024 se logró reunir a figuras destacadas del ámbito digital, la ilustración y el entretenimiento. Este evento, que tuvo como lema “Conectando ideas, impulsando el mañana”, incluyó actividades diarias enfocadas en la innovación, el arte y la tecnología.

Iniciando con innovación digital: Rudy Laddaga El 14 de octubre, el reconocido innovador digital Rudy Laddaga fue el encargado de abrir el programa de Hora Geek. Con una trayectoria destacada en la creación de soluciones tecnológicas, Laddaga compartió sus experiencias y conocimientos sobre cómo las herramientas digitales pueden revolucionar diversas áreas, desde la educación hasta el emprendimiento. Su intervención fue una fuente de inspiración para aquellos interesados en la transformación digital.

René Córdova: Ilustración con corazón El 15 de octubre, los talentosos ilustradores René y Renata Córdova capturaron la atención del público con su arte dinámico y expresivo. Los hermanos Córdova ofrecieron una conferencia llena de anécdotas sobre su carrera en el mundo de la ilustración, además de consejos para quienes buscan hacer del dibujo una profesión. Su estilo único y su capacidad para contar historias visuales resultaron en uno de los momentos más memorables de la feria.

El mundo del streaming con Feryfer El 16 de octubre fue el turno de Feryfer, una destacada streamer que ha ganado popularidad por su carisma y cercanía con sus seguidores. Feryfer compartió su experiencia en el mundo del streaming, una de las plataformas más importantes del entretenimiento actual. En su charla, abordó temas como la creación de contenido, la interacción con la comunidad y los desafíos de ser una figura pública en las redes sociales.

Luis Rabelo y el futuro aeroespacial La feria cerró con broche de oro el 18 de octubre con la conferencia de Luis Rabelo, un experto en aeronáutica y aeroespacial, quien destacó la importancia de la tecnología avanzada en la exploración espacial. Rabelo inspiró a los estudiantes y asistentes al resaltar los logros recientes en la industria aeroespacial y cómo el conocimiento en esta área puede abrir oportunidades para los jóvenes universitarios.

Un espacio para el futuro creativo Durante toda la feria, la Hora Geek proporcionó un espacio interactivo donde los estudiantes y participantes pudieron explorar nuevas formas de creatividad, tecnología y desarrollo profesional. La mezcla de arte, tecnología y cultura hizo de este evento una experiencia enriquecedora y diversa.

La 11ª Feria Internacional del Libro UNACH 2024 se consolida como un espacio de encuentro para el conocimiento y la innovación, invitando a los jóvenes a ser parte del cambio y a explorar nuevas fronteras en el ámbito digital y artístico.

Este evento también contó con la participación especial de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas de Colombia, lo que reafirma la colaboración internacional y el intercambio de ideas en este tipo de encuentros culturales.

Texto e imágenes: Claudia González Farrera

Publicado en Octubre

La 11ª Feria Internacional del Libro UNACH 2024 se engalanó con una serie de actividades que promovieron la reflexión no sólo en torno a las letras, sino también al séptimo arte. Dentro de su nutrida programación, destacó el espacio dedicado al cine-debate, un foro en el que se proyectaron películas y cortometrajes seleccionados con el objetivo de fomentar el análisis crítico y la discusión entre los asistentes. Las proyecciones de esta edición, que se llevaron a cabo del lunes 14 al viernes 18 de octubre, incluyeron desde cortometrajes nacionales contemporáneos hasta clásicos internacionales, todos unidos bajo el eje temático de los sueños y la condición humana.

El lunes 14 de octubre, la semana de cine se inauguró con dos propuestas nacionales. A las 17:00 horas, se proyectó el cortometraje Agua corre (2023), dirigido por Natalia Audirac, una obra de seis minutos que presentó una narrativa visual y poética. A continuación, a las 18:00 horas, el público disfrutó de Es todo sobre los sueños (2024), dirigido por Juan Pablo Ruiz del Castillo. Este cortometraje, con una duración de 10 minutos, exploró el mundo onírico desde una perspectiva profundamente humana. La jornada de cortometrajes prometió ser un espacio para reflexionar sobre el cine emergente mexicano y los temas introspectivos que abordó.

