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Gaceta impresa

Claudia González Farrera

Claudia González Farrera

Con el objetivo de abrir las puertas de la literatura a las nuevas generaciones, nuestra universidad ha consolidado un espacio que va mucho más allá de los libros: el Pabellón Infantil de la Feria del Libro. Desde sus inicios, este espacio ha sido un lugar donde las niñas y los niños descubren el poder transformador de la lectura, los talleres de creatividad y el contacto directo con autores e ilustradores. Un sueño que, diez años después, sigue creciendo.

Todo comenzó cuando, en la décima edición de la Feria del Libro, la coordinadora del pabellón, quien venía de colaborar en el programa "Alas y Raíces" de Conaculta, Mar Camacho Morales,  fue invitada a impartir talleres para los más pequeños. Así nació una iniciativa que no solo ha perdurado en el tiempo, sino que ha crecido en importancia y alcance. “La idea de coordinar el pabellón surgió casi por casualidad, pero rápidamente me di cuenta de que este espacio era necesario para sembrar la semilla de la lectura en los más pequeños", comenta la coordinadora, quien ha liderado este esfuerzo desde sus inicios.

El Pabellón Infantil ha recorrido diferentes espacios en estos años, desde el lobby del Centro de Convenciones hasta el área climatizada dentro del mismo recinto. Sin embargo, la edición de este año marca un cambio significativo: por primera vez, el pabellón se realiza en la Biblioteca Central Universitaria. Aunque podría parecer inusual realizar actividades infantiles en una biblioteca, este nuevo espacio ha resultado ser perfecto para el crecimiento y expansión del proyecto. “Aquí, los niños pueden bailar, cantar y jugar. Es un lugar amplio y seguro, y ha tenido una excelente acogida por parte de padres, autores y los propios niños”, añade.

Un espacio que siembra el amor por la lectura

El impacto del Pabellón Infantil no se limita a la diversión; también es un punto de partida para introducir a los niños en el mundo de los libros. A través de los talleres y actividades, los pequeños descubren que detrás de los libros hay personas como ellos, que crean mundos y personajes mágicos. La coordinadora lo resume perfectamente: “Los libros son magia porque nos llevan a lugares inimaginables. Y este pabellón es el lugar donde esa magia comienza a florecer en las niñas y los niños”.

Con la participación de instituciones como Coneculta y la colaboración de numerosas escuelas privadas y públicas, el pabellón ha visto crecer su número de visitantes año tras año. Talleristas, maestros y padres de familia se unen a esta iniciativa para hacer de cada edición un verdadero "festival de los libros", donde los niños no solo escuchan historias, sino que las viven.

A lo largo de sus diez años, el Pabellón Infantil ha evolucionado para adaptarse a las necesidades de los niños y seguir promoviendo la lectura y la creatividad. Hoy, con una visión a largo plazo, la coordinadora sueña con un pabellón más nutrido y con una mayor participación de instituciones que, como en los primeros años, apoyaban con talleres y actividades. “Este año hemos tenido una gran participación, pero queremos seguir creciendo, llegar a más niños y seguir haciendo de este pabellón un lugar donde los libros y la creatividad sean los protagonistas”, concluye.

Con la participación de la estancia infantil y el entusiasmo de talleristas y autores, el Pabellón Infantil sigue consolidándose como un espacio clave en la Feria del Libro de la UNACH. Este esfuerzo por llevar la magia de los libros a los más pequeños es, sin duda, un legado que seguirá inspirando a generaciones futuras.

 

Texto e imágenes: Claudia González Farrera

Presentación por la Dra. María Eugenia Culebro Mandujano, secretaria general de la Universidad Autónoma de Chiapas con motivo a la participación del Antropólogo Andrés Fábregas Puig invitado especial a la 11 Feria Internacional del Libro UNACH 2024.

Muy buenas noches para todas y para todos. Agradecemos a la audiencia de este espacio "Diálogos del Foro" si son tan gentiles de ocupar sus lugares para que podamos iniciar con la conferencia magistral que tenemos programada.

Muchas gracias. Sea usted bienvenido, estimado doctor Andrés Fábregas Puig.

Sean todas y todos bienvenidos a esta actividad de la Feria Internacional del Libro 2024, con la que cerramos este maravilloso recinto que ha dado pie a tantos espacios intelectuales y académicos a lo largo de esta semana de feria. Quiero primeramente agradecer al doctor Carlos Natarén Andaya, nuestro Rector, por la posibilidad de que todas y todos podamos disfrutar de esta Feria Internacional del Libro. De igual manera, agradezco profundamente el honor de presentar a un gran personaje, un gran chiapaneco, antropólogo, intelectual, pero sobre todo una maravillosa persona, un extraordinario ser humano a quien he tenido la oportunidad de conocer a través de nuestros amigos María Luisa Trejo y José Luis Ruiz Abreu.

No solo es grande en cuanto a sus aportaciones a la antropología y a las ideas, sino también a su calidad de persona. Teniendo a un personaje como el doctor Fábregas Puig, me parece que nos quedaríamos cortos simplemente dándole lectura a una semblanza curricular. Así que para esta noche, me he permitido hacer un resumen de la laudatio que presentó la doctora Victoria Novelo. Ella ofreció una semblanza muy bonita del doctor Fábregas Puig que podemos consultar todos. Simplemente he actualizado algunos datos de cuando el doctor Fábregas Puig recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, así que voy a compartir con ustedes algunos extractos de la doctora Vicky Novelo.

Ella narra cómo se conocieron en 1967, cuando el doctor Fábregas Puig era presidente de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México. Desde aquella época lo describe con grandes cualidades de organizador, orador, analista y líder. Desde entonces, ambos iniciaban un camino que tenía la justicia como meta de un proceso de transformación social, que no sabíamos cómo iba a pasar, pero que tenía que suceder.

Su prolífica trayectoria académica se ha traducido, además de en múltiples reconocimientos, en la publicación de investigaciones originales que han contribuido grandemente a la Antropología de México. Dice además que su labor inspira admiración y hasta el enamoramiento intelectual de sus legiones de alumnos. En su extenso currículum académico figura su participación como docente en más de una decena de instituciones de México, además de Ecuador, Costa Rica y España. La doctora Novelo escribió: “Andrés, además de ser un estupendo maestro, es un abanderado convencido del trabajo de campo, no solamente como método de aproximación al estudio de situaciones sociales, sino como la única posibilidad de encuentro con la realidad desconocida”. A sus estudiantes los ha guiado en este camino, mostrándoles cómo ver, cómo fijarse en lo que sucede a su alrededor y aprender a percibir lo que está más allá de la vista. Es decir, cómo transitar por el camino de la observación antropológica, que escudriña, pregunta y relaciona.

El doctor Fábregas Puig cuenta con una enorme experiencia administrativa por su desempeño en cargos de dirección en instituciones, departamentos y centros de docencia e investigación que ha ayudado a crear y consolidar. Participó en la fundación del Centro de Investigaciones Superiores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, institución antecesora del CIESAS. Fue parte del grupo fundador del Colegio de Antropólogos Sociales, del que fue su primer presidente y Consejo Directivo. Fundó el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa, y dirigió el proyecto de investigación sobre la frontera sur de México, que contribuyó a la elaboración de políticas públicas en los planes generales de gobierno, tanto de Chiapas como de la República. Fundó el CIESAS del Sureste, germen de la creación del CIESAS Peninsular en Chiapas, y además fue responsable de la reestructuración del Instituto Chiapaneco de Cultura. Fundó y fue el primer rector de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas y la Universidad Intercultural de Chiapas, ubicada en San Cristóbal de las Casas.

