¿Estamos listos para construir juntos una universidad más pertinente e incluyente? La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) está en un proceso de transformación académica sin precedentes. Con el liderazgo del rector, Oswaldo Chacón Rojas, se está diseñando un nuevo modelo educativo que busca responder mejor a la realidad del estado, del país y del mundo. Para entender la magnitud de este cambio, conversamos con Catalina López Ordoñez, directora de Formación e Investigación Educativa, quien explicó la importancia de este nuevo modelo y el impacto que tendrá en la comunidad universitaria.
A veces damos por hecho que la educación superior debe seguir ciertos moldes preestablecidos, sin detenernos a cuestionar si esos modelos realmente responden a las necesidades de nuestros estudiantes y su contexto. La doctora López Ordoñez señala que el modelo educativo es la base teórica epistemológica que orienta la enseñanza en la universidad. En este caso, se fundamenta en una perspectiva humanista, una corriente que propone una educación que reconozca el conocimiento local y valore las realidades específicas del territorio. Es un cambio profundo: dejar de ver la educación como una copia de sistemas importados y comenzar a construir un modelo propio, alineado con nuestra identidad y necesidades.
Este nuevo modelo tiene varios objetivos esenciales. Uno de ellos es reconocer la importancia del territorio y formar estudiantes que puedan responder a las problemáticas locales con soluciones reales. Durante muchos años, la educación superior en Chiapas ha seguido esquemas ajenos a su realidad, dejando de lado las particularidades de la región. Ahora se busca que la universidad forme profesionales que comprendan y transformen su entorno.
Otro aspecto clave de este modelo es ampliar la visión de los estudiantes y ayudarles a entender que problemas como la pobreza, el deterioro ambiental, la interculturalidad y la salud mental no son exclusivos de Chiapas, sino que forman parte de un contexto global. La intención es que los universitarios no solo analicen estas situaciones, sino que también aporten soluciones desde distintas disciplinas y con una mirada intercultural. En este sentido, la educación deja de ser solo un medio para obtener un título y se convierte en una herramienta para transformar la realidad.
Pero transformar la universidad también implica cuestionarnos qué tipo de educación estamos ofreciendo, para quién y con qué propósito. No se trata sólo de cambios en los planes de estudio, sino de una renovación profunda en la manera de pensar la educación. Por ello, es fundamental que toda la comunidad universitaria participe en este proceso: estudiantes, docentes, administrativos y hasta los empleadores. Es un proyecto que busca ser inclusivo y responder a las necesidades reales de la sociedad.
Para garantizar que esta transformación sea efectiva, la UNACH ha desarrollado un proceso metodológico en varias etapas. Primero, se establecieron grupos de trabajo con docentes e investigadores interesados en contribuir al diseño del modelo. Luego, se realizaron visitas a diversas facultades y unidades académicas en todo el estado, permitiendo que cada región aporte su perspectiva. Ahora, se está preparando un proceso de consulta más amplio, en el que se escuchará a estudiantes, padres de familia, egresados y empleadores. La doctora López Ordoñez enfatiza que es crucial conocer qué está pasando con los egresados: ¿logran insertarse en el mercado laboral?, ¿deben migrar para encontrar oportunidades? Estas preguntas ayudarán a orientar la construcción del nuevo modelo educativo.
El resultado de este esfuerzo será un modelo académico más flexible y pertinente. Se sentarán las bases para programas de estudio más accesibles y dinámicos, alineados con las necesidades del mundo laboral sin comprometer la calidad académica. Se propone la flexibilidad de los programas los cuales se podrán ver reflejados en enfoques pedagógicos innovadores, como programas modulares, aprendizaje por proyectos y educación dual. Además, se integrarán de manera transversal temas esenciales como la equidad de género, la interculturalidad, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo tecnológico. En particular, el uso de la inteligencia artificial será un aspecto clave: más allá de comprender su funcionamiento, es necesario reflexionar sobre su impacto y el uso ético que se le dará en la educación y en la vida profesional.
Para acompañar estos cambios, los docentes recibirán formación específica en el nuevo modelo educativo. Durante el próximo verano se ofrecerán cursos que les permitirán familiarizarse con las nuevas metodologías y enfoques. Además, antes de su implementación oficial en agosto de 2025, el modelo será evaluado por diversas instancias, incluyendo el Consejo Universitario de la UNACH, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL).
Este nuevo modelo educativo representa mucho más que una reforma académica; es un compromiso con una universidad más humana, más cercana a su comunidad y a su realidad. No se trata solo de ajustar planes de estudio, sino de cambiar la manera en que concebimos la educación superior. Será un proceso largo y gradual, pero lo importante es que la UNACH ya ha dado el primer paso. Ahora, la pregunta es: ¿Estamos listos para ser parte de este cambio?
TEXTO: María del Carmen Nucamendi Estrada