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Gaceta impresa

Claudia González Farrera

Claudia González Farrera

Un grupo de mujeres y hombres, estudiantes y egresados de la Facultad de Arquitectura de nuestra universidad ha sido reconocido por su destacado proyecto "Fragmentos de un Río", el cual propone una solución integral para la recuperación del río y la revitalización urbana de la ciudad.

 

El trabajo ganador del primer lugar en el concurso "Proyecto Ecoturístico Sendero Jam Ach'ulel", organizado por la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) Delegación Chiapas, plantea la creación de un sendero ecológico que conecte diversas áreas naturales de la ciudad, promoviendo así la conservación del medio ambiente y el desarrollo de un turismo sostenible.

 

El proyecto "Fragmentos de un Río" se enfoca en cuatro ejes principales:

 

  • Consolidación de Fronteras Verdes: Protección de las áreas naturales para evitar la expansión urbana descontrolada.
  • Redensificación y Planeación Estratégica: Fomento de un crecimiento urbano ordenado y sostenible.
  • Conectividad Ambiental: Creación de un corredor biológico que conecte el Cerro Mactumatzá con el Río Grijalva.
  • Infraestructura Sustentable: Construcción de un sendero ecológico con espacios recreativos y servicios que fomenten el aprendizaje ambiental.

 

Esta propuesta innovadora no solo beneficiará al medio ambiente, sino también a la comunidad de Tuxtla Gutiérrez, al ofrecer un espacio de esparcimiento y aprendizaje para los ciudadanos. Además, el sendero ecológico tiene el potencial de convertirse en un atractivo turístico, generando beneficios económicos para la región.

 

El equipo ganador está conformado por estudiantes de la Facultad de Arquitectura de la UNACH: Jonathan Popomeyá (egresado 2022), Jafet Courtois y Fernanda Perianza (ambos estudiantes de décimo semestre), bajo la asesoría del arquitecto Alberto Castillejos (egresado 2018).

 

"Con este proyecto buscamos recuperar la conexión de los habitantes de Tuxtla Gutiérrez con su río y fomentar un sentido de pertenencia y cuidado por el medio ambiente", afirmó Jonathan Popomeyá, líder del equipo ganador.

 

Texto: Yadira Fontes García

Imágen: Archivo Jonathan Popomeyá

 

Diana Jaren Cruz González, estudiante de Ingeniería en Desarrollo Agroambiental de la Facultad de Ciencias Agronómicas de nuestra universidad, está poniendo su granito de arena para eficientar la producción de café en los Altos de Chiapas. A través de su práctica profesional en Cafeología, Diana ha implementado técnicas de agricultura regenerativa para mejorar la calidad del café y el bienestar de los productores.

 

Con pasión y dedicación, Diana está trabajando de la mano de productores locales, compartiendo sus conocimientos en agricultura sostenible y promoviendo prácticas que respetan el medio ambiente. Su objetivo es mejorar la calidad del café chiapaneco y contribuir al desarrollo de las comunidades productoras.

 

La agricultura regenerativa es un sistema de producción agrícola que mejora la salud del suelo, aumenta la biodiversidad y reduce las emisiones de carbono. Al aplicar estas técnicas, Diana busca mejorar la calidad del café y la sostenibilidad de los sistemas de producción.

 

"Mi objetivo es contribuir a mejorar la calidad de vida de los productores de café y preservar el medio ambiente. Creo firmemente que la agricultura regenerativa es el futuro de la producción de café en Chiapas", afirmó Diana.

 

La UNACH, a través de la Facultad de Ciencias Agronómicas, Campus V forma profesionales altamente capacitados para enfrentar los desafíos del sector agropecuario y contribuir al desarrollo sostenible de Chiapas.

 

El plan de estudios de Ingeniero en Desarrollo Agroambiental considera que deberán poseer los conocimientos científicos, tecnológicos y socioeconómicos para el manejo integral de los sistemas de producción y de los recursos naturales del territorio rural, innovando con las alternativas agroecológicas pertinentes localmente, para la gestión y promoción local del desarrollo agropecuario sostenible. 

 

Además de poseer las habilidades para identificar la realidad ecológica, económica y social, y actitudes y valores de liderazgo para promover y articular la organización socio-productiva del desarrollo sostenible en el sector agropecuario y rural, atendiendo los diferentes niveles de la cadena productiva.

