Nuestra universidad reafirma su compromiso con la excelencia educativa mediante la inauguración del "Árbol de Conexiones", una innovadora herramienta didáctica diseñada para mejorar la comprensión práctica de las estructuras de acero en la Facultad de Arquitectura. Este proyecto posiciona a la universidad como un referente en la enseñanza de la arquitectura, al ser la decimosexta estructura de este tipo en México y una de las 170 existentes a nivel mundial.
Durante la ceremonia de inauguración, el rector Carlos Faustino Natarén Nandayapa subrayó la relevancia de esta iniciativa como un ejemplo de colaboración y esfuerzo conjunto entre estudiantes y docentes. “Esta obra demuestra que la universidad es una construcción social donde cada miembro aporta su granito de arena”, afirmó el rector, destacando el papel de la universidad pública en la transformación educativa y social.
El director de la Facultad de Arquitectura, Marco Antonio Moreno Domínguez, explicó que el "Árbol de Conexiones" fue posible gracias a la donación de materiales y al diseño elaborado por docentes de la facultad, con la participación activa de estudiantes de quinto semestre. Esta estructura metálica permite que los alumnos visualicen y comprendan de manera práctica los principios fundamentales de las conexiones de acero, un conocimiento esencial en la construcción de edificaciones.
El proyecto no solo enriquece las prácticas académicas de los estudiantes, sino que también coloca a la UNACH a la vanguardia en la enseñanza de la arquitectura, ofreciendo un modelo educativo que combina teoría y práctica en un entorno realista y funcional.
Con la creación del "Árbol de Conexiones", la UNACH refuerza su posición como una institución comprometida con la innovación educativa y la formación de profesionales altamente capacitados. Esta herramienta didáctica se suma a los logros de la Facultad de Arquitectura, consolidándola como un espacio de aprendizaje dinámico que responde a las necesidades de los futuros arquitectos.
La iniciativa marca un nuevo capítulo en la historia de la Facultad, reafirmando el compromiso de la universidad con la calidad educativa y su capacidad para liderar proyectos que impactan tanto a nivel local como internacional.
Texto: Yadira Fontes García Imágenes: Facultad de Arquitectura C-I
La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) reafirmó su compromiso social al integrarse al programa estatal de alfabetización “Chiapas Puede”. Durante un encuentro celebrado entre el rector de la UNACH, Oswaldo Chacón Rojas, el secretario de Educación del Estado, Roger Adrián Mandujano Ayala, y representantes del Sindicato de Trabajadores Administrativos (STAUNACH), se destacó la importancia de esta iniciativa para combatir el analfabetismo en Chiapas.
El secretario de Educación subrayó el respaldo del gobierno estatal encabezado por Eduardo Ramírez para llevar desarrollo a las comunidades chiapanecas mediante acciones transformadoras. “El objetivo es que todos y todas sepan leer, porque superando las indiferencias podemos avanzar juntos”, afirmó Mandujano Ayala. Asimismo, destacó que el lema universitario, basado en la necesidad de servir, refleja la esencia de este proyecto que busca cambiar vidas.
El rector Oswaldo Chacón Rojas expresó que la UNACH asume con responsabilidad el papel que le corresponde en esta iniciativa, comprometiéndose a aportar sus capacidades académicas y humanas para contribuir a la erradicación del analfabetismo en el estado. “La participación del secretario de Educación junto a nuestra comunidad universitaria es muestra de una alianza sólida que fortalecerá este esfuerzo conjunto”, señaló.
Por su parte, Pedro Jiménez Pérez, líder del STAUNACH, aseguró que el sindicato brindará un respaldo total a la universidad en la implementación de este proyecto. Reafirmó que los trabajadores administrativos de la UNACH están comprometidos no solo con la institución, sino también con el desarrollo de Chiapas.
El evento contó con la participación de destacados representantes del ámbito educativo y social, incluyendo a la secretaria General de la UNACH, María Eugenia Culebro Mandujano; el subsecretario de Educación Federalizada, José Alfredo Ramírez Guzmán; y Jaime Valls Esponda, director Ejecutivo Adjunto de Santander Universidades. Además, estuvo presente María del Carmen Chacón Rojas, madre del rector y exintegrante del gremio universitario.
Con esta iniciativa, la UNACH refuerza su compromiso de ser una institución que trasciende el ámbito académico para impactar positivamente en la vida de los chiapanecos, demostrando que la educación es el motor del cambio social.
Texto e imágenes DCS/UNACH
La Fundación UNACH ha abierto una convocatoria de becas dirigida a estudiantes de licenciatura, con el propósito de apoyarles económicamente y garantizar su continuidad en los programas académicos. Esta iniciativa refuerza el compromiso institucional con el acceso y la permanencia en la educación superior.