El martes 15 de octubre, la feria presentó una obra emblemática del cine de ciencia ficción: Blade Runner (1982), dirigida por Ridley Scott e inspirada en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Este filme, que cuestiona los límites de la humanidad y la inteligencia artificial, se proyectó de 17:00 a 20:00 horas. Además, contó con un análisis especial a cargo del Club de cine “PULSO CINÉFILO”, quienes guiaron la discusión sobre la vigencia y el impacto de esta película tanto en la literatura como en el cine.

El miércoles 16 de octubre, el Teatro Hundido fue sede de la proyección de dos películas que exploraron diferentes géneros cinematográficos. La jornada comenzó a las 17:00 horas con: Va por Diego (2021), dirigida por Miguel Flatow, una película mexicana que narró una historia conmovedora sobre la amistad y la superación personal. Posteriormente, a las 18:00 horas, se proyectó el clásico del cine de terror Frankenstein (1931), dirigida por James Whale y basada en la célebre novela de Mary Shelley. Al igual que el martes, esta película fue comentada por el Club de cine “PULSO CINÉFILO”, quienes abordaron los aspectos literarios y cinematográficos de este ícono del horror.

El viernes 18 de octubre cerró el ciclo de cine con dos propuestas frescas de jóvenes cineastas mexicanos. A las 17:00 horas, el cortometraje Carta a Karla (2024), dirigido por Alba Híjar Oliva y Samuel C. Montes de Oca, abrió la jornada con una breve pero intensa reflexión sobre las relaciones personales. A las 18:00 horas, se proyectó el mediometraje El día que te conocí (2024), dirigido por Esbeín Liévano y Marco Fosado Cevallos, una obra que exploró los lazos afectivos y las casualidades del destino.

Este espacio de cine-debate en la Feria Internacional del Libro UNACH 2024 se convirtió en un crisol donde convergieron las narrativas audiovisuales y literarias, creando un diálogo que enriqueció tanto a los cinéfilos como a los lectores, y que reforzó el papel del cine como una extensión del universo literario.

 

Texto: Redacción Gaceta / Imágenes: FILUNACH 2024

Publicado en Octubre

Uno de los libros presentados en esta 11 edición de la FILUNACH fue, de la autoría de Juan Carlos Reyes Torres un texto actual que enmarca la discusión contemporánea sobre los derechos de los pueblos originarios y afromexicanos. El destacado autor y académico Juan Carlos Reyes Torres, en un diálogo profundo con la historia y el derecho, presentó su más reciente ensayo titulado Autonomía de los pueblos originarios y afromexicanos, obra que plantea una de las reformas más ambiciosas en la estructura constitucional del país en los últimos años.

 

La atmósfera del evento, en la que convergieron estudiantes, académicos y autoridades universitarias, fue ideal para la presentación de un volumen que invita a la reflexión sobre la historia de injusticias y marginación que han sufrido los pueblos indígenas desde la llegada de los colonizadores. El también Magistrado Federal del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa Juan Carlos Reyes Torres inició su intervención con un reconocimiento a la diversidad cultural y étnica de Chiapas, tierra donde aún resuenan los ecos de resistencia y donde la pluralidad no es un concepto abstracto, sino una realidad vivida día a día.

 

"Este pequeño libro", como lo calificó el autor, es en realidad una obra monumental en sus implicaciones, al abordar la última propuesta de reforma constitucional al Congreso misma que recién fue enviada el pasado 5 de febrero de 2024. Reyes Torres no solo analiza la profundidad de esta reforma, sino que además contextualiza históricamente el largo y tortuoso camino que ha recorrido México para llegar a este punto.

 

El autor recordó las primeras reformas que intentaron incorporar el reconocimiento a la pluriculturalidad de México, como las del presidente Carlos Salinas de Gortari en 1992. Sin embargo, subrayó que dichas reformas se quedaron cortas, al no otorgar derechos plenos a las comunidades indígenas. Fue necesario un levantamiento armado, el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994, para que la nación volteara a ver con mayor seriedad la situación de los pueblos originarios. Chiapas, como señaló Reyes Torres, se convirtió entonces en el epicentro de una lucha que no solo demandaba justicia económica, sino también un reconocimiento pleno de la autonomía y los derechos colectivos.