Entre algunas de las distinciones que ha recibido se encuentran la mención de honor en el Quincuagésimo Cuarto Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Viena, Austria. En febrero de 2014, recibió un homenaje del CESMECA, donde se puso su nombre al Centro de Información y Documentación. En marzo de 2014, recibió la Medalla Francisco Tenamaxtle que otorga la Universidad de Guadalajara. En el año 2015 recibió el Premio Chiapas y el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. En el 2022 fue galardonado con el Premio Latinoamericano y del Caribe en Ciencias Sociales, otorgado por el Consejo Latinoamericano en Ciencias Sociales (CLACSO).

Para quienes conocen su biografía, sabrán que es especialista en análisis antropológicos de la región, combinando la etnohistoria con la antropología social. Entre sus aportaciones destacan los estudios comparativos en la Sierra de Ávila y los Altos de Jalisco. Son importantes sus reflexiones teóricas sobre la antropología, la cual analiza a partir de sus orígenes y desarrollos de concepciones humanistas. También destaca su deuda con la antropología crítica de Karl Marx, que ve al trabajo como fuerza motriz e historia. Además, destaca su traducción del ensayo de Marx y su enfoque en el pensamiento de Lawrence Krader, a quien incluye en su antropología crítica.

También es destacable su libro "Los años estudiantiles". La doctora Vicky Novelo lo describe como una autobiografía provocadora, una etnografía que muestra cómo fue construyéndose como antropólogo, entre contextos sociales, personales y del ambiente académico de su tiempo.

Otro de sus trabajos versa sobre descripciones y análisis del trabajo artesanal chiapaneco, el cual aborda con seriedad científica, envuelto en un fuerte sentimiento de admiración y orgullo. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran "El indigenismo en América Latina" publicado por El Colegio de México en 2021 y "Chiapas".

Otra faceta de nuestro conferencista es su dedicación a los trabajos de solidaridad con las luchas de Centroamérica, especialmente en Nicaragua y El Salvador. También participó en las primeras pláticas de paz posteriores al levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994.

La doctora Vicky Novelo lo describe así: “Andrés Fábregas Puig no es solo un intelectual destacado, dedicado y fructífero; es también esposo, hijo, nieto, amigo, viajero, amante del buen comer y del buen beber, aficionado al cine y a la música, además de empedernido lector y extraordinario conversador. En algún momento, fue también extra de cine”.

Durante una entrevista en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en marzo de 2015, el Dr. Fábregas Puig explicó: “En México, hemos desarrollado una antropología preocupada por los problemas del país. Para el antropólogo mexicano, ‘el otro’ es un reflejo de la variedad en la que uno está contextualizado. El concepto del otro es un resultado de las antropologías colonialistas que vieron en los pueblos dominados a una cultura extraña, pero nosotros estudiamos a nosotros mismos, ya sea en un estadio de fútbol, en una comunidad campesina o en un poblado totonaco. En todos los casos, terminamos haciendo referencia al país y su compleja problemática”.

Esto es solo una parte de la trayectoria de nuestro conferencista magistral. Sean todas y todos bienvenidos a esta conferencia denominada “La importancia del libro en el mundo contemporáneo”. Muchas gracias, doctor Fábregas.

Muy generosa, gracias. Pues muchas gracias a nuestra Secretaria General de la Universidad Autónoma de Chiapas, María Eugenia Culebro, por tan generosa visión, sin duda, provocada por el afecto. Muchas gracias.

También agradezco al rector de la universidad, el doctor Carlos Natarén, por la invitación que me hizo, y a mi amigo de muchos años, aunque él es muy joven y no tiene la edad que yo, José Luis Ruiz Abreu, quien ha sido el que ha llevado el peso de la organización de la feria. Muchas gracias también por haberme invitado. Cuando me invitaron a escribir sobre la importancia del libro en el mundo contemporáneo, la verdad es que tuve un ataque de nostalgia.

Dije, bueno, voy a hacer un texto memorioso y quizás varios de los que asistan se verán reflejados en lo que voy a ir mencionando.

Entonces comienzo. En la Tuxtla Gutiérrez de mediados del siglo XX –y esto que voy a decir ocurría en las principales ciudades del estado– se leía desde la escuela hasta los hogares. Aprendíamos la historia de Chiapas, por ejemplo, leyendo “Los cuentos del abuelo” escrito por don Ángel M. Corzo, un libro que recuperaba en sus páginas no solo el devenir del pueblo, sino la añeja tradición chiapaneca de la conversación, que tiene una repercusión tan amplia en nuestra tierra.

Varios de los libros que mencionaré en esta ocasión se adquirían en la propia librería que fue de mi abuelo y que llevaba el nombre de “El Progreso” porque es el nombre del puerto mexicano a donde desembarcó don Antonio Puig Pascual en 1902 para nunca más regresar a Cataluña, sino quedarse a vivir en Chiapas. El otro día que pasaba por el centro, vi que ya no existe la librería, y sentí otro ataque de nostalgia al ver cómo va transformándose una ciudad en la que uno nació y cómo va volviéndose uno extraño al desaparecer los contextos en los que vivió la niñez y la adolescencia.

Otra de las librerías de aquellos días en donde encontrábamos los libros era “La Ilustración”. Así, leíamos desde la escuela primaria –como en mi caso un libro que me regaló mi madre–, y que leíamos mucho, llamado “Corazón: diario de un niño” de Amicis.

Por supuesto, también las novelas de Alejandro Dumas, y entre las más conocidas, “Los tres mosqueteros”. Estas novelas de capa y espada, ambientadas en la Europa de los siglos XVII y XVIII, despertaban nuestra imaginación y nos hacían desear siempre el triunfo del bien. Los tres mosqueteros, llamados Athos, Porthos y Aramis, servían a la reina, mientras que el protagonista principal, el joven gascón D’Artagnan, pertenecía a la guardia del Rey.

La historia de estos amigos entrañables continúa en las novelas tituladas “Veinte años después” y “El conde de Bragelonne”. Alejandro Dumas escribió mucho y sigue siendo una lectura apasionante, sobre todo cuando se es joven.

Y qué decir de Jules Gabriel Verne, mejor conocido como Julio Verne, tan célebre por novelas como “La vuelta al mundo en 80 días”, que además de profetizar la importancia del transporte aéreo, nos enseñaba geografía mundial. Parecía que cuando uno leía este gran libro de Julio Verne, uno se sentía como un pájaro volando y viendo los territorios por los que se pasaba.

O esa espléndida novela que se llama “De la Tierra a la Luna”, con la que Julio Verne, en pleno siglo XIX, anunciaba la era espacial que aún vivimos. Y qué decir de sus otras obras, como “Viaje al centro de la Tierra”, “Los hijos del capitán Grant”, “El correo del Zar”, etcétera. Leyendo a autores como Alejandro Dumas o Julio Verne, completábamos lo que aprendíamos en las aulas, además de dar vuelo a la imaginación y vivir, en nuestros poblados y ciudades chiapanecas, aventuras insospechadas.

Mientras escribía este texto, recordé de nuevo que mi madre, doña Carmen Puig de Fábregas, me regaló la colección completa de “Los Pardaillán” de Michel Zévaco, obra que abarca 24 volúmenes y describe la historia de Francia entre 1553 y 1616 a través de una asombrosa narrativa que muestra, además, las virtudes y debilidades de los seres humanos.

