Con una agenda que abarcó temas de vanguardia en la ciencia y la tecnología, del 5 al 8 de noviembre de 2024 se llevó a cabo el 1er. Congreso Internacional Multidisciplinario de la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas. Este encuentro reunió a investigadoras, investigadores, estudiantes y profesionales en un espacio diseñado para el intercambio de ideas, la difusión de avances científicos y la creación de redes colaborativas que fortalecen el quehacer académico.
La ceremonia inaugural, realizada en el Aula Polifuncional de la Facultad de Arquitectura, Campus I, fue el escenario perfecto para resaltar el compromiso institucional con la excelencia educativa y la investigación. Durante el acto, la Dra. María Guadalupe Rodríguez Galván, Directora General de Investigación y Posgrado, en representación del rector Carlos F. Natarén Nandayapa, ofreció un mensaje inspirador. Subrayó que este congreso no solo representa un foro para compartir conocimientos, sino también una plataforma para fomentar la colaboración interdisciplinaria y afrontar los retos del presente con innovación.
En el evento también participaron destacados académicos, como el Dr. Orlando Díaz Hernández, director de la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas, y el Dr. Sergio Mendoza Vázquez, representante de los cuerpos académicos y grupos colegiados de investigación. Sus intervenciones destacaron la importancia de la multidisciplinariedad en la resolución de problemas complejos y en la generación de conocimiento que impacta positivamente a la sociedad.
El congreso ofreció un programa robusto con conferencias magistrales, mesas de discusión y presentaciones de investigaciones sobre temas como sistemas dinámicos, modelos estocásticos, óptica, astrofísica, ecuaciones diferenciales, topología y física teórica. La diversidad de los temas abordados permitió una reflexión profunda sobre el estado actual de la ciencia y su aplicación a desafíos contemporáneos.
Este evento, que congregó a estudiantes de licenciatura y posgrado, profesionales del sector tecnológico e investigadores de renombre nacional e internacional, destacó por la calidad de las ponencias y la participación activa de la comunidad académica. Para las y los estudiantes, en particular, el congreso representó una oportunidad invaluable de aprendizaje y contacto con especialistas que lideran avances en sus respectivas áreas.
En palabras de la Dra. Rodríguez Galván, “este congreso representa un paso firme hacia la construcción de una comunidad académica más fuerte, capaz de enfrentar los retos del presente y del futuro con creatividad e innovación”.
Con la organización y realización de este evento, la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas reafirmó su liderazgo en la promoción de la ciencia y la tecnología, demostrando que la multidisciplinariedad es clave para el avance del conocimiento. Este primer encuentro marca un precedente para futuros congresos y consolida a la institución como un referente en la construcción de soluciones innovadoras para el desarrollo regional y nacional.
Texto e imágenes: Claudia González Farrera
El pasado 7 de noviembre, nuestra universidad se convirtió en el espacio para la reflexión y el análisis crítico al presentar dos investigaciones que examinan los desafíos más urgentes que enfrenta la democracia mexicana. Con enfoques complementarios, ambas investigaciones ponen sobre la mesa problemáticas que amenazan las bases democráticas del país: la violencia política en razón de género y la polarización electoral.
Por un lado, el estudio “Evolución de la violencia política en razón de género en la región Sur-Sureste”, liderado por el Dr. Omar David Jiménez Ojeda, expone una realidad alarmante: en estados como Chiapas, Campeche y Tabasco, las mujeres no solo enfrentan barreras estructurales para participar en la política, sino también agresiones directas que buscan silenciarlas. Este tipo de violencia refleja patrones culturales profundamente arraigados que no solo vulneran derechos humanos fundamentales, sino que también debilitan la construcción de una democracia inclusiva y representativa.
El estudio emplea una metodología integral que incluye análisis legislativo, histórico y empírico, así como entrevistas y el monitoreo de casos en medios. También examina cómo la diversidad cultural y las dinámicas locales de poder en la región Sur-Sureste intensifican los desafíos para las mujeres en el ámbito político. Más allá de visibilizar el problema, este trabajo ofrece propuestas concretas, como reformas legales y políticas públicas destinadas a garantizar los derechos político-electorales de las mujeres, sentando las bases para una democracia más equitativa.
Por otro lado, el profesor Nicolás Loza Otero, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), presentó el estudio “Integridad, violencia y polarización en las elecciones subnacionales mexicanas de 2024”. Este análisis aborda cómo la polarización política, sumada a la violencia y la desconfianza en los procesos electorales, pone en riesgo no solo la legitimidad de las elecciones locales, sino también la confianza ciudadana en el sistema democrático. La investigación plantea que comprender estos fenómenos desde una perspectiva académica es clave para diseñar estrategias que mitiguen sus efectos y fortalezcan las instituciones electorales y democráticas del país.
Ambos trabajos convergen en un llamado urgente: garantizar espacios seguros para la participación política de las mujeres y procesos electorales confiables no es solo un reto, sino una necesidad para evitar que la democracia se quede atrapada en una fragilidad perpetua. Este recordatorio resalta que la democracia no es un estado fijo, sino una construcción constante que demanda el compromiso activo de todas y todos.