 

 

Claudia González / Yadira Fontes

¿Sabías que la Facultad de Ingeniería Civil Campus I de la nuestra universidad  tiene una historia que se remonta a más de cinco décadas? 

 

¡Acompáñanos a recorrer este fascinante viaje en el tiempo, lleno de logros, transformaciones y un profundo compromiso con la formación de ingenieros que han dejado huella en Chiapas y en todo México!

 

Todo comenzó el 22 de diciembre de 1965, cuando se fundó la Escuela de Ingeniería Civil en Tuxtla Gutiérrez. Con un plan de estudios basado en el prestigioso modelo de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, la escuela abrió sus puertas el 7 de marzo de 1966, marcando el inicio de una era de innovación y excelencia académica en Chiapas. En 1974, con la creación de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), la Escuela de Ingeniería Civil se integró a esta casa de estudios, consolidándose como una de sus instituciones más importantes. Este fue el primer paso hacia un crecimiento académico y administrativo que ha perdurado hasta nuestros días.

 

El 11 de diciembre de 1997 fue un día histórico. La escuela fue elevada al rango de Facultad de Ingeniería Campus I, un reconocimiento a su trayectoria y su impacto en la formación de profesionales altamente capacitados. Pero eso no fue todo: ese mismo año, el 30 de septiembre, se aprobó la Maestría en Ingeniería Hidráulica Ambiental, un programa pionero que reforzó el compromiso de la facultad con la investigación y el desarrollo de soluciones innovadoras para los desafíos del país.

 

Hoy, la Facultad de Ingeniería Civil Campus I es un referente en la formación de ingenieros comprometidos con su entorno. Sus egresados han contribuido a la construcción de infraestructuras, al desarrollo sostenible y a la solución de problemas ambientales en Chiapas y más allá. “Por la conciencia de la necesidad de servir”, este lema ha guiado a generaciones de estudiantes y docentes, quienes han trabajado incansablemente para transformar la realidad de nuestro estado y país.

 

Con un plan de estudios de vanguardia, basado en los más altos estándares académicos, y programas como la Maestría en Ingeniería Hidráulica Ambiental, que combina teoría y práctica para enfrentar los retos del siglo XXI, esta facultad se ha consolidado como un espacio donde se forman profesionales con una clara conciencia de su responsabilidad con la sociedad.

 

Si eres un apasionado de la ingeniería, la innovación y el servicio a la comunidad, la Facultad de Ingeniería Civil Campus I es el lugar ideal para ti. Aquí no solo adquirirás conocimientos técnicos, sino que también formarás parte de una comunidad que trabaja por un futuro mejor. “El camino de la ingeniería no es fácil, pero es increíblemente gratificante. En la UNACH, encontrarás las herramientas, el apoyo y la inspiración para alcanzar tus sueños”, dicen los docentes y estudiantes que hoy llevan con orgullo el nombre de esta facultad.

 

La Facultad de Ingeniería Civil Campus I es más que un espacio académico: es un símbolo de perseverancia, innovación y compromiso. Desde su fundación en 1965 hasta su consolidación como una de las facultades más importantes de la UNACH, su historia es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando se combinan esfuerzo, visión y pasión.

 

 

texto: Claudia I. González Farrera 

Imagen : Facultad de Ingeniería Campus 1

En un esfuerzo por articular el conocimiento con el desarrollo social, nuestra universidad fue sede de la instalación de la Red de Espacio Común de Educación, Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Red ECOS) en Chiapas. Este acontecimiento marca el inicio de una plataforma colaborativa que busca enfocar y canalizar esfuerzos interinstitucionales para atender las principales problemáticas de la sociedad chiapaneca.

 

El evento, encabezado por el rector Oswaldo Chacón Rojas, contó con la participación del secretario de Educación del estado, Roger Adrián Mandujano Ayala, y de manera virtual, el titular de la Unidad de Políticas Transversales de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI), Arturo Chávez López. Asimismo, se sumaron representantes de universidades, sector empresarial y organismos de productores, consolidando una alianza estratégica entre la academia, el gobierno y el sector productivo.