Pero sin duda, el autor que más me impresionó en aquellos días de adolescencia y juventud fue Emilio Carlo Giuseppe María Salgari, un marino nacido en Verona, Italia, en 1862 y fallecido en Turín en 1911, justo en plena Revolución Mexicana. Leyendo a Emilio Salgari, viajaba a los mares de Malasia, al Océano Pacífico, al Mar Caribe, a las selvas de la India, a los desiertos africanos, a los paisajes de Australia, al Ártico norte y sur, e incluso al oeste norteamericano. Este prolífico autor, Emilio Salgari, me identificó con el ser marinero, el gusto de viajar para conocer mundo.

Por supuesto, también me despertó la imaginación y mi vocación por la antropología. ¿Cómo no recordar a personajes como Sandokán, el tigre de la Malasia, que junto con su inseparable amigo portugués Yáñez asaltaban los barcos que transportaban el producto del saqueo colonial?

¿Cómo olvidarse de “La capitana del Yucatán”, novela que narra las vicisitudes, virtudes y heroísmo de una mujer singular, adelantándose años al feminismo actual? La capitana del Yucatán es una patriota que lucha por la libertad de Cuba en años en que a la Isla Bella se la disputaban los españoles y los norteamericanos.

La capitana del Yucatán es una mujer cubano-mexicana que conduce un barco de la más avanzada tecnología de su época, 1868, cargado de armas para los patriotas cubanos en combate contra la colonia. El texto nos lleva por las aguas del Mar Caribe, que otrora fuera cruzado por piratas, quienes, con sus acciones, debilitaban a los imperios de la época bajo la máxima de “ladrón que roba a ladrón, tiene cien años –o pueden ser mil– de perdón”.

Todas estas novelas y otras más que no he mencionado ejercieron una notable influencia en millones de jóvenes que las leíamos en una época en la que la lectura era un hábito difundido mundialmente, mucho antes del auge de la televisión, el internet, las computadoras y los teléfonos celulares. Tuve la suerte de que en mi casa mis padres fueran lectores. Aún recuerdo a mi madre leyendo y comentando “Los Pardaillán” o “El conde de Montecristo”. También recuerdo a mis padres devorando novelas policiacas escritas por Agatha Christie, Arthur Conan Doyle y Rex Stout, por mencionar algunos. Para mi generación, fue vital la narrativa, como ejemplifican las menciones anteriores.

No puedo dejar de mencionar que escuché “El Quijote de la Mancha” de labios de Don Lindo Oliva, abuelo del poeta Óscar Oliva, quien solía descansar en una hamaca en el patio del negocio de su hijo, Óscar, en la famosa cantina llamada “La Estación” o “El Ateneo”. Años después, tras escuchar El Quijote, lo leí mientras recordaba que don Lindo Oliva decía que ese libro lo tenía todo, que encerraba al mundo, planteaba las virtudes y debilidades humanas, y que leyéndolo uno se quedaba satisfecho, contento con uno mismo. No dejo de mencionar la importancia de los llamados cómics o cuentos que adquiríamos en el quiosco de Don Arturo Ramos, llamado “El Correíto”.

Don Arturo nos despachaba los cuentos recién llegados: El Llanero Solitario, La Mujer Maravilla, Mandrake el Mago, Hopalong Cassidy, Roy Rogers, Superman, Shano, y hasta Memín Pinguín. Incluso llegaba también “La Familia Burrón”, una sociología extraordinaria de la añorada Ciudad de México. Actualmente, una colección de cualquiera de estos cómics tiene un gran valor.

Pero también leíamos a autores mexicanos, como Juan Rulfo, a quien recuerdo vívidamente pronunciando una inolvidable conferencia en el Paraninfo del legendario ECACH en Tuxtla Gutiérrez, allá por el año de 1962. Su gran novela “Pedro Páramo” sigue estudiándose en departamentos y escuelas universitarias alrededor del mundo como un clásico de las letras en lengua castellana. Qué importante fue también en la formación intelectual de los jóvenes mexicanos de esa primera mitad del siglo XX y principios de la segunda, la obra de Octavio Paz, “El laberinto de la soledad”, o de Carlos Fuentes, con títulos como “Aura”, “La muerte de Artemio Cruz” o “La región más transparente”.

No podemos omitir a José Emilio Pacheco, con su libro “Las batallas en el desierto”. Tuve el gusto de escucharlo en San Cristóbal, invitado por la Universidad Intercultural de Chiapas en 2009. Recuerdo que su esposa, Cristina Pacheco, me llamó para decirme: “Andrés, se le olvidó a mi marido llevar un suéter, no dejes que vaya sin suéter a la conferencia”. Le respondí que no se preocupara, que le íbamos a prestar uno. Le presté un suéter mío y tengo el honor de que se lo llevó y nunca me lo devolvió.

Por supuesto, no puede dejarse de mencionar a Fernando del Paso y su libro “Noticias del Imperio”, o a Ángeles Mastretta con “Arráncame la vida”, o a Laura Esquivel con “Como agua para chocolate”. Con Carlos Monsiváis, el ensayo y la literatura alcanzaron niveles complejos en México, además de que dicho escritor llegó a tener una notable presencia en la vida nacional. Asimismo, en el ámbito de la llamada novela negra, una suerte de subgénero de la novela policiaca, Gerardo Cornejo, quien además era mi colega antropólogo, destacó con su libro “Justo el Justiciero”, al que siguió Elmer Mendoza con sus “Balas de plata”, que narran las aventuras de la gente Édgar “El Zurdo” Mendieta, un policía bastante desquiciado.

En el terreno de la literatura no podemos obviar a los escritores y escritoras de Chiapas que hoy son considerados clásicos, como Flavio Paniagua y entre quienes ya no están entre nosotros, menciona la importancia de la novela de Saúl López de la Torre, “La casa de bambú”, escrita y publicada en 2011, que narra las vicisitudes de las luchas armadas en México y que fue presentada en este mismo lugar por Saúl en una noche también inolvidable. Saúl López de la Torre fue un eficaz colaborador en el Instituto Chiapaneco de Cultura y lo recordamos muchos con mucho afecto.

En la poesía, que en Chiapas ha tenido siempre un buen número de lectoras y lectores, la lista es larga. Por supuesto, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Juan Bañuelos y nuestro poeta mayor Óscar Oliva, a quien menciono porque fue recientemente reconocido con el Premio Nacional de Artes en Lingüística y Literatura. Recomiendo mucho su poemario titulado “Escrito en Tuxtla”.

Además, hoy existen poetas jóvenes en Chiapas, así como otros ya consagrados, de gran calibre. Dejo en el tintero muchos nombres, soy consciente de ello, para que los interesados se aboquen a encontrarlos en los anaqueles especializados de las librerías de Chiapas.

Permítanme que mencione mi recuerdo del gran poeta español republicano que encontró cobijo en México, Pedro Garfias, quien en una tarde memorable del Tuxtla de los años 1950 ofreció un hermoso recital en los locales de lo que fue el Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas. Aún lo recuerdo de pie diciendo: “España, que perdimos, no nos pierdas. Guárdanos en tu frente derrumbada. Conserva en tu costado el hueco vivo de nuestra ausencia amarga, que un día volveremos, más veloces, sobre la densa y poderosa espalda de este mar, con los brazos ondeantes y el latido del mar en la garganta”.

Y ahora que se cumplen 56 años de la masacre de Tlatelolco, declarada por la presidenta Claudia Sheinbaum como un crimen de lesa humanidad perpetrado por el Estado Nacional Mexicano, recordemos los versos de Rosario Castellanos, quien en ese poema extraordinario llamado “Memorial de Tlatelolco” escribe: “La oscuridad engendra la violencia y la violencia pide oscuridad para cuajar el crimen. Por eso el 2 de octubre aguardó hasta la noche para que nadie viera la mano que empuñaba el arma, sino solo su efecto de relámpago”. No me queda duda de que “Memorial de Tlatelolco” es uno de los grandes poemas que se han escrito en México y que puede leerse en las antologías dedicadas a Rosario Castellanos.