 

La presentación estuvo marcada por momentos conmovedores, como cuando se proyectó un video que ilustraba la brutalidad de la conquista española, una tragedia que, según las cifras que citó el autor, costó la vida de 24 millones de indígenas en tan solo 80 años. Este genocidio, no ha sido debidamente reconocido, y las consecuencias de esa aniquilación aún resuenan en el presente. Reyes Torres desafió las narrativas tradicionales que minimizan o romantizan la conquista, comparando las muertes indígenas con las de otros episodios históricos que, aunque igualmente trágicos, han sido objeto de mayor atención y conmemoración.

 

Uno de los puntos culminantes de su intervención fue cuando explicó la encomienda indiana, un sistema que sentó las bases para la explotación de los indígenas durante la colonia. Las descripciones de cómo se marcaba a los indígenas con hierros candentes para indicar que habían sido "bautizados" y pertenecían al patrimonio de los colonizadores, provocaron un estremecimiento en la audiencia. Para los pueblos originarios, como subrayó el autor, la propiedad privada era un concepto completamente ajeno. La relación sagrada que tenían con la naturaleza, donde el sol, la luna, las montañas y el agua eran sus hermanos, contrastaba radicalmente con la visión extractivista de los colonizadores. Este choque cultural, en palabras de Reyes Torres, continúa repercutiendo en el México moderno.

 

Pero más allá de la memoria histórica, el autor quiso centrar su mensaje en el futuro. La última reforma constitucional, según Reyes Torres, es "la más profunda que haya tocado la estructura del Estado mexicano". Este nuevo marco legal no solo reconoce a los pueblos indígenas y afromexicanos como sujetos de derecho público, sino que también les otorga herramientas jurídicas para autogobernarse, gestionar sus recursos y preservar su cultura y lenguas. La importancia de este reconocimiento no puede subestimarse: es un paso histórico que, de implementarse correctamente, permitirá a las comunidades decidir sobre su destino con plena autonomía.

 

Reyes Torres enfatizó que el verdadero reto está por venir. Las comunidades indígenas y afromexicanas deberán conocer y apropiarse de las nuevas normativas, y será fundamental el papel de instituciones como la UNACH en este proceso. El autor concluyó con una visión optimista, pero consciente de los desafíos. "Nos va a tocar ver cómo esta reforma se decanta con leyes secundarias y reglamentarias. Las comunidades tendrán derechos plenos en materia de salud, educación y política", afirmó.

 

En un contexto donde la lucha por los derechos de los pueblos indígenas sigue siendo una deuda histórica, esta obra no solo ofrece una guía jurídica, sino que también nos recuerda la necesidad urgente de un México más justo e inclusivo.

 

La obra de Juan Carlos Reyes Torres es, sin duda, una lectura obligada para quienes buscan entender y transformar la realidad de los pueblos originarios y afromexicanos. Tal como el autor lo señaló: "Si logramos que se apruebe la reforma, un México más justo e igualitario emergerá entre nosotros".

 

Texto: Raúl Ríos Trujillo Imágenes: Facebook: Universidad Autónoma de Chiapas

Publicado en Octubre

Miguel Alcubierre Moya es uno de esos nombres que parecen sacados de una novela de ciencia ficción, pero cuya obra reside firmemente en las bases de la física teórica moderna. Nacido en la Ciudad de México el 28 de marzo de 1964, este científico mexicano se ha destacado a nivel mundial por su enfoque único sobre la relatividad y, especialmente, por un concepto que sigue asombrando a quienes lo descubren: la métrica de Alcubierre, un modelo matemático que permitiría viajar más rápido que la luz, sin violar las leyes de la relatividad general de Einstein.