 

Durante su intervención, el rector Chacón Rojas destacó el carácter histórico de esta iniciativa, señalando que la Red ECOS permitirá articular esfuerzos conjuntos para el beneficio directo de la sociedad chiapaneca. "Esta es una oportunidad para repensar el papel de las instituciones educativas y científicas, enfocándonos en acciones concretas que transformen realidades y promuevan el desarrollo sustentable", subrayó.

 

Por su parte, el titular de la Unidad de Políticas Transversales de la SECIHTI, Arturo Chávez López, presentó las directrices de esta red nacional, enfatizando la necesidad de cambiar el paradigma en la producción de conocimiento. "La ciencia, las humanidades, la tecnología y la innovación deben estar al servicio de la sociedad, contribuyendo a la resolución de problemáticas locales y globales", afirmó.

 

En esta misma línea, el secretario de Educación del estado, Roger Adrián Mandujano Ayala, reconoció el potencial de Chiapas como un territorio fértil para proyectos de gran impacto. Destacó la importancia de integrar la visión de los pueblos originarios en los proyectos de la Red ECOS, subrayando la riqueza intercultural como una fortaleza para el desarrollo del estado.

 

La instalación de la Red ECOS también reunió a figuras clave como la rectora de la UNICACH, Fanny López Jiménez; la presidenta de COPARMEX Chiapas, Teresa Domínguez Alatorre; y el presidente de la Coordinadora Mexicana de Organizaciones de Pequeños Productores de Comercio Justo, Ángel Burgos Barreto, entre otras personalidades. Este espacio de diálogo y colaboración abre un nuevo horizonte para construir soluciones integrales, desde la academia y la innovación, con impacto directo en el bienestar social.

 

Con la instalación de la Red ECOS, la UNACH reafirma su compromiso con el desarrollo de Chiapas, promoviendo alianzas estratégicas que fortalezcan la vinculación entre la educación, la investigación y el sector productivo. Este esfuerzo colectivo representa un paso decisivo hacia un modelo de conocimiento más inclusivo, solidario y orientado al servicio social, sentando las bases para una transformación profunda y sostenible en la región.

 

Texto: Redacción Gaceta

Imagen: DCS UNACH

La educación atraviesa una transformación profunda. Al igual que otras áreas del conocimiento, los avances científicos y tecnológicos han obligado a replantear la forma en que enseñamos y aprendemos. En este contexto, la neuroeducación ha emergido como una disciplina clave al combinar descubrimientos en neurociencia con nuevas estrategias pedagógicas, ofreciendo métodos de enseñanza más efectivos, naturales y adaptados a las necesidades individuales de los estudiantes.

 

El Dr. José Arlés Gómez, académico de la Fundación Juan N. Corpas de Colombia y experto en neuroeducación, destaca que la educación debe evolucionar conforme entendemos mejor el funcionamiento del cerebro. Durante mucho tiempo, los modelos tradicionales de enseñanza han priorizado la dimensión cognitiva del aprendizaje, dejando en un segundo plano factores como las emociones, la motivación y el contexto del estudiante, elementos que juegan un papel fundamental en la adquisición y retención del conocimiento.

 

La neuroeducación nos invita a repensar la enseñanza desde una perspectiva más integral. Sabemos que el aprendizaje no es un proceso uniforme y que cada persona asimila la información de manera distinta. El ritmo, las emociones y el entorno influyen directamente en la forma en que adquirimos conocimientos. Cuando el aprendizaje se adapta a estos principios, se logra no solo una mejor retención de la información, sino también una experiencia más enriquecedora y menos estresante para el estudiantado. Esto es especialmente relevante en la educación superior, donde la carga académica puede representar un desafío significativo para quienes no cuentan con herramientas adecuadas para procesar y gestionar el conocimiento.

 

En este proceso de transformación, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un actor clave que está redefiniendo la interacción entre docentes y estudiantes. Su capacidad para personalizar el aprendizaje permite adaptar los contenidos según el estilo y ritmo de cada estudiante, facilitando una experiencia educativa más flexible y accesible.

 

Las herramientas basadas en IA incluyen asistentes virtuales, plataformas de tutoría automatizadas y sistemas de evaluación inteligente que no solo ayudan a comprender temas complejos, sino que también ofrecen retroalimentación inmediata y alivian la carga administrativa del personal docente. Esto permite que la enseñanza no se limite a la transmisión unidireccional de conocimiento, sino que fomente la reflexión crítica y la participación activa del alumnado.