La beca consiste en la exención total del pago de reinscripción semestral para el ciclo escolar enero-junio 2025, una medida que busca aliviar la carga económica de las y los estudiantes y fomentar su desarrollo académico.
Podrán participar quienes estén inscritos en licenciaturas de tiempo completo y no cuenten con otro tipo de apoyo económico para su formación académica. Las y los solicitantes deberán cumplir con ciertos requisitos y comprometerse a participar activamente en las actividades de la Fundación.
La recepción de documentos estará abierta del 19 de noviembre al 10 de diciembre de 2024, y los días 11 y 12 de diciembre se dedicarán exclusivamente a atender dudas y aclaraciones. El número de becas a otorgar dependerá de la disponibilidad de recursos, reflejando el esfuerzo continuo de la Fundación por mantener una gestión transparente y equitativa.
A través de esta convocatoria, la Fundación UNACH reafirma su misión de promover la equidad y la inclusión, facilitando oportunidades educativas para estudiantes de todos los sectores de la sociedad. Esta acción es un recordatorio del impacto positivo que puede tener la educación como motor de cambio y progreso social.
Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada. Imágenes: Fundación UNACH
Con una agenda que abarcó temas de vanguardia en la ciencia y la tecnología, del 5 al 8 de noviembre de 2024 se llevó a cabo el 1er. Congreso Internacional Multidisciplinario de la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas. Este encuentro reunió a investigadoras, investigadores, estudiantes y profesionales en un espacio diseñado para el intercambio de ideas, la difusión de avances científicos y la creación de redes colaborativas que fortalecen el quehacer académico.
La ceremonia inaugural, realizada en el Aula Polifuncional de la Facultad de Arquitectura, Campus I, fue el escenario perfecto para resaltar el compromiso institucional con la excelencia educativa y la investigación. Durante el acto, la Dra. María Guadalupe Rodríguez Galván, Directora General de Investigación y Posgrado, en representación del rector Carlos F. Natarén Nandayapa, ofreció un mensaje inspirador. Subrayó que este congreso no solo representa un foro para compartir conocimientos, sino también una plataforma para fomentar la colaboración interdisciplinaria y afrontar los retos del presente con innovación.
En el evento también participaron destacados académicos, como el Dr. Orlando Díaz Hernández, director de la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas, y el Dr. Sergio Mendoza Vázquez, representante de los cuerpos académicos y grupos colegiados de investigación. Sus intervenciones destacaron la importancia de la multidisciplinariedad en la resolución de problemas complejos y en la generación de conocimiento que impacta positivamente a la sociedad.
El congreso ofreció un programa robusto con conferencias magistrales, mesas de discusión y presentaciones de investigaciones sobre temas como sistemas dinámicos, modelos estocásticos, óptica, astrofísica, ecuaciones diferenciales, topología y física teórica. La diversidad de los temas abordados permitió una reflexión profunda sobre el estado actual de la ciencia y su aplicación a desafíos contemporáneos.
Este evento, que congregó a estudiantes de licenciatura y posgrado, profesionales del sector tecnológico e investigadores de renombre nacional e internacional, destacó por la calidad de las ponencias y la participación activa de la comunidad académica. Para las y los estudiantes, en particular, el congreso representó una oportunidad invaluable de aprendizaje y contacto con especialistas que lideran avances en sus respectivas áreas.
En palabras de la Dra. Rodríguez Galván, “este congreso representa un paso firme hacia la construcción de una comunidad académica más fuerte, capaz de enfrentar los retos del presente y del futuro con creatividad e innovación”.
Con la organización y realización de este evento, la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas reafirmó su liderazgo en la promoción de la ciencia y la tecnología, demostrando que la multidisciplinariedad es clave para el avance del conocimiento. Este primer encuentro marca un precedente para futuros congresos y consolida a la institución como un referente en la construcción de soluciones innovadoras para el desarrollo regional y nacional.
Texto e imágenes: Claudia González Farrera
El pasado 7 de noviembre, nuestra universidad se convirtió en el espacio para la reflexión y el análisis crítico al presentar dos investigaciones que examinan los desafíos más urgentes que enfrenta la democracia mexicana. Con enfoques complementarios, ambas investigaciones ponen sobre la mesa problemáticas que amenazan las bases democráticas del país: la violencia política en razón de género y la polarización electoral.