En el marco de su 50 aniversario, nuestra universidad reafirma su compromiso con el pensamiento crítico y la búsqueda de soluciones a los problemas sociales más apremiantes. No obstante, los planteamientos expuestos no deben quedarse únicamente en el ámbito académico. Es esencial que se traduzcan en acciones concretas que involucren a las autoridades, partidos políticos y sociedad civil para construir un sistema político más justo, inclusivo y participativo.
La violencia política de género y la polarización electoral son síntomas de un sistema que requiere transformaciones profundas. Enfrentarlos es una responsabilidad colectiva, porque una democracia sólida no se hereda: se construye día a día, con justicia, equidad y la participación activa de todas las personas comprometidas con el cambio.
Texto: Maria del Carmen Nucamendi Estrada Imágenes: DCS/UNACH
El Programa de Profesional Superior Universitario (PSU) se ha convertido en un puente transformador que acerca la educación superior a quienes más la necesitan. Este modelo inclusivo y flexible, orientado a la justicia social, ofrece una oportunidad única para las personas que enfrentan barreras económicas, sociales y culturales, brindándoles una alternativa de alta calidad para su profesionalización. Así, nuestra universidad reafirma su compromiso con la equidad y el desarrollo.
El pasado 8 de noviembre de 2024 representó un antes y un después con la graduación de las primeras dos generaciones del PSU. Este evento reunió a 132 egresadas y egresados provenientes de 30 municipios de Chiapas, 15 estados de México y Guatemala. Entre las y los graduados, destacaron estudiantes de áreas como Justicia Social, Infraestructura y Desarrollo Comunitario, y Bienestar Humano y Comunitario, quienes ahora están preparadas y preparados para convertirse en agentes de cambio en sus comunidades.
El impacto del PSU trasciende lo académico: se posiciona como un instrumento para la transformación social en Chiapas. Las y los egresados no solo adquieren conocimientos técnicos y profesionales, sino también herramientas prácticas para fortalecer sus entornos locales, generar empleo y contribuir al desarrollo sustentable de las regiones más vulnerables. Este modelo de educación inclusiva no solo amplía oportunidades individuales, sino que también fortalece el tejido social de las comunidades, consolidando a nuestra institución como un motor de esperanza y cambio en contextos desafiantes.
Con siete programas académicos que abarcan áreas como: Acuicultura, Biotecnología y Desarrollo Socioeconómico, el PSU demuestra que la educación es un motor fundamental para el progreso social. Este modelo coordinado por la Secretaría para la Inclusión Social y diversidad cultural de la UNACH reafirma el compromiso institucional con la construcción de un Chiapas más equitativo y próspero, ofreciendo programas diseñados para adaptarse a las necesidades específicas de las y los participantes.
Los planes de estudio del PSU incorporan saberes locales y promueven competencias tecnológicas, éticas y sociales, abarcando áreas como Acuicultura, Infraestructura y Desarrollo Comunitario, Agropecuario y Forestal, Biotecnología y Alimentos, Justicia Social, Desarrollo Socioeconómico y Bienestar Humano y Comunitario. Esta flexibilidad permite a las y los estudiantes obtener certificaciones técnicas y profesionales que mejoran su empleabilidad y contribuyen directamente al fortalecimiento comunitario y la justicia social.
Con iniciativas como el PSU, nuestra universidad no solo amplía horizontes académicos, sino que también transforma vidas, dejando una huella imborrable en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada. Imágenes: SISYDIC UNACH
Con un enfoque en las complejidades y desafíos que enfrenta la sociedad contemporánea, nuestra universidad organizó el Quinto Congreso Internacional de Ciencias Sociales mismo que tuvo sede en la Facultad de Ciencias Sociales C-III de San Cristóbal de las Casas, un evento que congregó a académicas, académicos, estudiantes e investigadores para debatir y generar propuestas innovadoras ante problemáticas globales y locales.
En la ceremonia inaugural, se destacó el valor de este tipo de espacios para promover el diálogo crítico y la construcción de soluciones frente a temas como la desigualdad, el cambio climático y la pobreza. Subrayó la importancia de la innovación y la colaboración interdisciplinaria como herramientas clave para abordar las demandas de un mundo en constante transformación.
Durante tres días, las y los asistentes participaron en un dinámico programa que incluyó conferencias magistrales, presentaciones de ponencias, paneles de discusión y talleres. Las temáticas abordadas abarcaron desde antropología y sociología hasta economía y política, reflejando la diversidad y riqueza del campo de las ciencias sociales.
Además de las actividades académicas, el congreso ofreció una exposición artesanal y la presentación de diversas publicaciones, fortaleciendo el vínculo entre la investigación, la cultura y la comunidad. Estas iniciativas buscaron no solo enriquecer la experiencia de las y los asistentes, sino también destacar la relevancia del patrimonio cultural en el análisis social.
