Con tu venia, diputado presidente. Con la venia del pueblo de Chiapas, compañeras y compañeros legisladores. No se imaginan lo emocionada que me siento el día de hoy, lo feliz y orgullosa de tener a las dos casas juntas, tanto a la Universidad Autónoma de Chiapas como a esta LXIX Legislatura.
He representado a la universidad no solo con la camiseta bien puesta del equipo de básquetbol, sino también en algunos artículos científicos y con mi trabajo. Hoy también quiero pedirles el honor de representarla aquí en esta máxima tribuna, como legisladora y como compañera.
Hoy quiero argumentar mi posicionamiento a favor de que la máxima casa de estudios de nuestro estado, la Universidad Autónoma de Chiapas, sea nombrada benemérita. Lo argumento como una mujer que le debe todo, todo a esta institución. No solo porque es mi alma máter —ahí estudié Ingeniería Civil y el posgrado en Ingeniería en la poderosísima Facultad de Ingeniería—, sino porque, como conversamos la primera vez y coincidimos con el señor rector, ambos somos hijos de la UNACH.
Mi padre trabajó ahí más de 30 años. La universidad nos dio sustento a mí y a mi familia, y después de graduada trabajé ahí y sigo siendo parte de ella. Cincuenta años de que la universidad fue fundada, más de 100,000 egresados, hombres y mujeres que fueron formados entre las 44 sedes: facultades, centros, extensiones, escuelas.
Es una institución que ha marcado la historia moderna de nuestro estado. Es un símbolo de identidad, progreso y compromiso social. La UNACH ha cultivado conciencia social, ha promovido la investigación, ha impulsado el desarrollo regional y, lo más importante, ha transformado vidas; transformó y formó mi vida.
En Chiapas, donde enfrentamos desafíos históricos como la desigualdad, el rezago educativo y la falta de oportunidades, la UNACH ha representado una puerta abierta hacia un futuro más justo. Su presencia en distintas regiones del estado ha democratizado el acceso a la educación superior, permitiendo que miles de jóvenes, incluso de comunidades rurales e indígenas, accedan a una formación de calidad.
Pero su impacto no termina en las aulas. A través de sus programas de vinculación comunitaria, investigación aplicada y cooperación internacional, la UNACH contribuye activamente al desarrollo económico, la salud pública, la sustentabilidad ambiental y la promoción de los derechos humanos. Destaco su papel durante momentos difíciles: durante crisis sanitarias, desastres naturales o emergencias sociales, la comunidad universitaria ha respondido con compromiso y solidaridad. Yo he sido testigo y he sido parte de esos médicos, ingenieros, trabajadores sociales y maestros que han estado en la primera línea de respuesta.
La UNACH es fuerza viva que contribuye al bienestar de Chiapas, una institución que piensa y actúa con la gente, que entiende que la educación no es un privilegio, sino un derecho y una herramienta de transformación. La UNACH es muestra verdadera de humanismo y servicio al pueblo.
Conozco a la universidad porque de ahí vengo, me crié junto con mi hermano entre sus libros y pasillos. La UNACH ha sido la que me ha formado desde mis conocimientos hasta mi ideología, mi cosmovisión. Y lo más importante, ahí aprendí que los conocimientos y acciones deben ser siempre para ponerlos al servicio del pueblo y al servicio de la gente.
Hoy es un día de fiesta para Chiapas, porque que nuestra universidad sea nombrada benemérita, para mí es un homenaje no solo a la institución, sino a quienes dejaron su vida en las aulas y oficinas, a quienes se les va la voz en las cátedras y los ojos en las lecturas e investigaciones. Es un homenaje a quienes desgastaron sus pies en las caminatas e investigaciones de campo.
Gracias a todas y todos los profesores, trabajadores. Gracias a toda la comunidad universitaria. Gracias al señor gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, porque fui testigo cuando dijo: "Haremos que la universidad sea benemérita y en pocos momentos esto será una realidad".
Por los que ya no están, por los que estamos y por los que vienen. Siempre con el orgullo y el valor de nuestras raíces y la certeza y fe inquebrantable de saber a dónde vamos. Por la conciencia de la necesidad de servir. ¡Que viva la UNACH! ¿Es cuánto, diputado presidente?