 

Sin embargo, la incorporación de la IA en la educación no está exenta de desafíos. Para algunos docentes, su uso representa una amenaza en lugar de una oportunidad. Este temor, en gran medida, surge de la falta de conocimiento sobre cómo utilizar estas herramientas de manera efectiva. Superar esta resistencia implica capacitación continua y la creación de espacios de diálogo donde se desmitifiquen sus usos y se demuestre su potencial para fortalecer el trabajo docente en lugar de sustituirlo.

 

En definitiva, la combinación de neuroeducación e inteligencia artificial tiene el potencial de revolucionar la educación superior, haciéndola más inclusiva, efectiva y alineada con las demandas del mundo contemporáneo. No obstante, su éxito dependerá de la formación docente, la implementación de políticas educativas innovadoras y la disposición de las instituciones para adoptar cambios que beneficien tanto a estudiantes como a profesores. La educación del futuro no solo debe centrarse en el contenido, sino en cómo aprendemos y en cómo aprovechar la tecnología para potenciar el aprendizaje y la construcción del conocimiento.

 

 

Texto: María del Carmen Nucamendi Estrada

Fotos: internet

En una entrevista exclusiva con Marisela Solís Gómez, encargada del programa UNACH-MOVIL, conocimos a fondo esta iniciativa que ha transformado la movilidad y la inclusión en la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Este programa, diseñado para brindar apoyo a personas con discapacidad, adultos mayores, mujeres embarazadas y quienes enfrentan situaciones de emergencia médica, ha marcado un cambio en la cotidianidad de la vida universitaria.

 

El programa nació de la necesidad de facilitar el traslado dentro del Campus I de la UNACH, donde las distancias entre unidades académicas y administrativas pueden ser un desafío para quienes tienen movilidad reducida. La encargada de este servicio destacó que el objetivo principal es ofrecer un apoyo gratuito y eficiente que garantice la inclusión y el bienestar de la comunidad universitaria.

 

Las motos adaptadas cuentan con espacios amplios y asientos accesibles, diseñados para brindar comodidad y seguridad a las y los usuarios. Este servicio no solo ha mejorado la movilidad de las personas con discapacidad, sino que también ha sido fundamental en situaciones de emergencia, permitiendo el traslado rápido de personal médico y pacientes.

 

La comunidad universitaria ha respondido con entusiasmo a esta iniciativa. Estudiantes y personal han expresado su gratitud por contar con un medio de transporte que les permite llegar a tiempo a sus clases o recibir atención médica oportuna. Además, el programa ha sido reconocido como un reflejo del compromiso de la UNACH con los derechos humanos y la inclusión.

 

¿Existen planes a futuro de que este servicio pueda crecer? Al respecto la responsable del programa señaló que a largo plazo, se planea ampliar el número de unidades e incluso extender el programa a otros municipios donde sea necesario. Asimismo, destacó otros proyectos en desarrollo, como la instalación de rampas y señalética adecuada para mejorar la accesibilidad en el campus.

La entrevista concluyó con un poderoso mensaje de la Lic. Solís Gómez:

 

"La discriminación es una problemática que afecta a nuestra sociedad, pero a través de iniciativas como UNACH-MOVIL, buscamos fortalecer la inclusión y garantizar los derechos de todas las personas. Invitamos a la comunidad universitaria a sumarse a este esfuerzo, promoviendo el respeto y la no discriminación en cada acción."

 

UNACH-MOVIL es un claro ejemplo de cómo la universidad trabaja para crear un entorno más inclusivo y accesible para todos. ¡Sigamos construyendo una comunidad universitaria que priorice el bienestar y la igualdad!

 

Gaceta UNACH - Informando para transformar.



Texto: Claudia I. González Farrera 

Reconocer el papel de las mujeres en la ciencia no solo significa destacar sus logros, sino también visibilizar los desafíos que han enfrentado y continúan enfrentando en su camino. La equidad de género en la investigación y la innovación es un elemento esencial para el progreso social y científico.

 

En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se conmemora cada 11 de febrero, es momento de reflexionar sobre la importancia de garantizar igualdad de oportunidades en el acceso a la educación y la investigación. La ciencia, al igual que el conocimiento, debe estar libre de barreras y abiertas a todas las personas, sin distinción de género.