Por un lado, el estudio “Evolución de la violencia política en razón de género en la región Sur-Sureste”, liderado por el Dr. Omar David Jiménez Ojeda, expone una realidad alarmante: en estados como Chiapas, Campeche y Tabasco, las mujeres no solo enfrentan barreras estructurales para participar en la política, sino también agresiones directas que buscan silenciarlas. Este tipo de violencia refleja patrones culturales profundamente arraigados que no solo vulneran derechos humanos fundamentales, sino que también debilitan la construcción de una democracia inclusiva y representativa.
El estudio emplea una metodología integral que incluye análisis legislativo, histórico y empírico, así como entrevistas y el monitoreo de casos en medios. También examina cómo la diversidad cultural y las dinámicas locales de poder en la región Sur-Sureste intensifican los desafíos para las mujeres en el ámbito político. Más allá de visibilizar el problema, este trabajo ofrece propuestas concretas, como reformas legales y políticas públicas destinadas a garantizar los derechos político-electorales de las mujeres, sentando las bases para una democracia más equitativa.
Por otro lado, el profesor Nicolás Loza Otero, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), presentó el estudio “Integridad, violencia y polarización en las elecciones subnacionales mexicanas de 2024”. Este análisis aborda cómo la polarización política, sumada a la violencia y la desconfianza en los procesos electorales, pone en riesgo no solo la legitimidad de las elecciones locales, sino también la confianza ciudadana en el sistema democrático. La investigación plantea que comprender estos fenómenos desde una perspectiva académica es clave para diseñar estrategias que mitiguen sus efectos y fortalezcan las instituciones electorales y democráticas del país.
Ambos trabajos convergen en un llamado urgente: garantizar espacios seguros para la participación política de las mujeres y procesos electorales confiables no es solo un reto, sino una necesidad para evitar que la democracia se quede atrapada en una fragilidad perpetua. Este recordatorio resalta que la democracia no es un estado fijo, sino una construcción constante que demanda el compromiso activo de todas y todos.
En el marco de su 50 aniversario, nuestra universidad reafirma su compromiso con el pensamiento crítico y la búsqueda de soluciones a los problemas sociales más apremiantes. No obstante, los planteamientos expuestos no deben quedarse únicamente en el ámbito académico. Es esencial que se traduzcan en acciones concretas que involucren a las autoridades, partidos políticos y sociedad civil para construir un sistema político más justo, inclusivo y participativo.
La violencia política de género y la polarización electoral son síntomas de un sistema que requiere transformaciones profundas. Enfrentarlos es una responsabilidad colectiva, porque una democracia sólida no se hereda: se construye día a día, con justicia, equidad y la participación activa de todas las personas comprometidas con el cambio.
Texto: Maria del Carmen Nucamendi Estrada Imágenes: DCS/UNACH
El Programa de Profesional Superior Universitario (PSU) se ha convertido en un puente transformador que acerca la educación superior a quienes más la necesitan. Este modelo inclusivo y flexible, orientado a la justicia social, ofrece una oportunidad única para las personas que enfrentan barreras económicas, sociales y culturales, brindándoles una alternativa de alta calidad para su profesionalización. Así, nuestra universidad reafirma su compromiso con la equidad y el desarrollo.
El pasado 8 de noviembre de 2024 representó un antes y un después con la graduación de las primeras dos generaciones del PSU. Este evento reunió a 132 egresadas y egresados provenientes de 30 municipios de Chiapas, 15 estados de México y Guatemala. Entre las y los graduados, destacaron estudiantes de áreas como Justicia Social, Infraestructura y Desarrollo Comunitario, y Bienestar Humano y Comunitario, quienes ahora están preparadas y preparados para convertirse en agentes de cambio en sus comunidades.
El impacto del PSU trasciende lo académico: se posiciona como un instrumento para la transformación social en Chiapas. Las y los egresados no solo adquieren conocimientos técnicos y profesionales, sino también herramientas prácticas para fortalecer sus entornos locales, generar empleo y contribuir al desarrollo sustentable de las regiones más vulnerables. Este modelo de educación inclusiva no solo amplía oportunidades individuales, sino que también fortalece el tejido social de las comunidades, consolidando a nuestra institución como un motor de esperanza y cambio en contextos desafiantes.
Con siete programas académicos que abarcan áreas como: Acuicultura, Biotecnología y Desarrollo Socioeconómico, el PSU demuestra que la educación es un motor fundamental para el progreso social. Este modelo coordinado por la Secretaría para la Inclusión Social y diversidad cultural de la UNACH reafirma el compromiso institucional con la construcción de un Chiapas más equitativo y próspero, ofreciendo programas diseñados para adaptarse a las necesidades específicas de las y los participantes.