En un homenaje a los republicanos españoles que llegaron a Chiapas, Rosario Castellanos dedicó al maestro Andrés Fábregas Roca su soneto “Del emigrado”. Me permito leerlo:
“Cataluña ladera y labradora, / viñedo y olivar, almendra pura, / patria rememorada, arquitectura / ciudad junto a la mar historiadora. / Ola de la pasión descubridor, / ola de la sirena y la aventura / Mediterráneo dio tu singladura / la nave del destierro con su proa. / Emigrado, La Ceiba de los mayas / te dio su sombra grande y generosa / cuando buscaste arrimo entre sus playas / y al llegar a la mesa del consejo / nos diste el sabor noble de tu prosa, / de sal latina y óleo y vino añejo”.

Díganme si no es para emocionarse. Estos versos de esa gran mujer que fue Rosario Castellanos, quien tuvo una vida no muy feliz.

Dije antes que leíamos desde la escuela, y así era. Recuerdo que en tercero de secundaria, en el CACH, tuvimos un curso de literatura con el profesor Agripino Gutiérrez, quien nos descubrió nada menos que el Siglo de Oro español, ubicado entre 1492 y 1659. Gracias a ese curso, conocimos las obras de Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Santa Teresa de Jesús y Tirso de Molina. Asimismo, nos introdujimos al romanticismo, leyendo a José de Espronceda, lo cual nos permitió descubrir los libros de Víctor Hugo, Gustavo Adolfo Bécquer, Marie Shelley, Rosalía de Castro, Carolina Coronado, Oscar Wilde, Rubén Darío, y muchos más.

Recuerdo que en esa misma clase con el profesor Agripino Gutiérrez, me tocó pasar al frente y leer en voz alta “La Celestina” de Fernando de Rojas. A otro compañero, cuya identidad mi memoria ya no recuerda, le tocó leer “El diablo cojuelo” de Luis Vélez de Guevara, que me impresionó tanto que lo leí también por mi cuenta.

Pero me dirán ustedes, y con justa razón, que hasta ahora he mencionado solamente narrativa y poesía. He hecho esto porque esos son los textos con los que aprendíamos a leer en mis años de juventud en Tuxtla Gutiérrez, y que fungían como un cincel que iba labrando nuestra identidad. No obstante, no puedo dejar de mencionar la importancia de los libros producidos por las ciencias sociales, empezando por los clásicos.

Para los jóvenes de hoy que se interesan por las ciencias sociales, es imprescindible leer a los llamados clásicos, debido a que sus textos son atemporales y siguen vigentes al paso de los años. En ciencias sociales, por ejemplo, es lectura obligada “El Capital” de Karl Marx, publicado en 1867, porque es el texto teórico que describe y discute la economía política capitalista que aún domina el mundo. Si “El Capital” puede ser una primera lectura difícil, sugiero su “Introducción a la crítica de la economía política”.

Seguiría Max Weber, con “Economía y sociedad” publicado en 1922, además de ese extraordinario texto de Weber titulado “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, un análisis de la relación entre ideología religiosa y economía política. Este texto de Weber nos despierta la reflexión sobre el mundo actual, especialmente en un contexto como el de hoy, con la guerra entre Israel y el mundo musulmán, y la destrucción de Gaza que podemos ver, quizá con indiferencia, a través de las pantallas de televisión o del celular.

No puede faltar en esta mención de los clásicos en ciencias sociales los textos de Émile Durkheim, el fundador de la sociología como disciplina universitaria. Los textos de Durkheim lograron establecer el hecho social como un objeto de análisis científico bajo el diseño de reglas del método en libros básicos como “Las reglas del método sociológico”, publicado en 1895, “La división del trabajo social” de 1893, y su obra fundamental sobre el suicidio publicada en 1897.

Menciono también al ingeniero y sociólogo italiano Vilfredo Pareto, un tanto olvidado por su relación con el dictador fascista Benito Mussolini, quien introdujo el concepto de “élite”. El concepto de élite de Pareto sigue siendo útil en el estudio de las sociedades desiguales como las que vivimos. Este concepto es parte de su compendio de “Sociología General” de 1920, en el cual además realizó una interesante reflexión sobre el gobierno de Porfirio Díaz, una obra que se conoce muy poco en nuestro país.

Otro de los textos que recomiendo es “La interpretación de los sueños” de Sigmund Freud, publicado en 1900, texto fundamental de la obra psicoanalítica. La gran contribución de Freud al pensamiento contemporáneo es el descubrimiento de la fuerza motriz del inconsciente. Aunque muchos sectores de las ciencias sociales actuales rechazan el psicoanálisis, los conceptos freudianos del inconsciente, la libido, la pulsión de vida, la pulsión de muerte, el complejo de Edipo y otros más, nos permiten acercarnos a una interpretación profunda de los seres humanos en lo individual y en lo colectivo.

Igualmente, hay que mencionar a Claude Lévi-Strauss, padre del estructuralismo, que tanta influencia tuvo en las ciencias sociales de México, especialmente en la antropología de los años 1970. La obra de Lévi-Strauss “Las estructuras elementales del parentesco”, de 1949, se sigue leyendo en las aulas de antropología de las universidades públicas de México. De Claude Lévi-Strauss recomiendo también “Tristes Trópicos”, de 1955, un libro en donde el autor nos relata sus experiencias como etnógrafo en el Brasil.

No puede faltar la lectura de Michel Foucault y sus textos fundamentales como “La arqueología del saber”, “Vigilar y castigar” y “La historia de la sexualidad”. No conozco a un solo profesional de las ciencias sociales y humanidades en el mundo contemporáneo que no haya leído a Foucault.

Podemos agregar también la obra de Pierre Bourdieu y su famosa “La distinción”, publicada en 1979, que sigue teniendo una influencia notable en los estudios de sociología de la educación. Menciono también al sociólogo polaco Zygmunt Bauman, con su concepto de “modernidad líquida”, tan útil para entender la llamada “posmodernidad” en que vivimos. Zygmunt Bauman también nos describe el nuevo concepto de “retropolítica” en su libro “La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos” de 2014, un texto de gran utilidad para los estudios políticos de la actualidad.

La lista de autores y textos de ciencias sociales y humanidades sería infinita, pero me atrevo a mencionar finalmente a Norbert Elias y su obra clásica “El proceso de la civilización”, escrita en 1939. Esta obra nos permite entender el proceso que lleva a la transformación del comportamiento humano, de la llamada barbarie a la llamada civilización, y sigue vigente como un manual sobre el comportamiento humano contemporáneo.

Me permito también mencionar algunos títulos más contemporáneos, sobre todo en el ámbito de la antropología y la sociología. Entre ellos está la obra de Clifford Geertz, quien con “La interpretación de las culturas” de 1973 contribuyó a una visión renovada del análisis antropológico a través del concepto de “descripción densa”. Esta obra sigue siendo de lectura obligada en las escuelas de ciencias sociales.

Asimismo, está el libro “La sociedad del riesgo” del alemán Ulrich Beck, publicado en 1986, que ofrece una reflexión importante sobre los peligros que acarrea el desarrollo de la sociedad industrial moderna, y cómo esos riesgos afectan a los sectores más vulnerables. También de lectura obligada en estos días es “El planeta de los estúpidos”, de Juan Carlos Cubeiro, una ácida crítica a la superficialidad y a la falta de profundidad en los análisis contemporáneos, sobre todo en el ámbito empresarial.

