A las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985, un sismo de magnitud 8.1 sacudió violentamente a la Ciudad de México. Los movimientos oscilatorios y trepidatorios derrumbaron edificios y levantaron el pavimento, dejando una estela de devastación y la pérdida de miles de vidas. Muchas generaciones aún guardamos vívidos recuerdos de ese fatídico día, cuando, en medio del caos, la población civil se unió en un acto de solidaridad para asistir a quienes más lo necesitaban.
Este desastre reveló la falta de preparación y la ausencia de protocolos eficaces para enfrentar emergencias de tal magnitud. Ante esta realidad, tanto la sociedad como las autoridades comprendieron la urgencia de fomentar una cultura de prevención y seguridad. Así, surgió el Sistema Nacional de Protección Civil, un pilar fundamental para la respuesta ante desastres y la cohesión ciudadana en situaciones de crisis.
En 2001, se estableció el primer macro simulacro a nivel nacional, con el propósito de honrar la memoria de aquella tragedia y educar a la población. El objetivo principal es enseñar a las personas cómo actuar ante un sismo, identificando zonas seguras, salidas de emergencia y siguiendo los protocolos de protección civil. Hoy, este ejercicio se ha convertido en una tradición anual que subraya la importancia de estar preparados frente a desastres naturales.
Cada 19 de septiembre, México se une en un macro simulacro que no solo recuerda los sismos que han marcado al país, sino que también promueve la cultura de la prevención. Esta fecha fue elegida por la coincidencia de dos terremotos devastadores, el de 1985 y el de 2017, que dejaron profundas lecciones para la sociedad mexicana.
Este año, la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) se sumó a este esfuerzo nacional de prevención. En punto de las 11:00 horas, se activaron las alertas sísmicas, y cientos de estudiantes, docentes y personal administrativo de todos los campus participaron en el simulacro de evacuación. El escenario simulado fue un sismo de magnitud 8.0 con epicentro en Guerrero, lo que permitió evaluar la capacidad de respuesta de los cuerpos de emergencia y de la comunidad universitaria.
La UNACH, consciente de que México se encuentra en una de las regiones sísmicamente más activas del mundo, se compromete año tras año a promover una cultura de prevención. El macro simulacro no es solo un recordatorio de la necesidad de estar preparados, sino una oportunidad para que la comunidad unachense practique y refuerce los conocimientos necesarios para actuar con rapidez y eficacia en caso de un sismo real.
Gracias a estos ejercicios, las y los miembros de la universidad no solo aprenden a mantener la calma, identificar refugios seguros y alejarse de zonas de riesgo, sino que también se mejoran continuamente los protocolos de emergencia en los edificios universitarios, contribuyendo a un ambiente más seguro para todas y todos.
Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada. Imágenes: Comunidad UNACH