Los planes de estudio del PSU incorporan saberes locales y promueven competencias tecnológicas, éticas y sociales, abarcando áreas como Acuicultura, Infraestructura y Desarrollo Comunitario, Agropecuario y Forestal, Biotecnología y Alimentos, Justicia Social, Desarrollo Socioeconómico y Bienestar Humano y Comunitario. Esta flexibilidad permite a las y los estudiantes obtener certificaciones técnicas y profesionales que mejoran su empleabilidad y contribuyen directamente al fortalecimiento comunitario y la justicia social.
Con iniciativas como el PSU, nuestra universidad no solo amplía horizontes académicos, sino que también transforma vidas, dejando una huella imborrable en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada. Imágenes: SISYDIC UNACH
Con un enfoque en las complejidades y desafíos que enfrenta la sociedad contemporánea, nuestra universidad organizó el Quinto Congreso Internacional de Ciencias Sociales mismo que tuvo sede en la Facultad de Ciencias Sociales C-III de San Cristóbal de las Casas, un evento que congregó a académicas, académicos, estudiantes e investigadores para debatir y generar propuestas innovadoras ante problemáticas globales y locales.
En la ceremonia inaugural, se destacó el valor de este tipo de espacios para promover el diálogo crítico y la construcción de soluciones frente a temas como la desigualdad, el cambio climático y la pobreza. Subrayó la importancia de la innovación y la colaboración interdisciplinaria como herramientas clave para abordar las demandas de un mundo en constante transformación.
Durante tres días, las y los asistentes participaron en un dinámico programa que incluyó conferencias magistrales, presentaciones de ponencias, paneles de discusión y talleres. Las temáticas abordadas abarcaron desde antropología y sociología hasta economía y política, reflejando la diversidad y riqueza del campo de las ciencias sociales.
Además de las actividades académicas, el congreso ofreció una exposición artesanal y la presentación de diversas publicaciones, fortaleciendo el vínculo entre la investigación, la cultura y la comunidad. Estas iniciativas buscaron no solo enriquecer la experiencia de las y los asistentes, sino también destacar la relevancia del patrimonio cultural en el análisis social.
Orlando Uriel Bravo Argüello, director de la Facultad de Ciencias Sociales, destacó el trabajo conjunto de toda la comunidad de la facultad para hacer posible un evento de esta magnitud. “Este congreso representa el compromiso de nuestra facultad con la excelencia académica y la búsqueda de soluciones integrales para los problemas sociales de nuestro tiempo”, señaló.
El Quinto Congreso Internacional de Ciencias Sociales consolidó una vez más a nuestra universidad como un espacio de análisis crítico, intercambio de ideas y generación de conocimiento. Este evento no solo permitió reflexionar sobre las nuevas realidades sociales, sino que también reafirmó la misión de formar profesionales comprometidos y críticos, capaces de contribuir al desarrollo de una sociedad más justa e inclusiva.
Texto: Yadira Fontes García Imágenes: DCS UNACH
Nuestra universidad reafirmó su posición como un referente en la educación superior al culminar con éxito la Conferencia Internacional ANUIES-AMPEI-AMEREIAF 2024, un evento que reunió a más de 400 personas representantes de instituciones educativas provenientes de cuatro continentes. Durante tres días, Chiapas se convirtió en el epicentro de reflexiones y debates sobre los desafíos y oportunidades del sector en un mundo interconectado y globalizado.
Carmen Rodríguez Armenta, encargada del despacho de la Subsecretaría de Educación Superior, resaltó el rol estratégico de las universidades en la transformación social, señalando que la internacionalización es clave para preparar a las y los estudiantes frente a los retos de un mundo cambiante.
La conferencia ofreció un programa amplio y diverso que abordó temas fundamentales para el futuro de la educación superior:
Además de conferencias magistrales, las y los participantes presentaron investigaciones, participaron en talleres interactivos y formaron redes de colaboración internacional que fomentarán el desarrollo conjunto de proyectos académicos y tecnológicos.
La exitosa organización de este evento consolida a nuestra universidad como un modelo de liderazgo académico y organizativo en México y América Latina. Este espacio no solo permitió reflexionar sobre el estado actual de la educación superior, sino que también delineó estrategias para enfrentar los retos futuros con una visión global y comprometida con la justicia social.
Con la clausura de la conferencia, nuestra universidad no solo reafirma su compromiso con la excelencia académica y la innovación, sino que se posiciona como un puente entre instituciones educativas de diversas regiones del mundo. El evento dejó claro que la colaboración internacional es fundamental para construir sistemas educativos más inclusivos, sostenibles y capaces de responder a las necesidades de un planeta interconectado.
Chiapas y nuestra universidad fueron protagonistas de un momento crucial para el sector educativo, demostrando que los esfuerzos locales tienen un impacto global cuando se guían por una visión compartida de progreso y equidad.