Quiero recordar en este momento a algunos pensadores latinoamericanos que también tienen una presencia significativa en las ciencias sociales. Pienso en Eduardo Galeano y su libro “Las venas abiertas de América Latina”, que muestra una visión crítica de la historia de la explotación colonial y neocolonial en nuestra región. También al colombiano Orlando Fals Borda, con su teoría de la “investigación-acción participativa”, que busca una metodología de investigación vinculada a las luchas sociales. Y, por supuesto, al brasileño Paulo Freire, con su libro “Pedagogía del oprimido”, obra que sigue siendo un referente en los estudios sobre educación y cambio social.

Otro libro que quiero recomendar, aunque no pertenece estrictamente a las ciencias sociales, es “La sociedad del espectáculo” de Guy Debord, publicado en 1967, una obra que realiza una crítica profunda a la sociedad de consumo y a los medios de comunicación, anticipando muchos de los problemas que hoy enfrentamos en la era digital.

Así, con esta lista de autores y obras, se vislumbra la importancia del libro como vehículo de ideas, como transmisor de conocimientos y como herramienta fundamental para la reflexión crítica en el mundo contemporáneo. Las y los invito a que lean y se acerquen a estos textos, ya que todos ellos, desde distintas perspectivas y disciplinas, nos ofrecen valiosas lecciones sobre el ser humano, la sociedad y la cultura.

Para finalizar, quiero expresar mi agradecimiento a la Universidad Autónoma de Chiapas, a su Rector y a todas las personas involucradas en la organización de esta feria. Es una muestra del compromiso que la universidad tiene con la cultura y la educación, elementos fundamentales para el desarrollo de nuestro país. Muchas gracias por su atención y muy buenas noches.




En la “Hora Geek”, una serie de conferencias y talleres en marco a la FILUNACH 2024 se logró reunir a figuras destacadas del ámbito digital, la ilustración y el entretenimiento. Este evento, que tuvo como lema “Conectando ideas, impulsando el mañana”, incluyó actividades diarias enfocadas en la innovación, el arte y la tecnología.

Iniciando con innovación digital: Rudy Laddaga El 14 de octubre, el reconocido innovador digital Rudy Laddaga fue el encargado de abrir el programa de Hora Geek. Con una trayectoria destacada en la creación de soluciones tecnológicas, Laddaga compartió sus experiencias y conocimientos sobre cómo las herramientas digitales pueden revolucionar diversas áreas, desde la educación hasta el emprendimiento. Su intervención fue una fuente de inspiración para aquellos interesados en la transformación digital.

René Córdova: Ilustración con corazón El 15 de octubre, los talentosos ilustradores René y Renata Córdova capturaron la atención del público con su arte dinámico y expresivo. Los hermanos Córdova ofrecieron una conferencia llena de anécdotas sobre su carrera en el mundo de la ilustración, además de consejos para quienes buscan hacer del dibujo una profesión. Su estilo único y su capacidad para contar historias visuales resultaron en uno de los momentos más memorables de la feria.

El mundo del streaming con Feryfer El 16 de octubre fue el turno de Feryfer, una destacada streamer que ha ganado popularidad por su carisma y cercanía con sus seguidores. Feryfer compartió su experiencia en el mundo del streaming, una de las plataformas más importantes del entretenimiento actual. En su charla, abordó temas como la creación de contenido, la interacción con la comunidad y los desafíos de ser una figura pública en las redes sociales.

Luis Rabelo y el futuro aeroespacial La feria cerró con broche de oro el 18 de octubre con la conferencia de Luis Rabelo, un experto en aeronáutica y aeroespacial, quien destacó la importancia de la tecnología avanzada en la exploración espacial. Rabelo inspiró a los estudiantes y asistentes al resaltar los logros recientes en la industria aeroespacial y cómo el conocimiento en esta área puede abrir oportunidades para los jóvenes universitarios.

Un espacio para el futuro creativo Durante toda la feria, la Hora Geek proporcionó un espacio interactivo donde los estudiantes y participantes pudieron explorar nuevas formas de creatividad, tecnología y desarrollo profesional. La mezcla de arte, tecnología y cultura hizo de este evento una experiencia enriquecedora y diversa.

La 11ª Feria Internacional del Libro UNACH 2024 se consolida como un espacio de encuentro para el conocimiento y la innovación, invitando a los jóvenes a ser parte del cambio y a explorar nuevas fronteras en el ámbito digital y artístico.

Este evento también contó con la participación especial de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas de Colombia, lo que reafirma la colaboración internacional y el intercambio de ideas en este tipo de encuentros culturales.

Texto e imágenes: Claudia González Farrera

La universidad pública más grande y  con más historia de Chiapas ha alcanzado medio siglo de vida, y lo celebró con una emotiva ceremonia presencial en la Colina Universitaria de Campus I. La historia y la vibrante energía de la juventud se concentró en una tarde emotiva a la que asistieron cientos de integrantes de la comunidad estudiantil, académica y administrativa, en tanto que en cada Campus UNACH en el resto de la geografía de Chiapas se realizaron réplicas del evento masivo. 

El rector Carlos Faustino Natarén Nandayapa, en un discurso transmitido a cada uno de los campus de la universidad, evocó la historia y el espíritu que han dado forma a la máxima casa de estudios de Chiapas, destacando el impacto de nuestra casa en el desarrollo académico y social de la región.

En sus palabras, el rector recordó que el sueño de establecer una universidad en Chiapas comenzó desde 1826, un ideal que cobró vida en 1974. “La UNACH es la concreción de un sueño colectivo, construido sobre la base de esfuerzos y sacrificios de muchas generaciones”, expresó Natarén. En su mensaje, hizo hincapié en cómo la fundación de la UNACH fue mucho más que un logro administrativo: fue la materialización de un profundo anhelo de la comunidad chiapaneca que ha creído siempre en la educación como herramienta de transformación, justicia social y desarrollo para la entidad.

La celebración de los 50 años de la UNACH no solo recordó la trayectoria y el compromiso de la universidad con la formación de profesionales para Chiapas y el país, sino que también fue un tributo a cada región del estado. “Hoy es un gran día para quienes formamos parte de la historia de la UNACH: celebramos cinco décadas de esfuerzos, sueños y objetivos que hemos cumplido. Medio siglo de formar profesionales, ciudadanos y ciudadanas comprometidas con el estado y el país”, afirmó el rector. Las palabras resonaron con fuerza en toda la comunidad, que ha sido testigo de los logros alcanzados y de los sueños que aún están por materializarse.

La conmemoración se extendió a todos los campus, en un ambiente de unidad y alegría. Desde la Colina Universitaria, el evento se prolongó con un espectáculo musical que reunió a estudiantes, personal académico, administrativo y autoridades. En su mensaje, el rector expresó el compromiso de la universidad de continuar siendo un “faro de conocimiento y esperanza para Chiapas”, instando a la comunidad a honrar el legado de quienes hicieron posible esta institución y a seguir formando líderes que guíen a Chiapas hacia un futuro más justo y próspero.

La jornada contó con la presencia de figuras destacadas de la administración universitaria, líderes sindicales y personalidades académicas de otras instituciones, como la rectora de la Universidad Autónoma de Quintana Roo, Consuelo Natalia Fiorentini Cañedo; la rectora de la Universidad del Caribe, Marisol Vanegas Pérez; y el rector de la Universidad Autónoma de Yucatán, Carlos Alberto Estrada Pinto.

Con este festejo, la UNACH reafirma su compromiso con Chiapas y con el futuro, celebrando 50 años de logros, pero también proyectando los pasos que la llevarán a continuar siendo el motor de cambio y desarrollo que ha sido para tantas generaciones.

