Muy buenas tardes a todas y a todos. Con tu permiso, presidente; compañeras y compañeros legisladores; Doctor Osvaldo Chacón Rojas, rector de la UNACH; invitados e invitadas especiales.
Hoy subo a esta tribuna para hablar con el corazón y con la memoria viva de un pueblo que ha encontrado en la educación una vía profunda de transformación social; para hablar de una institución que no solo ha formado profesionistas, sino que ha forjado generaciones enteras con identidad, con orgullo, con raíces bien plantadas en el alma chiapaneca. Me refiero, por supuesto, a nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Chiapas, la UNACH.
Desde el grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), nos posicionamos a favor con total entusiasmo y convicción de la propuesta de otorgar a la UNACH el título de Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas, porque este reconocimiento no es un trámite honorífico, es un acto de justicia histórica, es una manera de rendir honor a su legado, a todo lo que esta universidad ha hecho y que sigue haciendo por el bienestar de Chiapas.
Quienes conocemos el origen de la UNACH sabemos que su nacimiento fue un acto visionario. Fue en 1974 cuando el entonces gobernador de Chiapas, el Dr. Manuel Velasco Suárez, sostuvo conversaciones con representantes de la UNESCO para sentar las bases de una nueva institución de educación superior. Poco tiempo después, el 17 de abril de 1975, con la presencia del presidente Luis Echeverría Álvarez, la UNACH abrió formalmente sus puertas. Chiapas, por fin, tenía una universidad propia, una universidad para las chiapanecas y los chiapanecos.
Desde entonces, la UNACH se ha expandido hasta convertirse en uno de los pilares del desarrollo de nuestro estado. Hoy cuenta con más de 120,000 egresadas y egresados, con 142 programas educativos, con 162 cuerpos académicos, con más de 30,000 estudiantes en formación y una producción científica y cultural que enriquece a Chiapas todos los días.
Pero más allá de las cifras, hay algo que no se puede medir con estadísticas, pero que se siente en el corazón de cada estudiante, de cada administrativo, de cada profesor, catedrático o directivo. Resuena con orgullo el nombre de la UNACH y también en cada uno de sus egresados: licenciados, ingenieras, médicos, contadores, pedagogas, científicas, artistas. Cada uno de ellos ha llevado lo aprendido en las aulas para construir un mejor Chiapas, para sembrar bienestar, para cultivar esperanza, para servir con ética y con compromiso. Por eso, las y los chiapanecos nos sentimos orgullosos de tener una universidad como esta.
La UNACH no es solamente una institución educativa, es un símbolo de transformación social, es un emblema de identidad, una de las expresiones más puras de la chiapanequidad.
La propuesta del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar de otorgar el título de benemérita a nuestra alma máter es un reconocimiento a su excelencia académica, a su historia viva, a su compromiso con el presente y su mirada puesta en el futuro.
Compañeras y compañeros, el título de Benemérita lo han recibido muy pocas universidades en nuestro país. Este Congreso tiene hoy la oportunidad de hacer historia, de elevar a la UNACH al lugar que le corresponde por méritos propios, de consolidar su prestigio y de decirle a cada joven chiapaneco y chiapaneca: "Tu universidad es grande, tu esfuerzo vale y tu futuro tiene cimientos firmes."
Desde la bancada del Partido Verde Ecologista nos sumamos con alegría, gratitud y convicción a esta distinción. Celebramos la historia de la UNACH, su presente vigoroso y su porvenir luminoso. Nos unimos a esta felicitación y al orgullo compartido de un pueblo que reconoce en su universidad una aliada del progreso, un faro de conocimiento y un reflejo de su alma colectiva.
¡Larga vida a la educación pública, gratuita, laica, de calidad y transformadora! ¡Larga vida a la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas! ¡Por la conciencia de la necesidad de servir! Es cuanto, presidente, gracias, gracias.