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¡Que viva la Benemérita UNACH!

 

El 11 de junio de 2025 no fue un día cualquiera. En el corazón del Congreso del Estado de Chiapas, la emoción fue palpable. Aplausos, abrazos y sonrisas acompañaron un acto histórico, la Universidad Autónoma de Chiapas fue declarada Benemérita.

 

Ese día, en voz del rector Oswaldo Chacón Rojas, la UNACH habló con fuerza y con memoria. Y también con gratitud. Consciente del peso simbólico de esa palabra, “Benemérita”, que proviene del latín benemeritus, digna, merecedora de reconocimiento, el rector no sólo agradeció la distinción, la colocó en su justa dimensión, este reconocimiento no es sólo para una institución, es para su gente.

“Este es un reconocimiento al legado histórico, político, educativo y cultural de la UNACH que permea en toda la población chiapaneca”, expresó con emoción.

 

Y es que esta universidad ha sido, por 50 años, el proyecto social más importante del estado. Quienes han pasado por sus aulas, docentes, administrativos, estudiantes, lo saben. La UNACH ha sido casa, trinchera, esperanza. Ha sido esa primera oportunidad para miles de jóvenes que, desde las comunidades más remotas hasta las colonias populares, han encontrado en sus carreras universitarias una ruta hacia un futuro mejor.

 

Chacón Rojas no habló desde la vanidad institucional. Habló desde la historia. Desde los sueños de los intelectuales del Ateneo de Chiapas. Desde la voz de Mariano Robles Domínguez en las Cortes de Cádiz. Desde la juventud chiapaneca que en los años sesenta alzó la voz para exigir una universidad pública en su tierra. Y también desde los cimientos puestos por líderes como Manuel Velasco Suárez, y ciudadanos como Don Carlos Maciel.

 

Pero, sobre todo, el rector habló desde el presente. Desde esa UNACH que hoy forma a estudiantes que compiten en el mundo, que se abren paso en empleos dignos, que crean, investigan y transforman. Y que también luchan contra la pobreza, las desigualdades, la discriminación. Porque la UNACH no sólo forma profesionistas, forma personas comprometidas, ciudadanos conscientes.

 

“Las universidades públicas no solo son instituciones educativas, son agentes de cambio y transformación”, dijo. Y en una época donde se cuestiona la validez del conocimiento, donde el papel de las universidades se ve minimizado por discursos cortoplacistas, esta declaración fue también un acto de resistencia. Una reafirmación del valor de la educación como derecho, como herramienta de justicia, como bien público.

 

Ser Universidad Benemérita no es sólo un título. Es un llamado. Es un compromiso con la excelencia académica, con la inclusión, con la diversidad, con el desarrollo de Chiapas y del país. Y la UNACH lo asume de frente, con la frente en alto.

 

“La UNACH no es el patrimonio de nadie. Les pertenece a las juventudes, a las madres solteras, a los pobres, a las minorías culturales o de la diversidad sexual, a los migrantes. Le pertenece al pueblo de Chiapas”, remató el rector, con voz firme, mirando de frente al pleno legislativo y, a través de él, a todo un estado.

 

Este momento quedará guardado en la memoria colectiva. Porque la UNACH ya no solo es símbolo de identidad chiapaneca, ahora también lleva con orgullo el título de Benemérita. Un título que honra su historia, pero también traza su futuro.

 

Hoy más que nunca, las y los unachenses tienen razones para sentirse orgullosos. Para seguir trabajando, soñando, resistiendo. Para seguir creyendo en la fuerza transformadora de la educación pública.

 

Que viva la UNACH. Que viva la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas.

 

 

Por María del  Carmen Nucamendi Estrada

Imágenes: UNACH