 

Desde la antigüedad, figuras como Hipatia de Alejandría filósofa, matemática y astrónoma de la antigua Alejandría. Marcaron el camino de las mujeres en la ciencia, pero la historia también ha estado marcada por la invisibilización de su trabajo. Hoy, en México, contamos con destacadas científicas que han abierto puertas para nuevas generaciones y que, con su talento y compromiso, han contribuido significativamente al desarrollo del país.

 

Mexicanas que han dejado huella en la ciencia

 

Karen Salomé Caballero Mora (Chiapas) destacada física mexicana especializada en astropartículas y física de altas energías. Actualmente, se desempeña como profesora titular en la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) 

 

Elisa Cruz Rueda (Chiapas) investigadora y académica en el ámbito de las ciencias sociales, especializada en los derechos humanos de los pueblos indígenas. docente de tiempo completo en la Escuela de Gestión y Autodesarrollo Indígena (EGAI) de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH).

 

Eva Ramón Gallegos (Oaxaca) Especialista en biomedicina y nanobiotecnología, reconocida por desarrollar tratamientos innovadores contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) mediante terapia fotodinámica.

 

Julieta Norma Fierro Gossman (Ciudad de México) Astrónoma y divulgadora científica, ha dedicado su carrera a acercar el conocimiento del universo a la sociedad. Recibió el Premio Kalinga de la UNESCO.

 

Susana Lizano Soberón (Ciudad de México) Astrofísica y expresidenta de la Sociedad Mexicana de Física, con investigaciones clave en la formación de estrellas.

 

Silvia Torres Castilleja (Ciudad de México) Primera mujer en dirigir la Unión Astronómica Internacional, su trabajo ha sido fundamental en el estudio de nebulosas planetarias.

 

Esther Orozco Orozco (Chihuahua) Bióloga experta en biomedicina molecular, reconocida por sus investigaciones sobre la amibiasis, enfermedad que afecta a millones de personas.

 

Ana María Cetto Kramis (Ciudad de México) Física e investigadora en mecánica cuántica y energía atómica, exdirectora del Museo de la Luz.

 


María Elena Álvarez-Buylla Roces (Ciudad de México) Bióloga especialista en genética y biotecnología, enfocada en el estudio del impacto ambiental de los organismos genéticamente modificados.

 

Gabriela Dutrénit Bielous (Uruguay-México) Economista e investigadora en innovación y desarrollo tecnológico, asesora de políticas científicas en México.

 

La equidad en la ciencia sigue siendo un reto

 

A pesar de los avances, las mujeres siguen siendo minoría en la investigación científica. Según datos de la UNESCO, menos del 30% de los investigadores en el mundo son mujeres, y en México, aunque la cifra ha crecido, aún enfrentan obstáculos en términos de financiamiento, reconocimiento y acceso a oportunidades.

 

Ante este panorama, la UNACH trabaja para fomentar entre su comunidad el interés por la ciencia, así como para la sociedad para que desde edades tempranas, especialmente entre niñas y jóvenes se interesen en estas áreas de conocimiento. 

 

El acceso equitativo a la educación científica y tecnológica es clave para el desarrollo del país, y es responsabilidad de todos generar espacios de inclusión, innovación y oportunidades igualitarias.

 

Que cada 11 de febrero no sea solo un día de conmemoración, sino un recordatorio de que la ciencia necesita a todas las mentes brillantes, sin distinción de género. El futuro de la investigación y el conocimiento se construye con equidad, inclusión y oportunidades para todas y todos.

 

 

TEXTO: María del Carmen Nucamendi Estrada

FOTOS: INTERNET

 

En una decisión histórica que refleja el compromiso de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) con el desarrollo educativo y la diversidad cultural, el Consejo Universitario aprobó la fusión de la Escuela de Gestión y Autodesarrollo Indígena y el Instituto de Estudios Indígenas. Esta unión da origen a la Facultad de Ciencias Humanas para el Desarrollo Intercultural Sostenible, con sede en San Cristóbal de Las Casas.