 

Desde joven, Miguel mostró una gran curiosidad por los misterios del universo. Fue a los 15 años, al leer "El reto de las estrellas" de Patrick Moore, cuando decidió que su destino estaba en la astronomía. Sin embargo, al estudiar física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encontró su verdadera pasión: las ecuaciones que gobiernan el cosmos. Su inclinación hacia la física teórica lo llevó a la Universidad de Cardiff, en Gales, donde obtuvo su doctorado en 1994, especializándose en relatividad numérica, una rama que se dedica a realizar simulaciones computacionales de fenómenos astrofísicos utilizando la teoría de la relatividad general.

 

Pero, ¿Cuál es exactamente la métrica de Alcubierre y por qué ha capturado tanto la imaginación de la comunidad científica y los fanáticos de la ciencia ficción? Inspirado por la serie Star Trek, Alcubierre planteó la posibilidad de "deformar" el espacio-tiempo a voluntad, creando una especie de burbuja que permitiría a una nave moverse a velocidades mayores que la luz sin que en su interior nada supere esa velocidad límite. En otras palabras, es como surfear en una ola de espacio-tiempo, moviéndose más rápido que la luz sin romper las reglas cósmicas de Einstein. Este concepto ha despertado gran interés, aunque aún se considera teórico y enfrenta retos tecnológicos que la humanidad no ha resuelto... por ahora.

 

Su carrera no se ha limitado solo a teorizar sobre viajes interestelares. Ha trabajado en simulaciones de agujeros negros y ondas gravitacionales, siendo parte de un equipo en el Max Planck Institute for Gravitational Physics en Alemania, donde perfeccionó sus habilidades en la modelación numérica de fenómenos astrofísicos. Este trabajo ha sido crucial para entender cómo interactúan las fuerzas gravitacionales en eventos tan dramáticos como la colisión de agujeros negros, un campo que ha cobrado relevancia con la reciente detección de ondas gravitacionales, un logro destacado en la física moderna.

 

Alcubierre, además de ser un científico destacado, también ha demostrado ser un apasionado de la divulgación científica. A través de charlas, entrevistas y conferencias, se ha dedicado a despertar la curiosidad de las nuevas generaciones sobre las ciencias físico-matemáticas. Su estilo cercano y claro, que ha llegado incluso a conferencias TED, hace que temas complejos como la relatividad general se vuelvan accesibles para públicos no especializados.

 

Actualmente, como director del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, cargo que ocupa desde 2012, continúa su labor investigativa y docente, impartiendo cursos sobre relatividad numérica y física teórica. Su influencia en la formación de nuevas y nuevos científicos es innegable, y su legado continúa creciendo a través de sus publicaciones y las investigaciones que lidera. Alcubierre ha sido reconocido con varios premios, entre ellos la Medalla al Mérito en Ciencias en 2009, un reconocimiento a su invaluable contribución a la ciencia.

 

Miguel Alcubierre no solo es un físico teórico destacado, sino también un soñador práctico, un hombre que imagina futuros posibles y trabaja cada día para entender los fundamentos que podrían hacerlos realidad. Con su mente puesta tanto en los misterios del universo como en las inquietudes del presente, sigue inspirando a quienes, como él, se dejan llevar por la curiosidad y la pasión por descubrir los secretos del cosmos.

 

Texto: Raúl Ríos Trujillo Imágenes: Todas las imágenes utilizadas en este documento están bajo licencia Creative Commons.

 

Referencias:

Fundación UNAM. (2018, 21 de marzo). Miguel Alcubierre, el físico fanático de la ciencia ficción. Fundación UNAM. https://www.fundacionunam.org.mx/rostros/miguel-alcubierre-el-fisico-fanatico-de-la-ciencia-ficcion/

Amautas. (s.f.). Biografía de Miguel Alcubierre. Amautas. https://amautas.com/sobre-nosotros/bio-miguel-alcubierre/

Wikipedia. (2024, 6 de octubre). Miguel Alcubierre. Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_Alcubierre

Publicado en Septiembre

A través del Centro de Estudios para el Arte y la Cultura (CEUNACH), nuestra universidad ofrece una oportunidad única para jóvenes apasionados por la cultura, las expresiones artísticas multidimensionales así como el lenguaje corporal escénico con su Licenciatura en Danza. Este programa tiene como objetivo formar profesionales integrales capaces de destacar en el ámbito artístico, tanto a nivel nacional como internacional, brindando una preparación de alto nivel en áreas como la interpretación, coreografía, investigación y gestión cultural.