Texto e imágenes Yadira Fontes García/Gaceta UNACH
“Universidad y Salud Pública en las Américas”.
Armando Ulloa García1; Ángel René Estrada Arevalo2; Celso Ramos García3.
1Facultad de Ciencias Químicas*, Universidad Autónoma de Chiapas. Tapachula, Chiapas, México.
2Escuela Sistemas Alimentarios. Universidad Autónoma de Chiapas. Tapachula, Chiapas, México.
3Instituto Nacional de Salud Pública Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas, Cuernavaca, Morelos, México.
*autor de correspondencia
Resumen.
En este manuscrito, el lector encontrará una detallada evolución de la Salud Pública en los países de América, particularmente en las Instituciones de Educación Superior (IES). Así mismo, se describe la creación de las Unidades de Formación de Profesionales de la salud pública, en varios países, empero, también se hace referencia a la participación de las instituciones que ofrecen servicios de salud individual y colectiva en la región.
Con el afán de caracterizar la evolución de la formación de profesionales de la salud pública en la región, seguirá sin duda, un empeño similar en la investigación y extensión. En el manuscrito, los autores abordan someramente estas dos funciones al describir la creación del Instituto Nacional de Salud Pública en México y al referirse a la creación de la escuela de Higiene y Salud Pública en el estado de Sao Paulo, Brasil. Un elemento que quizá ayude a la profundización de la descripción de la evolución de la salud pública en la formación de profesionales, la investigación y la extensión, será caracterizar los marcos de referencia sociales y políticos en que se crearon estas instituciones de salud pública en la región.
La llegada del siglo XXI, sin duda alguna ofrece una oportunidad para esclarecer la interrelación entre grupos de actores sociales: las Universidades, el sector salud, y la salud de la población. América Latina se enfrenta a un complejo estado de salud de la población caracterizado por enfermedades reemergentes y emergentes a lo que se puede caracterizar como rezago sanitario, si se agregan, los importantes núcleos de población sin acceso a servicios de salud, con oportunidad, seguridad y calidad.
Los autores, sin expresarlo, nos plantean la siguiente pregunta ¿Qué hacer en el marco de las IES y de las instituciones públicas responsables de ofrecer servicios individuales y colectivos de salud para contribuir a dar respuesta a la compleja situación de salud de América?
La Universidad y la Salud Pública en las Américas.
Existen antecedentes, que sugieren que los inicios de la Salud Pública en las Américas, tiene una clara vinculación con Universidades Públicas, ya que dentro de estos espacios académicos se formularon programas de capacitación tales como cursos básicos, diplomados y posgrados. Seguido de la creación de escuelas e institutos, como la Universidad de Johns Hopkins en Baltimore, en 1916, seguida de la Facultad de Medicina y Cirugía de Sao Paulo, la cual en el año de 1924 fue reconocida oficialmente por el gobierno de Brasil como Instituto de Higiene, y en 1931 como Escuela de Higiene y Salud Pública del Estado de Sáo Paulo, todas estas bajo la asistencia financiera de la Fundación Rockefeller.
En América del Norte, particularmente en México, en enero de 1922 se aprobó la fundación de la Escuela de Salubridad, dentro del denominado “proyecto nacionalista” encabezado por el titular de la Secretaría de Educación Pública, José Vasconcelos. Al final de esa década se le denominó Escuela de Salubridad e Higiene y se instaló en el edificio sede del recién creado Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales (ISET), construido en la calle de Carpio, en el número 470.38. Allí se fundaron laboratorios y una biblioteca, y se imprimieron algunas lecciones de los profesores como textos de consulta.
Cinco años antes de la fundación del INSP, en 1982, el doctor Guillermo Soberón fue designado como secretario de Salubridad y Asistencia. En el año de 1983, como parte de la llamada Reforma Sanitaria de segunda generación, se estableció la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud como un subsector de la Secretaría de Salud, agrupando a los Institutos Nacionales de Salud (INSALUD) de ese momento como los responsables de la investigación. especializada en problemas relevantes de la salud del país. En enero de 1987, se crea el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), resultado de la fusión de tres instituciones ya existentes, entre las que destacan: la Escuela de Salud Pública de México, el Centro de Investigación en Salud Pública; y el Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas.
En el caso de Cuba, cuenta con una amplia trayectoria en Salud Pública, vinculada con las contribuciones de Carlos Finlay que esclarecieron la epidemiología de la fiebre amarilla a fines del siglo pasado. El Instituto que lleva su nombre fue fundado en 1927, con el propósito de ofrecer cursos para preparar médicos en salud pública, enfermeros especializados y oficiales de salud. Sólo después del triunfo de la revolución en 1959, la rápida expansión de los servicios de salud exigió el adiestramiento masivo de personal a todos los niveles y entre 1959 y 1967 el Ministerio de Salud, con la colaboración de la Escuela Sanitaria.
