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De la certificación de competencias técnicas a las habilidades blandas para la empleabilidad.

En la década de los 90, el Sistema Nacional de Competencias (SNC) en México surgió con el propósito de reconocer y certificar las competencias laborales en 25 sectores productivos, alineándose con estándares internacionales y promoviendo la competitividad. Durante esos años, el enfoque principal estaba en la evaluación de competencias técnicas dentro de sectores clave como la industria, el comercio y los servicios y era coordinado por el Sistema Nacional de Empleo. El CONOCER, creado en 1995, fue el organismo encargado de regular este sistema, logrando avances importantes, aunque con un alcance más limitado en comparación con la actualidad. (CONOCER, 1995).

 

Hoy, en 2025, el Sistema Nacional de Competencias ya no se enfoca solo en sectores tradicionales, sino que ha integrado áreas emergentes como la tecnología, la sostenibilidad, la economía digital, la movilidad, gobierno, industria 4.0, salud,  educación y capacitación. También ha evolucionado para incluir habilidades blandas como el liderazgo, la comunicación y el trabajo en equipo, lo que permite que las certificaciones tengan un impacto más integral en la empleabilidad y la formación.

 

La vinculación con instituciones de educación media y superior ha crecido, logrando que muchas universidades reconozcan e integren  estas certificaciones dentro de sus programas, e incluso en algunos casos, se pueden utilizar como equivalencias para la obtención de títulos profesionales, es decir se han convertido en un complemento  demandado por las empresas (Informe de Educación y Competencias en México, 2024).

 

El método establecido por el CONOCER enfatiza no solo el "saber hacer", es decir, la capacidad técnica para desempeñar una tarea, sino también el "saber ser", que abarca actitudes y valores en el entorno laboral. Este enfoque integral proporciona a las empresas una mayor seguridad al contratar personal, asegurando que los empleados no solo posean las habilidades técnicas necesarias, sino también las competencias actitudinales que favorecen un ambiente de trabajo positivo y productivo. 

 

Aunque no todas las universidades incluyen la certificación de competencias dentro de su formación académica o como requisito para la conclusión de estudios profesionales, en la actualidad se ha convertido en un referente clave.

 

Un ejemplo claro en el ámbito educativo, es la certificación de competencias docentes como un requisito fundamental para la contratación de un plantilla de docentes con perfil profesional indistinto. Estos estándares permiten evaluar y certificar a los docentes, asegurando que cuentan con las habilidades necesarias para impartir clases de manera efectiva.

La certificación de competencias ha evolucionado para responder a las exigencias del mercado laboral, integrando tanto habilidades técnicas como habilidades blandas. Su reconocimiento en distintos sectores y su vinculación con la educación refuerzan su papel como un factor clave para la empleabilidad y el desarrollo profesional en México. Considerarlas dentro de la formación universitaria no solo fortalecería el perfil de los egresados, sino que también facilitaría su inserción y crecimiento en un entorno laboral cada vez más competitivo.

 

Referencias

CONOCER. (1995). Sistema Nacional de Competencias. Comisión Nacional de Certificación de Competencias Laborales.

Informe de Educación y Competencias en México. (2024). Educación y Competencias en el contexto laboral y social. Secretaría de Educación Pública.

Texto: Mtra. Brenda Castañón Villanueva, Dirección de Formación e Investigación Educativa, UNACH. Imágen: UNACH