La Licenciatura en Danza está diseñada para desarrollar las habilidades creativas, técnicas y teóricas de sus estudiantes, promoviendo la exploración y difusión de la danza en todas sus expresiones. A lo largo del programa, las y los estudiantes recibirán una formación sólida que les permitirá adquirir las competencias necesarias para triunfar en el mundo de las artes escénicas.

Para ingresar a este programa, los interesados deberán contar con conocimientos básicos de música y habilidades de movimiento, además de un gusto por la expresión escénica y una actitud abierta para el trabajo en equipo. La Licenciatura en Danza de nuestra universidad también exige un excelente estado físico, dado el rigor de la formación, y requiere que las y los aspirantes aprueben los exámenes de admisión, que evalúan tanto el conocimiento teórico como la destreza práctica.

Los egresados de esta Licenciatura tendrán la posibilidad de desarrollar una carrera profesional en una amplia gama de instituciones culturales, compañías de danza, escuelas de arte y en la producción de eventos artísticos. Además, podrán trabajar como docentes, coreógrafos o investigadores, contribuyendo al crecimiento y difusión de la danza en diversos contextos. Esta formación les permitirá desempeñarse como líderes en el ámbito cultural, promoviendo el arte desde una perspectiva innovadora y creativa.

Este programa educativo destaca por su plan de estudios actualizado, diseñado para responder a las necesidades del mundo artístico contemporáneo. Además cuenta con un equipo docente altamente capacitado, que acompaña el desarrollo artístico de las y los estudiantes a lo largo de su formación. Las clases se toman en instalaciones adecuadas para la práctica de la danza, creando un ambiente propicio para el aprendizaje y la exploración artística.

¿Cómo ingresar?

Las personas interesadas en esta Licenciatura pueden obtener mayor información sobre los requisitos de inscripción y el proceso de admisión comunicándose al teléfono 961 61 1 09 78 o visitando la página web del Centro de Estudios para el Arte y la Cultura en: https://ceunach.unach.mx/.

Con esta oferta educativa, nuestra universidad reafirma su compromiso con el desarrollo cultural de Chiapas y de México, formando a nuevas generaciones de artistas, coreógrafos y gestores culturales que contribuirán al crecimiento y reconocimiento de la danza a nivel global.

Texto e imágenes: Yadira Fontes García

Publicado en Septiembre

Chiapas: 200 Años de Identidad en la Federación Mexicana

¿Sabías que Chiapas atravesó un complejo proceso para integrarse al México independiente en 1821? Durante la era colonial, la región formaba parte del Reino de Guatemala y tenía una conexión limitada con el Virreinato de Nueva España. Sin embargo, después de la independencia, Chiapas tuvo que redefinir su propia identidad y su posición en la nueva nación mexicana.

Entre 1821 y 1826, México vivió una etapa de formación como nación independiente. La Constitución de 1824 proclamó a México como una República Federal y se convirtió en un documento crucial. Chiapas tuvo que adaptarse a las nuevas reglas y estructuras políticas nacionalistas.

En este contexto, el pasado primero de agosto se inauguró en Comitán de Domínguez la Exposición Itinerante “200 años de Chiapas en la Federación Mexicana. Testimonios documentales de una identidad (1821-1826)”, que tuvo como primera sede el Museo de Arte Hermila Domínguez de Castellanos.

En ella, conmemoramos el bicentenario de la integración de Chiapas a la federación mexicana, un evento fundamental para comprender la configuración política y cultural de la región y su incorporación al escenario nacional.

La muestra "200 años de Chiapas en la Federación Mexicana" se enfoca en la documentación y los testimonios de este período crucial, ofreciendo una visión detallada de cómo Chiapas pasó de ser una región con una identidad colonial a convertirse en una parte esencial de México.