Orlando Uriel Bravo Argüello, director de la Facultad de Ciencias Sociales, destacó el trabajo conjunto de toda la comunidad de la facultad para hacer posible un evento de esta magnitud. “Este congreso representa el compromiso de nuestra facultad con la excelencia académica y la búsqueda de soluciones integrales para los problemas sociales de nuestro tiempo”, señaló.
El Quinto Congreso Internacional de Ciencias Sociales consolidó una vez más a nuestra universidad como un espacio de análisis crítico, intercambio de ideas y generación de conocimiento. Este evento no solo permitió reflexionar sobre las nuevas realidades sociales, sino que también reafirmó la misión de formar profesionales comprometidos y críticos, capaces de contribuir al desarrollo de una sociedad más justa e inclusiva.
Texto: Yadira Fontes García Imágenes: DCS UNACH
Nuestra universidad reafirmó su posición como un referente en la educación superior al culminar con éxito la Conferencia Internacional ANUIES-AMPEI-AMEREIAF 2024, un evento que reunió a más de 400 personas representantes de instituciones educativas provenientes de cuatro continentes. Durante tres días, Chiapas se convirtió en el epicentro de reflexiones y debates sobre los desafíos y oportunidades del sector en un mundo interconectado y globalizado.
Carmen Rodríguez Armenta, encargada del despacho de la Subsecretaría de Educación Superior, resaltó el rol estratégico de las universidades en la transformación social, señalando que la internacionalización es clave para preparar a las y los estudiantes frente a los retos de un mundo cambiante.
La conferencia ofreció un programa amplio y diverso que abordó temas fundamentales para el futuro de la educación superior:
Además de conferencias magistrales, las y los participantes presentaron investigaciones, participaron en talleres interactivos y formaron redes de colaboración internacional que fomentarán el desarrollo conjunto de proyectos académicos y tecnológicos.
La exitosa organización de este evento consolida a nuestra universidad como un modelo de liderazgo académico y organizativo en México y América Latina. Este espacio no solo permitió reflexionar sobre el estado actual de la educación superior, sino que también delineó estrategias para enfrentar los retos futuros con una visión global y comprometida con la justicia social.
Con la clausura de la conferencia, nuestra universidad no solo reafirma su compromiso con la excelencia académica y la innovación, sino que se posiciona como un puente entre instituciones educativas de diversas regiones del mundo. El evento dejó claro que la colaboración internacional es fundamental para construir sistemas educativos más inclusivos, sostenibles y capaces de responder a las necesidades de un planeta interconectado.
Chiapas y nuestra universidad fueron protagonistas de un momento crucial para el sector educativo, demostrando que los esfuerzos locales tienen un impacto global cuando se guían por una visión compartida de progreso y equidad.
Texto e imágenes Yadira Fontes García/Gaceta UNACH
“Universidad y Salud Pública en las Américas”.
Armando Ulloa García1; Ángel René Estrada Arevalo2; Celso Ramos García3.
1Facultad de Ciencias Químicas*, Universidad Autónoma de Chiapas. Tapachula, Chiapas, México.
2Escuela Sistemas Alimentarios. Universidad Autónoma de Chiapas. Tapachula, Chiapas, México.
3Instituto Nacional de Salud Pública Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas, Cuernavaca, Morelos, México.
*autor de correspondencia
Resumen.
En este manuscrito, el lector encontrará una detallada evolución de la Salud Pública en los países de América, particularmente en las Instituciones de Educación Superior (IES). Así mismo, se describe la creación de las Unidades de Formación de Profesionales de la salud pública, en varios países, empero, también se hace referencia a la participación de las instituciones que ofrecen servicios de salud individual y colectiva en la región.
Con el afán de caracterizar la evolución de la formación de profesionales de la salud pública en la región, seguirá sin duda, un empeño similar en la investigación y extensión. En el manuscrito, los autores abordan someramente estas dos funciones al describir la creación del Instituto Nacional de Salud Pública en México y al referirse a la creación de la escuela de Higiene y Salud Pública en el estado de Sao Paulo, Brasil. Un elemento que quizá ayude a la profundización de la descripción de la evolución de la salud pública en la formación de profesionales, la investigación y la extensión, será caracterizar los marcos de referencia sociales y políticos en que se crearon estas instituciones de salud pública en la región.
La llegada del siglo XXI, sin duda alguna ofrece una oportunidad para esclarecer la interrelación entre grupos de actores sociales: las Universidades, el sector salud, y la salud de la población. América Latina se enfrenta a un complejo estado de salud de la población caracterizado por enfermedades reemergentes y emergentes a lo que se puede caracterizar como rezago sanitario, si se agregan, los importantes núcleos de población sin acceso a servicios de salud, con oportunidad, seguridad y calidad.
Los autores, sin expresarlo, nos plantean la siguiente pregunta ¿Qué hacer en el marco de las IES y de las instituciones públicas responsables de ofrecer servicios individuales y colectivos de salud para contribuir a dar respuesta a la compleja situación de salud de América?
La Universidad y la Salud Pública en las Américas.
