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El alma del flamenco en Chiapas: Diego El Cigala canta por los Comedores Universitarios

La tarde del 9 de mayo no fue como las demás. En Tuxtla Gutiérrez, el calor acostumbrado cedió inesperadamente a una brisa templada, como si el clima también quisiera sumarse al acontecimiento. El Poliforum Mesoamericano se convirtió en un recinto donde la emoción, el arte y la solidaridad encontraron su punto de encuentro. La comunidad universitaria de la UNACH y el público chiapaneco fueron testigos de un momento memorable: el concierto de Diego El Cigala, uno de los grandes referentes del flamenco contemporáneo, con causa a favor de los Comedores Universitarios impulsados por el rector Dr. Oswaldo Chacón Rojas.

 

Diego El Cigala, nacido en Madrid y recientemente nacionalizado dominicano, ha conquistado los escenarios del mundo con una voz profunda que ha sabido fusionar el flamenco con los boleros, el tango y la salsa. Ganador de premios Grammy y conocido por su colaboración con Bebo Valdés en el legendario álbum Lágrimas Negras, su presencia en Chiapas no fue solo un acto artístico, sino un gesto de cercanía con las causas sociales que impulsa la universidad.

 

Esa noche, acompañado por su grupo de percusiones, guitarra flamenca y un mariachi que sorprendió a más de uno, el cantaor hizo vibrar a los asistentes con piezas icónicas como el bolero “Lágrimas Negras”, la ranchera “Como quien pierde una estrella” y otros temas que conmovieron al público desde las primeras notas. Entre aplausos, palmas y silencios contenidos, El Cigala tejió una conexión íntima con la audiencia, como si cada canción fuera una confidencia compartida.

 

Pero el compromiso de Diego El Cigala con la UNACH no terminó en el escenario. Antes del concierto, visitó las instalaciones del Comedor Universitario, ubicado en el Campus I, donde convivió con estudiantes de distintas unidades académicas. Rodeado por jóvenes que lo recibieron entre sonrisas y admiración, el artista los animó a “seguir sus sueños con esfuerzo y pasión”, reconociendo en ellos a las nuevas generaciones que construirán el mañana.

 

En ese mismo encuentro, expresó su intención de apoyar de forma permanente el proyecto de comedores, ofreciendo incluso su apadrinamiento a estudiantes mediante becas alimentarias. Su gesto fue más que simbólico: fue un acto de fe en el poder de la educación y en el compromiso social de la cultura.

 

El concierto, más que un espectáculo, fue un tributo a la solidaridad universitaria y al trabajo que la UNACH realiza para garantizar que ningún estudiante abandone sus estudios por falta de alimento. En palabras del rector, “la universidad es más que aulas y libros; es también un espacio donde la dignidad de los estudiantes se protege y se honra”.

 

La presencia de Diego El Cigala, con su arte y su generosidad, convirtió esa noche en un momento que quedará inscrito en la memoria colectiva de la universidad. Un recordatorio de que la música, cuando se une con el compromiso, puede ser también una forma de construir futuro.

 

 

Texto: Gaceta UNACH
Fotografías: DCS UNACH