 

Texto Redacción Gaceta/ Imágenes UNACH

La 11ª Feria Internacional del Libro UNACH 2024 se engalanó con una serie de actividades que promovieron la reflexión no sólo en torno a las letras, sino también al séptimo arte. Dentro de su nutrida programación, destacó el espacio dedicado al cine-debate, un foro en el que se proyectaron películas y cortometrajes seleccionados con el objetivo de fomentar el análisis crítico y la discusión entre los asistentes. Las proyecciones de esta edición, que se llevaron a cabo del lunes 14 al viernes 18 de octubre, incluyeron desde cortometrajes nacionales contemporáneos hasta clásicos internacionales, todos unidos bajo el eje temático de los sueños y la condición humana.

El lunes 14 de octubre, la semana de cine se inauguró con dos propuestas nacionales. A las 17:00 horas, se proyectó el cortometraje Agua corre (2023), dirigido por Natalia Audirac, una obra de seis minutos que presentó una narrativa visual y poética. A continuación, a las 18:00 horas, el público disfrutó de Es todo sobre los sueños (2024), dirigido por Juan Pablo Ruiz del Castillo. Este cortometraje, con una duración de 10 minutos, exploró el mundo onírico desde una perspectiva profundamente humana. La jornada de cortometrajes prometió ser un espacio para reflexionar sobre el cine emergente mexicano y los temas introspectivos que abordó.

El martes 15 de octubre, la feria presentó una obra emblemática del cine de ciencia ficción: Blade Runner (1982), dirigida por Ridley Scott e inspirada en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?. Este filme, que cuestiona los límites de la humanidad y la inteligencia artificial, se proyectó de 17:00 a 20:00 horas. Además, contó con un análisis especial a cargo del Club de cine “PULSO CINÉFILO”, quienes guiaron la discusión sobre la vigencia y el impacto de esta película tanto en la literatura como en el cine.

El miércoles 16 de octubre, el Teatro Hundido fue sede de la proyección de dos películas que exploraron diferentes géneros cinematográficos. La jornada comenzó a las 17:00 horas con: Va por Diego (2021), dirigida por Miguel Flatow, una película mexicana que narró una historia conmovedora sobre la amistad y la superación personal. Posteriormente, a las 18:00 horas, se proyectó el clásico del cine de terror Frankenstein (1931), dirigida por James Whale y basada en la célebre novela de Mary Shelley. Al igual que el martes, esta película fue comentada por el Club de cine “PULSO CINÉFILO”, quienes abordaron los aspectos literarios y cinematográficos de este ícono del horror.

El viernes 18 de octubre cerró el ciclo de cine con dos propuestas frescas de jóvenes cineastas mexicanos. A las 17:00 horas, el cortometraje Carta a Karla (2024), dirigido por Alba Híjar Oliva y Samuel C. Montes de Oca, abrió la jornada con una breve pero intensa reflexión sobre las relaciones personales. A las 18:00 horas, se proyectó el mediometraje El día que te conocí (2024), dirigido por Esbeín Liévano y Marco Fosado Cevallos, una obra que exploró los lazos afectivos y las casualidades del destino.

Este espacio de cine-debate en la Feria Internacional del Libro UNACH 2024 se convirtió en un crisol donde convergieron las narrativas audiovisuales y literarias, creando un diálogo que enriqueció tanto a los cinéfilos como a los lectores, y que reforzó el papel del cine como una extensión del universo literario.

 

Texto: Redacción Gaceta / Imágenes: FILUNACH 2024

El pasado 23 de octubre, la Facultad de Ciencias Químicas C-IV de nuestra universidad celebró con éxito la instalación de Jardines Polinizadores en el campus IV. Esta actividad, liderada por el Dr. Luis Miguel Canseco, director de la facultad, fue parte de las conmemoraciones por los 50 años de la UNACH y el 49 aniversario de la facultad, y tuvo como objetivo fomentar la conservación de la biodiversidad y la creación de espacios que beneficien a polinizadores esenciales, como abejas, mariposas y colibríes.

Durante el evento, los estudiantes, profesores y personal administrativo participaron con entusiasmo, creando jardines llenos de plantas endémicas y flores diversas que rápidamente atrajeron a numerosas especies de polinizadores. Estos jardines no solo embellecieron el campus, sino que también representaron un compromiso colectivo con el medio ambiente y la sostenibilidad.

En un recorrido final realizado por un jurado de especialistas, se seleccionaron los tres jardines más destacados, cuyos creadores recibieron premios en reconocimiento a su dedicación y creatividad. Los participantes ganadores se destacaron por sus diseños innovadores y por su uso de plantas nativas que favorecen el hábitat de los polinizadores.

El Dr. Luis Miguel Canseco expresó su satisfacción por el éxito de esta iniciativa, afirmando que los Jardines Polinizadores representan un avance importante en la misión de la facultad y de la UNACH de fomentar la educación ambiental y la protección de la biodiversidad. Se espera que estos jardines se conviertan en un modelo a seguir en otras facultades y que continúen floreciendo en el campus en los próximos años, promoviendo un entorno más verde y sustentable.

Este proyecto no solo fue una celebración, sino también un paso importante hacia un futuro más ecológico, que reafirma el compromiso de la UNACH con el cuidado del medio ambiente.

 

La FILUNACH 2024 se llenó de emoción y admiración en un cálido homenaje a Elva Macías Grajales, la poeta chiapaneca que, con su obra, ha dejado una huella profunda en la literatura de Chiapas y de México. Nuestra universidad la reconoció en un evento donde las palabras se convirtieron en un abrazo colectivo.

Presentada y acompañada por poetas y figuras de la cultura como el cronista Roberto Ramos, la Directora del Coneculta Matza Amaranto, el poeta Roberto Rico y la escritora Tania Ramos las anécdotas cálidas no se hicieron esperar: La llamaron amiga, mujer inspiradora, ser humano íntegro y poeta, cada palabra dibujando el cariño y el respeto que su vida y su obra han sembrado. En el ambiente, el público sentía la emoción de estar en presencia de alguien cuya voz ha sido fundamental para el desarrollo cultural de Chiapas.

Durante su intervención, Elva, con esa honestidad que caracteriza su poesía, nos llevó a recorrer sus recuerdos. Con nostalgia, habló de su juventud, cuando, junto a intelectuales como su esposo, Heraclio Zepeda, compartía sueños y debates profundos antes de que la Universidad Autónoma de Chiapas existiera. “Éramos jóvenes e idealistas, con deseos enormes de crear algo significativo para Chiapas”, contó con una sonrisa.

Recordó cómo, en esos años, ninguno imaginaba que la universidad llegaría a ser la institución robusta y vibrante que es hoy. Fue una época de utopías y esfuerzo colectivo, un momento en el que ellos, casi sin saberlo, estaban echando raíces para algo que marcaría a Chiapas para siempre.

Macías también reflexionó sobre lo que significaba ser una mujer en el mundo de las letras en aquella época, cuando las mujeres apenas comenzaban a ser vistas en los círculos de intelectuales y escritores. Junto a figuras como Rosario Castellanos, ella logró abrirse paso, demostrando que las voces femeninas tenían tanto que aportar como cualquier otra. “La visibilidad para las mujeres poetas y escritoras era limitada”, admitió, pero también reconoció que esa generación fue el inicio de un camino que permitió que más mujeres ganaran su espacio y reconocimiento en la literatura.

Los presentadores, hablaron sobre su poesía, revelaron que sus temas han evolucionado. En sus primeros años, sus versos exploraban mitos y una mística que algunos han comparado con la poesía china. Pero hoy, sus temas son otros; la poeta se ha permitido crecer y abordar con nueva mirada las experiencias que la vida le ha traído.