Existen antecedentes, que sugieren que los inicios de la Salud Pública en las Américas, tiene una clara vinculación con Universidades Públicas, ya que dentro de estos espacios académicos se formularon programas de capacitación tales como cursos básicos, diplomados y posgrados. Seguido de la creación de escuelas e institutos, como la Universidad de Johns Hopkins en Baltimore, en 1916, seguida de la Facultad de Medicina y Cirugía de Sao Paulo, la cual en el año de 1924 fue reconocida oficialmente por el gobierno de Brasil como Instituto de Higiene, y en 1931 como Escuela de Higiene y Salud Pública del Estado de Sáo Paulo, todas estas bajo la asistencia financiera de la Fundación Rockefeller.
En América del Norte, particularmente en México, en enero de 1922 se aprobó la fundación de la Escuela de Salubridad, dentro del denominado “proyecto nacionalista” encabezado por el titular de la Secretaría de Educación Pública, José Vasconcelos. Al final de esa década se le denominó Escuela de Salubridad e Higiene y se instaló en el edificio sede del recién creado Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales (ISET), construido en la calle de Carpio, en el número 470.38. Allí se fundaron laboratorios y una biblioteca, y se imprimieron algunas lecciones de los profesores como textos de consulta.
Cinco años antes de la fundación del INSP, en 1982, el doctor Guillermo Soberón fue designado como secretario de Salubridad y Asistencia. En el año de 1983, como parte de la llamada Reforma Sanitaria de segunda generación, se estableció la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud como un subsector de la Secretaría de Salud, agrupando a los Institutos Nacionales de Salud (INSALUD) de ese momento como los responsables de la investigación. especializada en problemas relevantes de la salud del país. En enero de 1987, se crea el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), resultado de la fusión de tres instituciones ya existentes, entre las que destacan: la Escuela de Salud Pública de México, el Centro de Investigación en Salud Pública; y el Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas.
En el caso de Cuba, cuenta con una amplia trayectoria en Salud Pública, vinculada con las contribuciones de Carlos Finlay que esclarecieron la epidemiología de la fiebre amarilla a fines del siglo pasado. El Instituto que lleva su nombre fue fundado en 1927, con el propósito de ofrecer cursos para preparar médicos en salud pública, enfermeros especializados y oficiales de salud. Sólo después del triunfo de la revolución en 1959, la rápida expansión de los servicios de salud exigió el adiestramiento masivo de personal a todos los niveles y entre 1959 y 1967 el Ministerio de Salud, con la colaboración de la Escuela Sanitaria.
En Puerto Rico, la Escuela de Medicina Tropical fue creada por la Asamblea Legislativa de este país, en junio de 1924, con la influencia del Dr. Bailey K. Ashford, médico militar norteamericano que descubrió a comienzos del siglo pasado el Necator americanus, agente etiológico de la anquilostomiasis. En 1955 la escuela ofertó el curso de Maestría en Salud Pública, hasta convertirse en un departamento de medicina preventiva, dentro del recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, con todas las características funcionales de una escuela de salud pública.
En la República de Chile, la creación de la Escuela de Salubridad fue el fruto de la asociación de la Universidad de Chile, el Servicio Nacional de Salubridad, el Instituto Bacteriológico y la Fundación Rockefeller en 1945. Con su creación se deseaba “dar a conocer los fundamentos científicos de la práctica sanitaria, estudiar los problemas nacionales relacionados con la prevención de enfermedades y el fomento de la salud”. En el mismo año, como parte de un movimiento de reforma universitaria, desapareció el concepto de "Escuela de Salubridad" para dar paso a una concepción integral bajo la denominación de "Departamento de Salud Pública y Medicina Social", dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
En lo que corresponde a Venezuela en 1911, la Oficina de Sanidad Nacional y la Primera Ley de Sanidad Nacional, decretaron la ayuda por parte de la Fundación Rockeffeler, para combatir la Fiebre Amarilla, lo que junto a la lucha antimalárica representó un incremento en la esperanza de vida de las personas. Seguido a este evento, en 1936 se creó el Ministerio de Sanidad y asistencia. El surgimiento de esta organización sanitaria con médicos becados por el gobierno norteamericano se produce el controlar diversas epidemias, fundamentalmente Tuberculosis y Malaria. De ahí, se crea la Escuela de Malariología y de Higiene en 1937 y la fundación de las escuelas de Enfermería y Servicio Social en 1940, mientras que la Escuela de Salud Pública, en diciembre de 1958.
En los años 30´, Perú contaba con el Instituto de Medicina Social, la Facultad de Ciencias Médicas de Lima y la Escuela de Médicos Sanitarios. Con estas dos instituciones en 1937, el Gobierno promulgó la Ley 8493, bajo la cual se declara carrera pública a la función técnica sanitaria desempeñada por profesionales de la medicina e ingeniería sanitaria, siendo esta Escuela el centro superior para la preparación especializada de los futuros médicos sanitarios.