Los asistentes al museo podrán conocer la historia a través de elementos destacados en la exposición, que incluyen documentos históricos originales y reproducciones que ilustran las negociaciones, leyes y acuerdos que facilitaron la incorporación de Chiapas a la Federación.

Además, se presentan testimonios de la época, que abarcan relatos de figuras históricas y ciudadanos que vivieron esa transición, lo que ayuda a comprender el impacto social y cultural del cambio en Chiapas. La exposición incluye mapas, objetos cotidianos y fotografías antiguas que contextualizan la vida en Chiapas durante el siglo XIX.

La inauguración de esta muestra no solo celebra el aniversario de la incorporación de Chiapas a México, sino que también invita a la reflexión sobre la identidad regional y su papel en la formación del país. Este evento se llevó a cabo en el marco de los 50 años de la Universidad Autónoma de Chiapas.

No pierda la oportunidad de reconocer y valorar el papel de Chiapas en la historia nacional y de comprender mejor los procesos históricos que moldearon el México contemporáneo.

Si visita este pueblo mágico, asegúrese de conocer la exposición itinerante para fomentar su sentido de pertenencia y orgullo local, mientras aprende más sobre la historia de nuestro estado y de México.

 

Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada/Gaceta 

Fotos: Luis Fabián Marín Madrigal



Publicado en Julio-Agosto

El libro "Destellos de Fiesta, Reflejos de Religiosidad" publicado en colaboración con la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) y la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), destaca investigaciones que han tenido el objetivo de documentar y analizar las diversas manifestaciones de la religiosidad popular en diferentes regiones de México. 

 

Coordinado por la Dra. Irene Sánchez Franco y el Dr. Antonio Gómez Hernández los estudios recopilados en este libro fueron realizados por un grupo de académicos y especialistas de distintas instituciones, quienes se dedicaron a explorar la compleja relación entre las festividades religiosas y la identidad cultural en sus respectivos contextos. Entre las y los autores destacados se encuentran Anabel Castillón Quintero, Luis A. Várguez Pasos, David Rico Rocha,  Rosana Santiago García, Gabriela Grajales García, Alejandro Martínez de la Rosa, entre otras y otros, quienes aportaron sus conocimientos y experiencias para enriquecer el análisis de las fiestas patronales y sus significados socioculturales. 

 

En la presentación de "Destellos de Fiesta, Reflejos de Religiosidad", escrita por el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Mario Humberto Ruz se ofrece un análisis profundo y reflexivo sobre este tipo de eventos culturales religiosofestivos en diversas regiones de México abordando sus expresiones en estados como Michoacán, Chiapas, Yucatán, Oaxaca, entre otros, y destaca cómo estos momentos no solo reflejan la devoción religiosa, sino también las dinámicas socioculturales y económicas de las comunidades.

 

Ruz inicia su presentación celebrando la diversidad geográfica y cultural que el libro abarca, mencionando cómo las descripciones y reflexiones en los textos capturan la esencia de pueblos que, desde las nieblas de la Sierra Nevada hasta las brumas de la Ciudad de México, revelan una rica interacción entre lo sagrado y lo cotidiano. Este enfoque resalta la riqueza del mosaico lingüístico y cultural que caracteriza a las festividades mexicanas, donde se mezclan lenguas como el español, náhuatl, náayer y tsotsil, entre otras  .

 

El autor enfatiza que estas festividades religiosas son más que eventos devocionales; son momentos de transformación social y cultural. La música, por ejemplo, juega un papel crucial no solo como forma de oración, sino como un vehículo de comunicación con lo divino, continuando una tradición que data de las civilizaciones precolombinas . Este punto de vista invita a reflexionar sobre cómo las prácticas religiosas y festivas han sido adaptadas y resignificadas a lo largo del tiempo, integrando elementos nuevos sin perder su esencia tradicional.

 

Una crítica importante que Ruz plantea es la necesidad de comprender estas festividades no solo como eventos aislados, sino como partes integrales del tejido social y cultural de las comunidades. La fiesta, en este contexto, es vista como un "observatorio social" que permite un acercamiento holístico a la realidad cultural de un pueblo. Esta perspectiva es esencial para entender cómo las festividades reflejan y, a la vez, moldean las identidades colectivas .