En su intervención, Elva expresó una alegría genuina al ver cómo los jóvenes han hecho suya la poesía y la cultura. “Es gratificante observar cómo las nuevas generaciones valoran y revalorizan la literatura y la poesía”, comentó, orgullosa de ver que el arte sigue siendo un canal de expresión y resistencia para los jóvenes, quienes han encontrado en él una forma de darle sentido a sus propias realidades.

Para cerrar su intervención, Macías agradeció con emoción a la Universidad Autónoma de Chiapas, fundada en 1974, “Recuerdo con emoción el nacimiento de esta entrañable institución”, expresó conmovida. “He tenido la oportunidad de participar en actividades culturales de difusión y promoción de la literatura y la lectura, algo que celebro con creces”. En sus palabras, resaltaba la importancia de la universidad en la creación de vínculos profundos entre escritores y lectores, un lazo esencial que, desde edades tempranas, siembra en muchos el amor por los libros y la cultura.

El homenaje en la FILUNACH 2024 fue mucho más que un simple reconocimiento. Fue la celebración de una poeta que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia, cuyo compromiso con la palabra y la vida sigue siendo un faro para quienes vienen detrás. En sus palabras resonaba la fortaleza y el amor de una mujer que ha hecho de su poesía un espacio para todos.

 

MARÍA DEL CARMEN NUCAMENDI ESTRADA 

FOTO: DCS

Qué tal, muy buenas noches para todas y para todos. Déjenme decirles que este momento en el que estamos acercándonos al final de nuestra décima primera feria del libro es un momento significativo y emocionante. Me parece que esta feria ha estado a la altura de lo que queremos para el aniversario de nuestros 50 años como universidad. Cuando empezamos a diseñar y a pensar en esta feria, se trataba simplemente de centrar la idea de la lectura, que no solo enriquece el conocimiento.

La lectura aumenta el pensamiento crítico, impulsa la creatividad. Subrayar el papel del libro y del libro escrito en esta época es hablar de una herramienta clave para la formación académica y el desarrollo personal. Es una obligación de la Universidad Autónoma de Chiapas, como universidad pública, impulsar la cultura en esta región del país.

Creo que esta feria no solo es de la Universidad Autónoma de Chiapas, sino que es de la sociedad chiapaneca. La Universidad hace un esfuerzo para ponerse a la altura de lo que necesita nuestra tierra.

Quiero empezar por reconocer a los participantes, agradecer a todos los autores, editores, ponentes, libreros y asistentes que hicieron posible el evento. Reconozco que sin su trabajo, esfuerzo, creatividad y participación, no hubiera podido hacerse esta especial feria que celebra la literatura y el conocimiento. Por supuesto, también me sumo al agradecimiento a la Fundación Universitaria Juan N Corpas y le pido a los integrantes de la delegación que le den nuestro saludo más afectuoso a la rectora Ana María Piñeros. Envíenle un abrazo muy fuerte desde Chiapas y díganle que, por supuesto, este es el inicio de lo que esperamos sea una relación fructífera entre nuestras instituciones educativas.

Para nuestras estudiantes y estudiantes se trata de que ellos, quienes son el futuro de la sociedad, tengan a través de esta feria acceso a ideas nuevas, a perspectivas distintas, a modelos, a casos de éxito, a chiapanecas y chiapanecos que triunfan, que demuestran la capacidad y el talento de esta región del país.

Se trata, pues, de seguir enfatizando cómo la lectura y el libro son esenciales para el desarrollo de ciudadanos informados y comprometidos con esta tierra, que requiere muchísimo trabajo de todas y de todos. Esta feria es un gran éxito. Cuando inauguramos, hablábamos de las personas que llevan aquí el logo de la FIL y el trabajo que han hecho. Yo creo que no se dimensiona el éxito de esta feria sin compararla con otros esfuerzos de años anteriores. Quiero compartir con ustedes cómo ha crecido la feria: fíjense que en la Feria Internacional del Libro Nacho 2022, estábamos muy contentos porque teníamos un estimado de 15,000 asistentes. Para el 2023, aumentamos en una cuarta parte y contamos con mucho orgullo con 20,000 asistentes.

Nuestro cálculo para esta décima primera edición de nuestra Feria Internacional del Libro supera todas nuestras expectativas.

La asistencia total de la FILUNACH, sin contar asistentes a los conciertos, se estima en 37,085 personas.

Creo que el aplauso es para todos y todas quienes hicieron esto posible con su esfuerzo, sus desveladas, su trabajo, su creatividad, su cariño a esta institución y su compromiso con el trabajo de esta universidad. De verdad, muchísimas gracias. Sabemos que nos tenemos que ver próximamente; ahora vamos a encontrar el lugar para desayunar todos juntos, como lo hacemos. Va a ser complicado porque somos más de 800 personas, pero ha valido la pena. El esfuerzo ha demostrado ser muy fructífero y estamos muy agradecidos y orgullosos.

Finalmente, esta universidad está comprometida con Chiapas y con esta tierra. Sabemos que esta universidad tiene que ponerse a la altura de las necesidades de una tierra donde urge la educación superior. Es importante llevar la educación superior a jóvenes, muchachas y muchachos, que hoy en día no tienen acceso. Durante estos años, hemos sido la universidad que más ha crecido. Estaba viendo datos nacionales que hacen un recuento de los últimos seis años: el promedio de crecimiento de las universidades públicas en este país es aproximadamente del 3.5%. Esta universidad, gracias al esfuerzo de todas sus profesoras, profesores y trabajadores administrativos, nunca dejó de crecer, ni en los días ni en los años de pandemia. Hoy, hemos pasado de casi 22,000 a más de 30,000 estudiantes; esta universidad ha crecido más del 32%.

No me tienten a presumir a las profesoras y profesores. En 2018 éramos 125 integrantes del Sistema Nacional de Investigadores; ahora tenemos un 100% más, somos más del doble. De verdad, el trabajo ha sido fuerte. Esta feria es una muestra de lo que la universidad puede y debe ser por Chiapas. Creo que vamos a seguir trabajando en esta dirección.

Por lo pronto, y a título personal, quiero agradecer a todos y a cada uno de los que han participado y contribuido en esta noche, en esta semana y en los meses anteriores, por su gran trabajo. Estemos todos muy orgullosos; la universidad es un proyecto de todas y todos, y es un gran proyecto. La muestra es esta feria. Muchísimas gracias, muy buenas noches, felicidades.

Nos tenemos que ver la próxima semana para el aniversario, el 24 de octubre, para celebrar los 50 años de la UNACH. Muy buenas noches, por la conciencia, la necesidad de servir… ¡50 años!

La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) ha dado un paso importante hacia la modernización y la innovación educativa mediante la implementación de tecnologías de realidad aumentada (RA) y realidad virtual (RV), con el objetivo de transformar la experiencia universitaria de estudiantes, docentes y personal administrativo. El proyecto, desarrollado por un equipo multidisciplinario de la universidad, tiene como fin mejorar la navegación y el aprendizaje, y ofrecer nuevas formas de interactuar con el entorno académico. En una reciente entrevista con los responsables del proyecto, se discutieron los detalles técnicos y los beneficios que esta tecnología aporta a la comunidad universitaria.