En Argentina, la Universidad Nacional del Litoral conformó en 1947 una escuela de salud pública con profesorado de tiempo completo, ubicada en Santa Fe, hasta 1952 cuando se trasladó a la Ciudad de Rosario. La experiencia recogida y el impacto a través de sus egresados llevaron a la fundación de las dos escuelas que se establecieron en la Buenos Aires, una dependiente de la Universidad y la otra del Ministerio de Salud Pública. Ambas coexistieron en un clima de dificultades e incluso de cierta rivalidad hasta 1962 cuando se fusionaron bajo la dependencia de la Universidad de Buenos Aires y en estrecha colaboración con la Secretaría de Estado de Salud Pública.
De lo anterior se narra que en las décadas del 50 y 60 se establecieron, en forma regular, las Escuelas de La Habana, San Juan de Puerto Rico, Caracas, Medellín, Lima, Buenos Aires y Río de Janeiro. Cuatro de estas escuelas han adquirido carácter internacional por la admisión de alumnos extranjeros: Sao Paulo, Río de Janeiro, Santiago y San Juan de Puerto Rico, las cuales, en conjunto, adiestraron en el quinquenio 1964-68, 90% de un total de 696 estudiantes procedentes de otros países, en su mayoría becarios de la OPS. Las escuelas de creación más reciente (Buenos Aires, Caracas, Lima y Medellín) también comenzaron a recibir alumnos extranjeros en proporción creciente. Es difícil medir el impacto que estas escuelas han producido en el pensamiento y la acción de las autoridades de salud de América Latina. En 1968, mientras en Latinoamérica se graduaron 1.579 estudiantes de las diversas categorías en un conjunto de nueve escuelas (excluido Puerto Rico), 17 escuelas de los Estados Unidos y Canadá graduaron 44 estudiantes. Las cifras demuestran elocuentemente el desplazamiento masivo de estudiantes latinoamericanos a las escuelas de su propio medio y la grave responsabilidad que recae sobre ellas en cuanto a la formación de personal de salud para el continente. Más aún si se considera que de los 44 graduados en Estados Unidos y Canadá, 25 son de Puerto Rico, escuela donde se imparte enseñanza en español y la cual por su naturaleza y cultura encuadra dentro de las escuelas latinoamericanas.
Las Universidades y el Fortalecimiento de la Salud Pública.
En las Universidades, una de sus normativas es el Modelo Educativo, en el que formulan las principales funciones sustantivas, entre las que se destacan la Docencia, Investigación y Extensión. En cuanto a la docencia: En la práctica, los espacios en la que se ofertaron programas de pregrado y posgrado en Ciencias de la Salud, tuvieron un rol muy importante en la formación y capacitación de recursos humanos en áreas de la epidemiología, administración de salud, atención primaria de la salud, promoción de la salud y otras áreas que se puedan insertar en la mejora de la salud de las comunidades, con un enfoque de responsabilidad social universitaria.
En cuanto a la función de la Investigación. La formación de Redes de Investigación en Políticas y Sistemas de Salud interinstitucional, nacionales e internacionales, fueron pilares de la investigación. Estas redes jugaron un papel importante en la gestión del conocimiento en la Salud Pública, un ejemplo de ello es el modelo de la red colombiana de investigación. Mientras que en la función de Extensión. Se resalta el papel de la extensión Universitaria como una importante función social y un proceso formativo integrador de los vínculos Universidad-Sociedad; o sea, entre las diversas formas de la cultura universitaria y su entorno comunitario, regional, nacional e internacional. Su desarrollo continuo, es vital en la formación de una sociedad preparada para asimilar los diferentes escenarios y vivir a la altura de su época, contribuyendo a transformarla, por lo que la misma tiene desafíos muy importantes en la contemporaneidad.
Para el logro de lo antes expuesto, es necesario que las universidades tengan acceso a tecnologías de vanguardia, que incluyan laboratorios, equipos médicos, y sistemas de información que son fundamentales para el monitoreo, la gestión, el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
Retos futuros de las Universidades y la Salud Pública.
Las enfermedades infecciosas desatendidas, crónicas degenerativas, enfermedades zoonóticas (gripe aviar H5N1), y síndrome respiratorio agudo grave (SAR-COVID19, son algunos ejemplos de enfermedades emergentes y reemergentes, que se han presentado en forma epidémica y/o pandémicas. Ante este escenario, es importante que las universidades deben de estar preparadas para responder a las emergencias sanitarias, conjuntamente con el Sistema de Salud Regional o Federal. Así, mismo deben promover la equidad y acceso a la Salud de la comunidad, a través de programas de atención y promoción de la salud. Por otra parte, es necesario incorporar recursos humanos para atender eficazmente los problemas de salud. Finalmente, es importante que las universidades signen convenios para fortalecer los programas de desarrollo científico, promoción de actividades de formación, educación continua, actualización profesional y estudios de posgrado.
Es importante resaltar que, en Latinoamérica, a partir de la década de los 80, según datos de la OPS, se produjo un deterioro creciente de la práctica médica hegemónica en pertinencia social y calidad técnica, sobre todo en el sector público, como muestra fehaciente la falta de inequidad en la atención médica.
En resumen, las Universidades deben estar preparadas para enfrentar estos retos futuros mediante la innovación, la colaboración interdisciplinaria, el uso de tecnología avanzada, el enfoque en la equidad y la sostenibilidad, y el fortalecimiento de la educación y la investigación en Salud Pública.