 

Esta obra es un testimonio del poder de las celebraciones religiosas como vehículos de identidad y cohesión social, y un llamado a seguir explorando y valorando estas expresiones culturales en toda su complejidad.

 

Referencias:

 

Ruz, M. H. (2022). Destellos de fiesta, reflejos de religiosidad. En I. Sánchez Franco & A. Gómez Hernández (Coords.), Diversas expresiones de las fiestas patronales, religiosidad popular e identidad en México (pp. 9-30). Universidad Autónoma de Chiapas; Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.

 

Portal, M. (1997). Fiestas y celebraciones religiosas: Una mirada cultural. Editorial Cultural.

 

Barthes, R. (1981). Mitologías. Editorial Siglo XXI.

 

Puedes descargar el libro completo de forma libre en formato PDF escaneando el siguiente QR.

 

Texto: Raúl Ríos Trujillo

Imagen: Portada del libro

Publicado en Junio

La fotografía es mucho más que capturar momentos o retratar personas. Es una forma de arte y expresión visual que enriquece nuestras vidas de múltiples maneras. Su importancia radica en su capacidad para comunicar, documentar, inspirar, crear conciencia, preservar recuerdos y explorar el mundo que nos rodea de manera única y significativa.

 

La exposición fotográfica "Sujeto sin rostro", realizada por estudiantes del cuarto semestre de la licenciatura en Comunicación de la Facultad de Humanidades, Campus VI en Tuxtla Gutiérrez, es un ejemplo de cómo este arte puede ser utilizado para explorar diversos temas y técnicas creativas. Esta exposición ha permitido a las y los jóvenes desarrollar su propio estilo y encontrar su voz en este apasionante mundo visual.

 

Dirigido por los doctores Jorge Champo Martínez y Dorian Flores Reyes, docentes de la licenciatura en Comunicación, esta muestra fotográfica ha explorado el tema del autorretrato, con la premisa de que las personas somos mucho más que apariencia física. El mensaje de aceptación y autoestima se refleja en cada una de las imágenes y el resultado ha sido muy espontáneo y edificante.

 

Jorge Champo, docente de estas talentosas y talentosos jóvenes, destacó en entrevista, que las y los autores de estos autorretratos buscaron explorar en sus fotografías una esencia que va más allá de la simple apariencia, elementos como los detalles, los gestos, mensajes cifrados en la personalidad de cada individualidad que nos hace únicos y que sólo se pueden visualizar a través de la observación meticulosa, algo que la fotografía logra congelar más allá del ojo cotidiano. "El mensaje para la comunidad es simple: aceptarse a uno mismo con todas sus imperfecciones y virtudes", acotó el catedrático.

Además de exhibirse en la Biblioteca Central Universitaria "Carlos Maciel Espinosa" y la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), esta exposición ha permitido a los estudiantes destacar en el ámbito académico y profesional. Algunos de los expositores han recibido reconocimientos importantes, como Jesús Hernández, ganador del concurso de fotografía Banamex, y Jacob García, reconocido fotógrafo de prensa que también participó en la muestra.

 

Estas exposiciones no solo brindan visibilidad y reconocimiento a las y los estudiantes, sino que también les ofrecen la oportunidad de mostrar sus habilidades y talento, abriéndoles puertas en el mundo laboral. Asimismo, al participar en la planificación y gestión de eventos, los estudiantes desarrollan habilidades profesionales valiosas que serán útiles en su futuro.

 

Las exposiciones fotográficas no solo son una plataforma para exhibir el trabajo de los estudiantes, sino una oportunidad invaluable para aprender, crecer y desarrollarse tanto a nivel personal como profesional. La fotografía como forma de arte y expresión visual sigue siendo una herramienta poderosa que nos permite explorar, descubrir y expresarnos de maneras creativas y significativas.

 

TEXTO: María del Carmen Nucamendi

Fotos: jorge champo

Publicado en Junio
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