En Puerto Rico, la Escuela de Medicina Tropical fue creada por la Asamblea Legislativa de este país, en junio de 1924, con la influencia del Dr. Bailey K. Ashford, médico militar norteamericano que descubrió a comienzos del siglo pasado el Necator americanus, agente etiológico de la anquilostomiasis. En 1955 la escuela ofertó el curso de Maestría en Salud Pública, hasta convertirse en un departamento de medicina preventiva, dentro del recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, con todas las características funcionales de una escuela de salud pública.
En la República de Chile, la creación de la Escuela de Salubridad fue el fruto de la asociación de la Universidad de Chile, el Servicio Nacional de Salubridad, el Instituto Bacteriológico y la Fundación Rockefeller en 1945. Con su creación se deseaba “dar a conocer los fundamentos científicos de la práctica sanitaria, estudiar los problemas nacionales relacionados con la prevención de enfermedades y el fomento de la salud”. En el mismo año, como parte de un movimiento de reforma universitaria, desapareció el concepto de "Escuela de Salubridad" para dar paso a una concepción integral bajo la denominación de "Departamento de Salud Pública y Medicina Social", dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
En lo que corresponde a Venezuela en 1911, la Oficina de Sanidad Nacional y la Primera Ley de Sanidad Nacional, decretaron la ayuda por parte de la Fundación Rockeffeler, para combatir la Fiebre Amarilla, lo que junto a la lucha antimalárica representó un incremento en la esperanza de vida de las personas. Seguido a este evento, en 1936 se creó el Ministerio de Sanidad y asistencia. El surgimiento de esta organización sanitaria con médicos becados por el gobierno norteamericano se produce el controlar diversas epidemias, fundamentalmente Tuberculosis y Malaria. De ahí, se crea la Escuela de Malariología y de Higiene en 1937 y la fundación de las escuelas de Enfermería y Servicio Social en 1940, mientras que la Escuela de Salud Pública, en diciembre de 1958.
En los años 30´, Perú contaba con el Instituto de Medicina Social, la Facultad de Ciencias Médicas de Lima y la Escuela de Médicos Sanitarios. Con estas dos instituciones en 1937, el Gobierno promulgó la Ley 8493, bajo la cual se declara carrera pública a la función técnica sanitaria desempeñada por profesionales de la medicina e ingeniería sanitaria, siendo esta Escuela el centro superior para la preparación especializada de los futuros médicos sanitarios.
En Argentina, la Universidad Nacional del Litoral conformó en 1947 una escuela de salud pública con profesorado de tiempo completo, ubicada en Santa Fe, hasta 1952 cuando se trasladó a la Ciudad de Rosario. La experiencia recogida y el impacto a través de sus egresados llevaron a la fundación de las dos escuelas que se establecieron en la Buenos Aires, una dependiente de la Universidad y la otra del Ministerio de Salud Pública. Ambas coexistieron en un clima de dificultades e incluso de cierta rivalidad hasta 1962 cuando se fusionaron bajo la dependencia de la Universidad de Buenos Aires y en estrecha colaboración con la Secretaría de Estado de Salud Pública.
De lo anterior se narra que en las décadas del 50 y 60 se establecieron, en forma regular, las Escuelas de La Habana, San Juan de Puerto Rico, Caracas, Medellín, Lima, Buenos Aires y Río de Janeiro. Cuatro de estas escuelas han adquirido carácter internacional por la admisión de alumnos extranjeros: Sao Paulo, Río de Janeiro, Santiago y San Juan de Puerto Rico, las cuales, en conjunto, adiestraron en el quinquenio 1964-68, 90% de un total de 696 estudiantes procedentes de otros países, en su mayoría becarios de la OPS. Las escuelas de creación más reciente (Buenos Aires, Caracas, Lima y Medellín) también comenzaron a recibir alumnos extranjeros en proporción creciente. Es difícil medir el impacto que estas escuelas han producido en el pensamiento y la acción de las autoridades de salud de América Latina. En 1968, mientras en Latinoamérica se graduaron 1.579 estudiantes de las diversas categorías en un conjunto de nueve escuelas (excluido Puerto Rico), 17 escuelas de los Estados Unidos y Canadá graduaron 44 estudiantes. Las cifras demuestran elocuentemente el desplazamiento masivo de estudiantes latinoamericanos a las escuelas de su propio medio y la grave responsabilidad que recae sobre ellas en cuanto a la formación de personal de salud para el continente. Más aún si se considera que de los 44 graduados en Estados Unidos y Canadá, 25 son de Puerto Rico, escuela donde se imparte enseñanza en español y la cual por su naturaleza y cultura encuadra dentro de las escuelas latinoamericanas.