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La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) ha dado un paso importante hacia la modernización y la innovación educativa mediante la implementación de tecnologías de realidad aumentada (RA) y realidad virtual (RV), con el objetivo de transformar la experiencia universitaria de estudiantes, docentes y personal administrativo. El proyecto, desarrollado por un equipo multidisciplinario de la universidad, tiene como fin mejorar la navegación y el aprendizaje, y ofrecer nuevas formas de interactuar con el entorno académico. En una reciente entrevista con los responsables del proyecto, se discutieron los detalles técnicos y los beneficios que esta tecnología aporta a la comunidad universitaria.
Tecnología utilizada para la creación de la aplicación en RA
El equipo encargado del desarrollo de la aplicación de realidad aumentada en la UNACH utilizó Unity, un motor de desarrollo de videojuegos, como plataforma principal para crear la aplicación de RA. Esta herramienta permite el diseño de experiencias interactivas y la integración de la tecnología con dispositivos móviles de manera intuitiva. Además, el uso de Vuforia, una poderosa plataforma de RA, fue clave para el seguimiento de los marcadores, permitiendo a los usuarios disfrutar de una experiencia inmersiva e interactiva de forma inalámbrica.
“El motor de Unity fue esencial para crear la aplicación de realidad aumentada, ya que nos permitió desarrollar la funcionalidad de la app de manera eficiente. Con la ayuda de Vuforia, pudimos integrar el seguimiento de marcadores y facilitar la experiencia para los usuarios sin necesidad de complicados procesos adicionales,” explicó Eduardo Salvador Zenteno Hernández, programador y desarrollador de los proyectos de RA y RV.
Una de las características destacadas de este proyecto es su integración con los sistemas existentes de la universidad. A través de la página web oficial de la UNACH, https://mapa.unach.mx/, los estudiantes pueden acceder al mapa interactivo de la universidad, lo que les permite identificar ubicaciones y trazar rutas hacia su destino. Esta funcionalidad, combinada con el uso de RA, crea una experiencia de navegación más dinámica y accesible.
Además, la universidad ha utilizado Instagram para crear filtros de RA que no requieren la instalación de ninguna app adicional. Esto facilita aún más el acceso de la comunidad universitaria a las herramientas tecnológicas, ya que los usuarios pueden disfrutar de la experiencia simplemente a través de las redes sociales.
El principal objetivo de implementar la realidad aumentada en la UNACH es mostrar a los estudiantes el potencial de la programación en áreas más allá de los sistemas web o aplicaciones móviles tradicionales. A través de esta tecnología, la universidad busca abrir nuevas posibilidades de aprendizaje, mostrando que la programación puede aplicarse de formas innovadoras como en la creación de experiencias interactivas y educativas.
“Queremos que los estudiantes vean que la programación no solo es útil para sistemas web o apps móviles. Al integrar la RA, estamos demostrando cómo se pueden crear experiencias únicas que involucren a los usuarios de una manera inmersiva y educativa,” comentó Karla Mitzuli Aguilar Vázquez, modeladora en 3D de los proyectos.
La aplicación de RA ha generado una respuesta positiva en la comunidad universitaria. Según los responsables del proyecto, se ha notado un aumento en la motivación de los estudiantes para investigar y participar en proyectos tecnológicos. Además, la tecnología ha facilitado la enseñanza de temas complejos, permitiendo una comprensión más interactiva y visual de los contenidos académicos.
El impacto también ha sido evidente en la participación del público. Aunque no se tiene un registro específico de los usuarios, los datos disponibles muestran que alrededor de 900 personas han interactuado con la experiencia, lo que refleja un notable interés en esta nueva forma de aprender y explorar el campus universitario.
“El uso de la realidad aumentada ha permitido que los estudiantes se entusiasmen más con la tecnología. Ha aumentado el interés por crear proyectos propios, y eso es exactamente lo que buscábamos: despertar la curiosidad y el deseo de explorar más allá de lo que se enseña en el aula,” señaló Manuel Fernández Guillén, diseñador gráfico del equipo.
A pesar del éxito alcanzado, el proyecto ha enfrentado desafíos técnicos, especialmente en lo que respecta a la interacción de las físicas en el entorno de la RA y la programación en C#, el lenguaje utilizado en Unity. Sin embargo, los desarrolladores consideran que estos desafíos representan oportunidades para seguir mejorando y perfeccionando la aplicación.
Por otro lado, aunque por el momento el proyecto es demostrativo y no se planea su expansión inmediata a otras áreas de la universidad, el equipo tiene la esperanza de implementar nuevas funcionalidades en el futuro, como tours virtuales temáticos y la integración con otros sistemas de información de la universidad, como los de bibliotecas y laboratorios, lo que permitiría una experiencia aún más completa y educativa.
“A largo plazo, nos gustaría expandir esta tecnología a otras áreas de la universidad y explorar nuevas aplicaciones, como la creación de recorridos virtuales por los museos de la universidad o la localización de servicios específicos dentro del campus,” afirmó Claudia Janeth Ramos Espinosa, desarrolladora de la página web del proyecto.