Tecnología utilizada para la creación de la aplicación en RA

El equipo encargado del desarrollo de la aplicación de realidad aumentada en la UNACH utilizó Unity, un motor de desarrollo de videojuegos, como plataforma principal para crear la aplicación de RA. Esta herramienta permite el diseño de experiencias interactivas y la integración de la tecnología con dispositivos móviles de manera intuitiva. Además, el uso de Vuforia, una poderosa plataforma de RA, fue clave para el seguimiento de los marcadores, permitiendo a los usuarios disfrutar de una experiencia inmersiva e interactiva de forma inalámbrica.

“El motor de Unity fue esencial para crear la aplicación de realidad aumentada, ya que nos permitió desarrollar la funcionalidad de la app de manera eficiente. Con la ayuda de Vuforia, pudimos integrar el seguimiento de marcadores y facilitar la experiencia para los usuarios sin necesidad de complicados procesos adicionales,” explicó Eduardo Salvador Zenteno Hernández, programador y desarrollador de los proyectos de RA y RV.

Una de las características destacadas de este proyecto es su integración con los sistemas existentes de la universidad. A través de la página web oficial de la UNACH, https://mapa.unach.mx/, los estudiantes pueden acceder al mapa interactivo de la universidad, lo que les permite identificar ubicaciones y trazar rutas hacia su destino. Esta funcionalidad, combinada con el uso de RA, crea una experiencia de navegación más dinámica y accesible.

Además, la universidad ha utilizado Instagram para crear filtros de RA que no requieren la instalación de ninguna app adicional. Esto facilita aún más el acceso de la comunidad universitaria a las herramientas tecnológicas, ya que los usuarios pueden disfrutar de la experiencia simplemente a través de las redes sociales.

El principal objetivo de implementar la realidad aumentada en la UNACH es mostrar a los estudiantes el potencial de la programación en áreas más allá de los sistemas web o aplicaciones móviles tradicionales. A través de esta tecnología, la universidad busca abrir nuevas posibilidades de aprendizaje, mostrando que la programación puede aplicarse de formas innovadoras como en la creación de experiencias interactivas y educativas.

“Queremos que los estudiantes vean que la programación no solo es útil para sistemas web o apps móviles. Al integrar la RA, estamos demostrando cómo se pueden crear experiencias únicas que involucren a los usuarios de una manera inmersiva y educativa,” comentó Karla Mitzuli Aguilar Vázquez, modeladora en 3D de los proyectos.

La aplicación de RA ha generado una respuesta positiva en la comunidad universitaria. Según los responsables del proyecto, se ha notado un aumento en la motivación de los estudiantes para investigar y participar en proyectos tecnológicos. Además, la tecnología ha facilitado la enseñanza de temas complejos, permitiendo una comprensión más interactiva y visual de los contenidos académicos.

El impacto también ha sido evidente en la participación del público. Aunque no se tiene un registro específico de los usuarios, los datos disponibles muestran que alrededor de 900 personas han interactuado con la experiencia, lo que refleja un notable interés en esta nueva forma de aprender y explorar el campus universitario.

“El uso de la realidad aumentada ha permitido que los estudiantes se entusiasmen más con la tecnología. Ha aumentado el interés por crear proyectos propios, y eso es exactamente lo que buscábamos: despertar la curiosidad y el deseo de explorar más allá de lo que se enseña en el aula,” señaló Manuel Fernández Guillén, diseñador gráfico del equipo.

A pesar del éxito alcanzado, el proyecto ha enfrentado desafíos técnicos, especialmente en lo que respecta a la interacción de las físicas en el entorno de la RA y la programación en C#, el lenguaje utilizado en Unity. Sin embargo, los desarrolladores consideran que estos desafíos representan oportunidades para seguir mejorando y perfeccionando la aplicación.

Por otro lado, aunque por el momento el proyecto es demostrativo y no se planea su expansión inmediata a otras áreas de la universidad, el equipo tiene la esperanza de implementar nuevas funcionalidades en el futuro, como tours virtuales temáticos y la integración con otros sistemas de información de la universidad, como los de bibliotecas y laboratorios, lo que permitiría una experiencia aún más completa y educativa.

“A largo plazo, nos gustaría expandir esta tecnología a otras áreas de la universidad y explorar nuevas aplicaciones, como la creación de recorridos virtuales por los museos de la universidad o la localización de servicios específicos dentro del campus,” afirmó Claudia Janeth Ramos Espinosa, desarrolladora de la página web del proyecto.

Para garantizar la sostenibilidad del proyecto, el equipo confía en que plataformas como Vuforia continúen ofreciendo soporte y actualizaciones para asegurar que la tecnología siga siendo funcional y accesible para los usuarios. La plataforma se ha mostrado robusta y confiable, lo que permite que la aplicación siga operativa a largo plazo.

“El éxito de este proyecto depende en gran parte de la continuidad de las plataformas que utilizamos, como Vuforia. Mientras estas herramientas sigan funcionando y brindando soporte, podremos mantener y expandir la experiencia de RA sin problemas,” explicó Héctor de Jesús Coello Gómez, director de proyectos.

Texto e imágenes: Claudia González Farrera

En un acto que subraya el compromiso de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) con el bienestar estudiantil y la equidad, el rector Carlos Faustino Natarén Nandayapa inauguró el esperado Comedor Universitario en las instalaciones del Campus I. Este nuevo espacio no solo tiene como objetivo proporcionar una alimentación balanceada, sino también hacerlo de manera accesible y económica para toda la comunidad estudiantil.

Con el corte simbólico del listón, el rector Natarén destacó que el comedor ofrecerá desayunos y comidas nutritivas a precios bajos, favoreciendo tanto la salud de los estudiantes como la viabilidad económica de este proyecto. "Buscamos que este espacio sea autosustentable, donde los estudiantes puedan obtener alimentos de calidad sin comprometer sus finanzas", afirmó.

Un compromiso con la inclusión y el bienestar

Durante la ceremonia, Enrique Antonio Paniagua Molina, secretario para la Inclusión Social y Diversidad Cultural, resaltó el profundo impacto social que tiene la creación de este comedor. "Este proyecto es un símbolo del compromiso integral de la administración con la educación superior. No solo nos preocupamos por el rendimiento académico, sino también por la salud y bienestar de nuestros estudiantes", enfatizó Paniagua Molina.

En representación de los estudiantes, Anayeli López Gutiérrez, alumna de la Licenciatura en Filosofía de la Facultad de Humanidades, Campus VI, agradeció este esfuerzo en nombre de la comunidad estudiantil. "Para muchos jóvenes de escasos recursos, este comedor representa una oportunidad invaluable para acceder a una alimentación saludable, lo que sin duda impactará positivamente en nuestro rendimiento académico", expresó con emoción.

Un espacio diseñado para la comunidad

El Comedor Universitario ha sido construido con una capacidad para atender a 420 comensales simultáneamente, y cuenta con una infraestructura moderna que incluye una cocina equipada con área de emplatado, barra de atención, bodegas para alimentos y servicio, oficinas administrativas y baños, incluyendo un baño universal o familiar, adaptado para las necesidades de todos los usuarios.

Con este nuevo espacio, la UNACH refuerza su misión de ser una universidad inclusiva, donde la educación y el bienestar van de la mano, brindando a los estudiantes un entorno que favorezca su crecimiento integral.

La inauguración del comedor es solo el comienzo de una serie de iniciativas encaminadas a mejorar la calidad de vida de los estudiantes y hacer de la UNACH una institución de vanguardia en temas de inclusión, sostenibilidad y bienestar social.

"Este comedor es mucho más que un lugar para alimentarse; es un espacio de igualdad y apoyo para todos los estudiantes", concluyó el rector Natarén, destacando que este es un paso significativo hacia una universidad más equitativa y autosustentable.

Texto: Claudia Ivonne González Farrera  Imágenes: Facebook: Universidad Autónoma de Chiapas