La creación de esta nueva facultad, aprobada durante la Segunda Sesión Extraordinaria del Consejo Universitario, presidida por el rector Oswaldo Chacón Rojas, representa un paso decisivo hacia la consolidación de una oferta académica alineada con las necesidades de las comunidades indígenas y la promoción de la interculturalidad. Bajo esta nueva estructura, se impartirán la Licenciatura en Gestión para el Desarrollo y la Diversidad y la Maestría en Estudios sobre Diversidad Cultural y Espacios Sociales, programas que han destacado por su enfoque en el fortalecimiento de la identidad y el desarrollo sostenible.

El rector Oswaldo Chacón Rojas, al presentar esta iniciativa, destacó la importancia de esta fusión como una estrategia para mejorar la calidad académica en temas relacionados con la interculturalidad, un eje central en las políticas públicas actuales. "Ambas unidades tienen una tradición invaluable en la UNACH, y esta integración permitirá fortalecer las líneas de trabajo e investigación, siempre en concordancia con las necesidades sociales y las políticas interculturales", afirmó Chacón Rojas.

En el marco de esta transformación, se estableció un plazo máximo de 90 días para integrar todos los documentos necesarios que formalicen la creación de la facultad, incluyendo el registro de la oferta académica, la formulación de los documentos de planeación y la construcción de los cuerpos normativos internos. Este proceso garantizará una transición ordenada y eficiente hacia la nueva estructura institucional.

En la misma sesión, el Consejo Universitario aprobó la integración de Lucas Reyes Castellanos al Tribunal Universitario, en reconocimiento a su trayectoria de más de 30 años en la formación de generaciones de abogados y su destacada labor como jurista chiapaneco. Esta incorporación fortalece el órgano colegiado con su experiencia y compromiso con la educación superior.

Además, se eligieron a las y los consejeros que ocuparán cargos en distintas comisiones, asegurando el buen funcionamiento del Consejo Universitario y el cumplimiento de sus responsabilidades en el desarrollo de la UNACH.

Con esta decisión, la UNACH reafirma su vocación social y su compromiso con la diversidad cultural, apostando por una educación que reconozca y valore las identidades indígenas y promueva el desarrollo sostenible a través de la formación de profesionales capaces de transformar su entorno con una perspectiva intercultural.

 

Texto: Redacción

Imagen: DCS/UNACH

La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), a través de la Facultad de Ciencias Químicas, campus IV, ha puesto en marcha el Programa BIDA-UNACH, una iniciativa que busca concientizar a la comunidad universitaria sobre la importancia de la donación altruista de sangre y fortalecer una cultura de solidaridad y responsabilidad social.

El programa surgió como respuesta a una problemática constante en la sociedad: la necesidad de sangre para pacientes que enfrentan accidentes, cirugías o enfermedades específicasEl objetivo principal de BIDA-UNACH es fomentar el altruismo entre los estudiantes, docentes y administrativos, promoviendo la donación voluntaria como un acto que salva vidas y fortalece a las comunidades.

Para motivar a la comunidad universitaria a sumarse a esta causa, el programa realiza pláticas informativas, estudios básicos y valoraciones médicas para identificar a los candidatos aptos para donar. Además, los coordinadores y el personal de apoyo juegan un papel fundamental en la operatividad del programa, promoviendo una cultura de apoyo y solidaridad que reafirma el lema de la UNACH: “Por la conciencia de la necesidad de servir”.

Entre los principales retos que enfrenta el programa se encuentran la falta de información, regulaciones poco incluyentes y los prejuicios presentes en la población. Sin embargo, el equipo de BIDA-UNACH trabaja incansablemente para superar estas barreras y fomentar una cultura de donación altruista.

Los interesados en convertirse en donantes pueden registrarse en la base de datos del programa acudiendo a la Facultad de Ciencias Químicas, campus IV, donde se les realizará un cuestionario interno, una prueba de grupo sanguíneo y una valoración médica. Además, el programa sigue estrictos protocolos de seguridad para garantizar que la donación sea segura y efectiva, excluyendo a personas con factores de riesgo como procesos infecciosos, vacunación reciente o tatuajes y piercings realizados en menos de un año.

Las metas a corto plazo incluyen aumentar la participación de estudiantes de la Facultad de Ciencias Químicas, mientras que a mediano plazo se busca integrar a otras facultades del campus IV, así como a la población en general, empresas y organizaciones civiles. Además, existe la posibilidad de expandir el programa a otros campus de la UNACH y colaborar con instituciones externas.