Para garantizar la sostenibilidad del proyecto, el equipo confía en que plataformas como Vuforia continúen ofreciendo soporte y actualizaciones para asegurar que la tecnología siga siendo funcional y accesible para los usuarios. La plataforma se ha mostrado robusta y confiable, lo que permite que la aplicación siga operativa a largo plazo.
“El éxito de este proyecto depende en gran parte de la continuidad de las plataformas que utilizamos, como Vuforia. Mientras estas herramientas sigan funcionando y brindando soporte, podremos mantener y expandir la experiencia de RA sin problemas,” explicó Héctor de Jesús Coello Gómez, director de proyectos.
Texto e imágenes: Claudia González Farrera
Catazajá, Chiapas. – En una de las los centros universitarios más simbólicos y más nuevas de nuestra universidad se llevó a cabo la inauguración del IV Congreso Internacional Maya de Investigación Agropecuaria y el III Congreso Nacional Maya de Ciencias Agropecuarias, eventos que reunieron a investigadoras, investigadores, académicas, académicos y productoras y productores del sector agropecuario. Estas jornadas de intercambio científico, celebradas en el marco del 50 aniversario de la UNACH y los 15 años de la Facultad Maya de Estudios Agropecuarios, subrayan el compromiso de la universidad con el desarrollo rural y la sostenibilidad en Chiapas.
Durante el congreso se presentaron un total de 18 conferencias magistrales, 111 ponencias y 16 carteles, en los que se abordaron temáticas relacionadas con la veterinaria, la ecología, los sistemas agrícolas sostenibles y el desarrollo rural. Investigadoras, investigadores y estudiantes presentaron sus hallazgos más recientes, abriendo el debate sobre las últimas tendencias en la investigación agropecuaria y promoviendo el trabajo conjunto entre la academia y el sector productivo. Entre los temas discutidos, el enfoque en la sostenibilidad y las prácticas agroecológicas se destacó como uno de los pilares para enfrentar los retos que impone el cambio climático en la agricultura de la región.
El director de la Facultad Maya de Estudios Agropecuarios, Rubén Monroy Hernández, destacó la trascendencia de estos congresos para consolidar a la UNACH como un referente tanto a nivel nacional como internacional en el ámbito agropecuario. "La investigación que se genera en estos foros es crucial para enfrentar los desafíos del sector y fomentar un desarrollo sostenible", indicó Monroy Hernández. Añadió que el intercambio entre la academia y las y los productores locales es fundamental para impulsar nuevas prácticas que mejoren la productividad y reduzcan el impacto ambiental en las actividades agropecuarias.
Uno de los objetivos centrales del congreso fue generar un espacio donde el diálogo entre académicas y académicos y productores y productoras de distintas regiones pudiera enriquecer el trabajo de campo y la investigación teórica. Este tipo de colaboraciones no solo fortalece la formación de estudiantes en áreas agropecuarias, sino que también ofrece a las comunidades rurales la posibilidad de implementar soluciones basadas en investigación científica. Los avances en tecnologías agrícolas, la promoción de prácticas sostenibles y el uso de recursos naturales locales se perfilaron como temas recurrentes a lo largo de las sesiones, destacando el rol de la ciencia en la construcción de un futuro más sostenible para el sector.
Otro aspecto clave del congreso fue la participación de productoras y productores locales, quienes compartieron sus experiencias y retos en el manejo de cultivos y ganadería en Chiapas. Esta interacción permitió que las investigaciones científicas tuvieran un enfoque más práctico y cercano a las necesidades reales del sector. Las presentaciones sobre agricultura de precisión y nuevas técnicas de manejo de suelos despertaron gran interés entre los asistentes, quienes vieron en estas innovaciones una oportunidad para aumentar la eficiencia productiva y mejorar la calidad de vida en las zonas rurales.
Además, se discutió la necesidad de una mayor vinculación entre la academia y el sector gubernamental, para que las investigaciones y proyectos desarrollados en estos foros puedan tener un impacto tangible en las políticas públicas que apoyan el crecimiento y la innovación en el sector agropecuario de Chiapas y el país.
Finalmente, el rector Carlos Faudstino Natarén Nandayapa destacó que la UNACH seguirá siendo un espacio de referencia para la investigación científica y la formación de profesionales comprometidos con el desarrollo sostenible. "Estos congresos nos permiten fortalecer nuestras redes de colaboración y seguir impulsando una ciencia que responda a las necesidades de la sociedad, en particular de nuestras comunidades rurales", concluyó el rector.
Texto e imágenes: Yadira Fontes García DCS UNACH
La Facultad de Ciencias Químicas C-IV de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), ubicada en la ciudad de Tapachula, se posiciona a la vanguardia de la salud pública en el sureste del país al ofrecer un servicio innovador: la detección molecular de la viruela del mono. Este avance permite una respuesta rápida y eficaz para identificar casos de esta enfermedad, contribuyendo al control y manejo de brotes en la región.