Las Universidades y el Fortalecimiento de la Salud Pública.
En las Universidades, una de sus normativas es el Modelo Educativo, en el que formulan las principales funciones sustantivas, entre las que se destacan la Docencia, Investigación y Extensión. En cuanto a la docencia: En la práctica, los espacios en la que se ofertaron programas de pregrado y posgrado en Ciencias de la Salud, tuvieron un rol muy importante en la formación y capacitación de recursos humanos en áreas de la epidemiología, administración de salud, atención primaria de la salud, promoción de la salud y otras áreas que se puedan insertar en la mejora de la salud de las comunidades, con un enfoque de responsabilidad social universitaria.
En cuanto a la función de la Investigación. La formación de Redes de Investigación en Políticas y Sistemas de Salud interinstitucional, nacionales e internacionales, fueron pilares de la investigación. Estas redes jugaron un papel importante en la gestión del conocimiento en la Salud Pública, un ejemplo de ello es el modelo de la red colombiana de investigación. Mientras que en la función de Extensión. Se resalta el papel de la extensión Universitaria como una importante función social y un proceso formativo integrador de los vínculos Universidad-Sociedad; o sea, entre las diversas formas de la cultura universitaria y su entorno comunitario, regional, nacional e internacional. Su desarrollo continuo, es vital en la formación de una sociedad preparada para asimilar los diferentes escenarios y vivir a la altura de su época, contribuyendo a transformarla, por lo que la misma tiene desafíos muy importantes en la contemporaneidad.
Para el logro de lo antes expuesto, es necesario que las universidades tengan acceso a tecnologías de vanguardia, que incluyan laboratorios, equipos médicos, y sistemas de información que son fundamentales para el monitoreo, la gestión, el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
Retos futuros de las Universidades y la Salud Pública.
Las enfermedades infecciosas desatendidas, crónicas degenerativas, enfermedades zoonóticas (gripe aviar H5N1), y síndrome respiratorio agudo grave (SAR-COVID19, son algunos ejemplos de enfermedades emergentes y reemergentes, que se han presentado en forma epidémica y/o pandémicas. Ante este escenario, es importante que las universidades deben de estar preparadas para responder a las emergencias sanitarias, conjuntamente con el Sistema de Salud Regional o Federal. Así, mismo deben promover la equidad y acceso a la Salud de la comunidad, a través de programas de atención y promoción de la salud. Por otra parte, es necesario incorporar recursos humanos para atender eficazmente los problemas de salud. Finalmente, es importante que las universidades signen convenios para fortalecer los programas de desarrollo científico, promoción de actividades de formación, educación continua, actualización profesional y estudios de posgrado.
Es importante resaltar que, en Latinoamérica, a partir de la década de los 80, según datos de la OPS, se produjo un deterioro creciente de la práctica médica hegemónica en pertinencia social y calidad técnica, sobre todo en el sector público, como muestra fehaciente la falta de inequidad en la atención médica.
En resumen, las Universidades deben estar preparadas para enfrentar estos retos futuros mediante la innovación, la colaboración interdisciplinaria, el uso de tecnología avanzada, el enfoque en la equidad y la sostenibilidad, y el fortalecimiento de la educación y la investigación en Salud Pública.
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La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) ha dado un paso importante hacia la modernización y la innovación educativa mediante la implementación de tecnologías de realidad aumentada (RA) y realidad virtual (RV), con el objetivo de transformar la experiencia universitaria de estudiantes, docentes y personal administrativo. El proyecto, desarrollado por un equipo multidisciplinario de la universidad, tiene como fin mejorar la navegación y el aprendizaje, y ofrecer nuevas formas de interactuar con el entorno académico. En una reciente entrevista con los responsables del proyecto, se discutieron los detalles técnicos y los beneficios que esta tecnología aporta a la comunidad universitaria.
Tecnología utilizada para la creación de la aplicación en RA
El equipo encargado del desarrollo de la aplicación de realidad aumentada en la UNACH utilizó Unity, un motor de desarrollo de videojuegos, como plataforma principal para crear la aplicación de RA. Esta herramienta permite el diseño de experiencias interactivas y la integración de la tecnología con dispositivos móviles de manera intuitiva. Además, el uso de Vuforia, una poderosa plataforma de RA, fue clave para el seguimiento de los marcadores, permitiendo a los usuarios disfrutar de una experiencia inmersiva e interactiva de forma inalámbrica.