El mensaje final del programa es claro: “Realizar una donación de sangre es salvar una vida”. Como comunidad universitaria, ser conscientes de esta necesidad nos permite ser mejores seres humanos y contribuir al bienestar de la sociedad.

¡Únete a BIDA-UNACH y sé parte de esta iniciativa que salva vidas!

 

REDACCION: Claudia I. Gonzalez Farrera

Imagen: Facultad de Ciencias Químicas C-IV

Hablar de la infancia en América Latina es hablar de una crisis que hemos normalizado, una crisis tan profunda que ya no nos sorprende, pero que sigue afectando los derechos de niñas, niños y adolescentes en toda la región.

 

La doctora e investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNACH, Corina Giacomello, lo señala con claridad en entrevista: la región atraviesa una grave crisis de cuidado, un problema que, aunque evidente y urgente, sigue sin ser prioridad en la agenda pública. “Pobreza infantil, trabajo infantil, explotación, embarazos adolescentes, falta de acceso a salud y educación”, enumera Giacomello, como una lista de tareas pendientes que nadie parece abordar con la urgencia que requieren.

 

América Latina vive una profunda crisis de cuidado, afectada por la desigualdad y con altas tasas de pobreza que impactan especialmente a los niños, empujándolos al trabajo desde edades tempranas. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la niñez es uno de los sectores más golpeados por la pobreza, y el trabajo infantil sigue siendo, para muchas familias, una triste estrategia de supervivencia.

 

Giacomello destaca que esta problemática se agrava por las deficiencias en los sistemas educativos y de salud, así como por fenómenos como la explotación sexual y la trata. Es crucial entender que estos problemas no son aislados, sino que forman parte de una crisis más grande que necesita una solución integral y de largo alcance.

 

El trabajo infantil, especialmente en zonas rurales, es una realidad en América Latina y en lugares como Chiapas. Según datos de 2018, UNICEF estimaba que 151.6 millones de niños eran víctimas de trabajo infantil a nivel mundial, y casi la mitad de ellos estaban sometidos a las peores formas de explotación. En México, la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil de 2022 reveló que el 13.1% de los menores entre 6 y 17 años se encuentran en esta situación, con Chiapas ocupando el segundo lugar a nivel nacional. Estas cifras no solo son alarmantes, sino que también reflejan la urgente necesidad de acciones concretas.

 

En este contexto Giacomello señala que las organizaciones de la sociedad civil juegan un papel clave en la defensa de los derechos de los niños, brindando servicios que el Estado no ofrece. La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) también tiene un rol fundamental al visibilizar estos problemas a través de investigaciones, eventos y programas de capacitación.

 

Como institución académica de referencia en el estado, la UNACH tiene el compromiso de generar debates y ofrecer soluciones basadas en el conocimiento y la autonomía. Un claro ejemplo de este compromiso es el diplomado organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNACH, enfocado en la prevención, atención y combate del trabajo infantil, trabajo forzoso y trata de personas. En este curso gratuito, impartido por expertos de alto nivel, más de 2,000 personas de México y otros países se han sumado, lo que refleja el gran interés por enfrentar esta problemática urgente.

 

Este diplomado demuestra que la UNACH no solo se limita a la formación académica, sino que comprende que la lucha contra la explotación infantil y la trata de personas requiere esfuerzos coordinados entre el sector académico, gubernamental y organizaciones internacionales como la OIT y UNICEF. En un estado como Chiapas, que ocupa el segundo lugar a nivel nacional en trabajo infantil, esta colaboración cobra aún más relevancia.

 

Visibilizar la crisis de la infancia no es solo un acto de denuncia, sino un paso necesario para construir soluciones. La UNACH tiene el compromiso de seguir abriendo espacios de discusión y presentando investigaciones que no se queden en el papel, sino que se conviertan en herramientas para un cambio real. La infancia no puede seguir siendo un tema secundario. Escuchar el silencio de las niñas, niños y adolescentes, entender sus miedos, ausencias y realidades, es el primer paso para transformar su futuro y garantizarles una vida digna.

 

 

TEXTO y FOTOS: María del Carmen Nucamendi Estrada