En entrevista, el Dr. Luis Miguel Canseco Ávila, director de la Facultad, anunció que gracias a los esfuerzos en investigación y desarrollo de su equipo, la UNACH ha logrado implementar un sistema avanzado de detección molecular para la viruela del mono. "Estamos muy orgullosos de anunciar que, después de intensas jornadas de trabajo, hemos equipado nuestros laboratorios para ofrecer un servicio de detección molecular rápido y preciso para la viruela del mono. Nos convertimos en la primera institución pública en el sureste de México en ofrecer este servicio", afirmó el Dr. Canseco Ávila.
Este avance representa un avance que coloca a Chiapas a la vanguardia en la lucha contra enfermedades infecciosas emergentes. Con la puesta en marcha de este servicio, la Facultad de Ciencias Químicas reafirma su compromiso con la salud pública y el bienestar de la comunidad, brindando una herramienta crucial para el diagnóstico temprano y la contención de la enfermedad.
La viruela del mono ha captado la atención de científicos y autoridades sanitarias a nivel mundial debido a su reciente brote y rápida propagación. En este contexto, la implementación de técnicas de detección molecular se convierte en una herramienta esencial para identificar y controlar los casos de la enfermedad. Esta técnica permite detectar de manera eficiente el ADN del virus, lo que facilita un diagnóstico oportuno y confiable, crucial para la respuesta sanitaria.
La Facultad de Ciencias Químicas de la UNACH, reconocida por su excelencia en investigación y formación de profesionales en el área de las ciencias de la salud, ha mostrado un compromiso sobresaliente al abordar los problemas de salud pública. El equipo liderado por el Dr. Canseco Ávila ha trabajado incansablemente para garantizar que los métodos de detección sean de alta precisión y cumplan con los estándares internacionales de calidad.
El servicio de detección molecular ofrecido por la UNACH no solo beneficiará a la población chiapaneca, sino que también posiciona a la universidad como un referente en el ámbito de la investigación biomédica en el sureste de México. Este tipo de iniciativas es crucial para fortalecer la colaboración científica con otras instituciones nacionales e internacionales, consolidando a la UNACH como un actor clave en la lucha contra enfermedades infecciosas emergentes.
Es importante destacar que la implementación de esta tecnología ha sido posible gracias al apoyo de diversas instituciones y organismos, tanto públicos como privados de la universidad. El financiamiento ha permitido equipar los laboratorios con tecnología de última generación y contratar a personal altamente capacitado. Asimismo, la colaboración con otras universidades y centros de investigación ha sido fundamental para el éxito de este proyecto.
Texto y fotos: Claudia González Farrera / Faculta de Ciencias Químicas C-IV
Los médicos veterinarios no solo se encargan de la salud animal; su labor abarca mucho más. Son pieza clave en la prevención de enfermedades zoonóticas —aquellas que pueden transmitirse entre animales y personas— y juegan un papel esencial en la protección del bienestar animal, la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible de la producción ganadera. Además, desde una perspectiva ecológica, las y los veterinarios son defensores activos del equilibrio natural, al participar en la conservación de especies y la protección de la fauna.
Este 2024, la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ-UNACH de nuestra universidad organizó una serie de eventos para conmemorar el Día del Médico Veterinario, celebrado en México cada 17 de agosto. Este año, la fecha adquirió un significado especial al coincidir con el 50 aniversario de la UNACH, lo que fortaleció el compromiso de la universidad de formar profesionales que no solo se preocupen por el bienestar animal, sino que también contribuyan al desarrollo agrícola y económico de Chiapas.
Las actividades conmemorativas se llevaron a cabo en el Campus II, en Tuxtla Gutiérrez, y contaron con la participación de una delegación de estudiantes, docentes y personal administrativo de la extensión universitaria de Pichucalco, donde también se imparte el programa de estudios en medicina veterinaria. La participación activa de esta comunidad académica subrayó la importancia de la celebración y el vínculo entre las diferentes sedes de la UNACH.
El 29 de agosto, la facultad vivió una jornada de celebración que rindió homenaje a esta noble profesión. Los estudiantes presentaron una exposición de productos elaborados por ellos mismos, mostrando su creatividad y conocimientos adquiridos. Además, los asistentes disfrutaron de un espectáculo ecuestre y visitas guiadas a la Unidad de Manejo Animal de Cocodrilos, lo que añadió un toque educativo y recreativo a la festividad.
En un estado como Chiapas, donde la veterinaria desempeña un rol fundamental en la economía local, el trabajo de estos profesionales contribuye directamente al bienestar de la población y al crecimiento del sector agropecuario.
Su labor es indispensable en una región rica en biodiversidad como Chiapas, donde el desarrollo rural depende en gran medida de la adecuada gestión de la salud animal y la preservación de los ecosistemas.
En este marco, la FMVZ-UNACH reafirma su compromiso de seguir formando líderes en el campo veterinario que, mediante su vocación y conocimientos, contribuyan a mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales, promover la conservación del medio ambiente y garantizar la seguridad alimentaria.
Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada / Imagenes: FMVZ-UNACH DCS-UNACH