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Xilari Fuentes, El peso de la gloria y el corazón de una ocelote

Tres medallas de oro. Arranque, envión y total. Detrás de ese logro está el nombre de una joven que representó con orgullo a la UNACH, Xilari de Jesús Fuentes Zavala, estudiante del Campus IX en Tonalá. En la Universiada Nacional 2025, no solo ganó en su categoría de 76 kilogramos en levantamiento de pesas, también abrió un nuevo capítulo para nuestra universidad. Por primera vez, una mujer unachense conquista este triple oro en una disciplina que exige cuerpo, mente y corazón. Hilary, no solo ganó, sino que hizo historia.

 

Detrás de esos 201 kilos levantados con fuerza y corazón, hay sacrificios, con madrugadas que inician a las cinco y media de la mañana, cuando la mayoría aún duerme. Hilary, como le dicen sus compañeras, divide  su día entre los libros y las pesas, entre tareas universitarias y entrenamientos que exigen el alma. No hay espacio para excusas, ni tiempo que perder. Renuncia a fiestas, a descansos, a tardes libres. Porque tiene claro lo que quiere y lo que le cuesta conseguirlo.

 

Cada tarde se entrena como si fuera la última. Porque sabe lo que es perder con los nervios en la garganta, lo vivió el año pasado al quedarse con el bronce. Pero también aprendió. Este 2025 volvió más fuerte, más preparada y con la mirada fija en una meta personal, superarse a sí misma. Y lo logró. Levantó más peso, más confianza, más historia. Porque cuando una mujer se atreve a soñar en grande y trabaja todos los días para lograrlo, el podio es solo el principio.

 

Hilary nos demuestra, con hechos, que cuando uno se entrega de verdad, todo se puede lograr. No lo dice desde un discurso, lo dice desde la repetición diaria, desde el cansancio en los músculos y a veces también en el alma. Pero incluso en esos días difíciles, sigue adelante. Porque Hilary no levanta solo una barra. Levanta el orgullo de su historia, el cariño de su familia, el respaldo de su universidad y la esperanza de muchas mujeres que quizá, alguna vez, dudaron si podrían llegar hasta ese podio.

 

Desde Tonalá, esta joven ocelote nos inspira. No solo por los kilos que levanta en competencia, sino por todo lo que carga con valentía: sus raíces, su identidad, sus metas. Su disciplina no nació de un día para otro; ha sido construida a base de sacrificios, de renuncias, de combinar libros con rutinas de entrenamiento. Y sí, ha sido cansado, ha dolido, pero ella misma lo dice: “Cuando se tienen verdaderas ganas de salir adelante, no hay obstáculo que te detenga”.

 

Hilary nos recuerda que ser parte de la UNACH es también eso: Escribir historias que nos llenen de orgullo. Que nos enseñen que la universidad pública sí transforma, sí impulsa, sí acompaña. Su triple medalla de oro no solo suma en el medallero nacional; brilla por lo que representa: una mujer joven, fuerte y decidida que creyó en sí misma, trabajó por su sueño y nos deja claro que no hay límites cuando el corazón tiene rumbo.



Desde la Gaceta, aplaudimos no solo a la campeona, sino a la mujer, la estudiante, la Ocelote. Porque en cada levantamiento, Hilary nos enseñó que en la UNACH también se forjan grandes atletas, y sobre todo, grandes seres humanos.

 

 

 

 

Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada

Imagenes: SIRESU