“El motor de Unity fue esencial para crear la aplicación de realidad aumentada, ya que nos permitió desarrollar la funcionalidad de la app de manera eficiente. Con la ayuda de Vuforia, pudimos integrar el seguimiento de marcadores y facilitar la experiencia para los usuarios sin necesidad de complicados procesos adicionales,” explicó Eduardo Salvador Zenteno Hernández, programador y desarrollador de los proyectos de RA y RV.
Una de las características destacadas de este proyecto es su integración con los sistemas existentes de la universidad. A través de la página web oficial de la UNACH, https://mapa.unach.mx/, los estudiantes pueden acceder al mapa interactivo de la universidad, lo que les permite identificar ubicaciones y trazar rutas hacia su destino. Esta funcionalidad, combinada con el uso de RA, crea una experiencia de navegación más dinámica y accesible.
Además, la universidad ha utilizado Instagram para crear filtros de RA que no requieren la instalación de ninguna app adicional. Esto facilita aún más el acceso de la comunidad universitaria a las herramientas tecnológicas, ya que los usuarios pueden disfrutar de la experiencia simplemente a través de las redes sociales.
El principal objetivo de implementar la realidad aumentada en la UNACH es mostrar a los estudiantes el potencial de la programación en áreas más allá de los sistemas web o aplicaciones móviles tradicionales. A través de esta tecnología, la universidad busca abrir nuevas posibilidades de aprendizaje, mostrando que la programación puede aplicarse de formas innovadoras como en la creación de experiencias interactivas y educativas.
“Queremos que los estudiantes vean que la programación no solo es útil para sistemas web o apps móviles. Al integrar la RA, estamos demostrando cómo se pueden crear experiencias únicas que involucren a los usuarios de una manera inmersiva y educativa,” comentó Karla Mitzuli Aguilar Vázquez, modeladora en 3D de los proyectos.
La aplicación de RA ha generado una respuesta positiva en la comunidad universitaria. Según los responsables del proyecto, se ha notado un aumento en la motivación de los estudiantes para investigar y participar en proyectos tecnológicos. Además, la tecnología ha facilitado la enseñanza de temas complejos, permitiendo una comprensión más interactiva y visual de los contenidos académicos.
El impacto también ha sido evidente en la participación del público. Aunque no se tiene un registro específico de los usuarios, los datos disponibles muestran que alrededor de 900 personas han interactuado con la experiencia, lo que refleja un notable interés en esta nueva forma de aprender y explorar el campus universitario.
“El uso de la realidad aumentada ha permitido que los estudiantes se entusiasmen más con la tecnología. Ha aumentado el interés por crear proyectos propios, y eso es exactamente lo que buscábamos: despertar la curiosidad y el deseo de explorar más allá de lo que se enseña en el aula,” señaló Manuel Fernández Guillén, diseñador gráfico del equipo.
A pesar del éxito alcanzado, el proyecto ha enfrentado desafíos técnicos, especialmente en lo que respecta a la interacción de las físicas en el entorno de la RA y la programación en C#, el lenguaje utilizado en Unity. Sin embargo, los desarrolladores consideran que estos desafíos representan oportunidades para seguir mejorando y perfeccionando la aplicación.
Por otro lado, aunque por el momento el proyecto es demostrativo y no se planea su expansión inmediata a otras áreas de la universidad, el equipo tiene la esperanza de implementar nuevas funcionalidades en el futuro, como tours virtuales temáticos y la integración con otros sistemas de información de la universidad, como los de bibliotecas y laboratorios, lo que permitiría una experiencia aún más completa y educativa.
“A largo plazo, nos gustaría expandir esta tecnología a otras áreas de la universidad y explorar nuevas aplicaciones, como la creación de recorridos virtuales por los museos de la universidad o la localización de servicios específicos dentro del campus,” afirmó Claudia Janeth Ramos Espinosa, desarrolladora de la página web del proyecto.
Para garantizar la sostenibilidad del proyecto, el equipo confía en que plataformas como Vuforia continúen ofreciendo soporte y actualizaciones para asegurar que la tecnología siga siendo funcional y accesible para los usuarios. La plataforma se ha mostrado robusta y confiable, lo que permite que la aplicación siga operativa a largo plazo.
“El éxito de este proyecto depende en gran parte de la continuidad de las plataformas que utilizamos, como Vuforia. Mientras estas herramientas sigan funcionando y brindando soporte, podremos mantener y expandir la experiencia de RA sin problemas,” explicó Héctor de Jesús Coello Gómez, director de proyectos.
Texto e imágenes: Claudia González Farrera