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Claudia González Farrera

Claudia González Farrera

Buenas tardes a todas y a todos. Es un placer estar el día de hoy en este hermoso recinto. Señor gobernador constitucional del estado de Chiapas; señor presidente del Congreso del Estado de Chiapas; señor presidente del Tribunal Superior de Justicia; señor presidente de la Junta de Coordinación Política; señor rector, señor rector de la Universidad Autónoma de Chiapas; secretaria general de la Universidad Autónoma de Chiapas; señoras y señores diputados de este honorable Congreso; distinguidas autoridades universitarias y gubernamentales; comunidad universitaria; distinguidos invitados especiales; señoras y señores.

 

Con la emoción entrañable de quien siempre vuelve a casa, con la mente llena de profundos sentimientos de orgullo y pertenencia, no puedo evitar sentir el corazón palpitante al conjuro de los recuerdos de una historia compartida, siempre con mis coterráneos. Como muchos hijos e hijas de esta bendita tierra chiapaneca, mi travesía en el derecho comenzó en la Facultad de Derecho de la UNACH de mi natal ciudad de San Cristóbal de las Casas. La señorial San Cristóbal, expectante, hermosa y colonial, viene a mi mente el recuerdo de aquellas mañanas heladas, de esas gélidas mañanas de San Cristóbal, cuando, despuntando el alba, los tejados blancos cubiertos por la helada y el pasto crujía bajo nuestros pasos, cubierto por la escarcha de la madrugada.

 

A las 7 en punto, con los dedos entumecidos pero con el alma despierta, acudíamos con entusiasmo a nuestra facultad, envueltos más que en bufandas y abrigos en quiméricos sueños. Era el frío que mordía la piel, pero era el entusiasmo estudiantil el que encendía nuestro espíritu. Allí, en la alegría de esas primeras clases, nació en mí la certeza de que el derecho no era solo un conjunto de normas, sino un conjunto de esperanzas, un lenguaje para restituir equilibrios, una herramienta para hacer posible la justicia. Allí, entre humeantes tazas de café, libros subrayados y camaradería estudiantil, comprendí que el derecho era mi vocación y la impartición de justicia mi destino. Culminé mis estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México, de la que hoy orgullosamente formo parte de su Junta de Gobierno, pero nunca dejé de pertenecer a Chiapas ni dejé de sentir a la UNACH como la cuna que me sostuvo cuando aún no sabía cuánto pesaba el mundo y cuánto ayuda el conocimiento para sostenerlo.

 

Hoy nos conmueve profundamente que los integrantes de este recinto, forjador de leyes y soberanía, donde se expresa la voluntad del pueblo chiapaneco, declaren benemérita a nuestra universidad. Con este acto, que por supuesto tiene la iniciativa de un gran liderazgo que hoy afortunadamente encabeza nuestro estado, la iniciativa de nuestro gobernador constitucional, esto es lo que hace perdurar a nuestras instituciones; un liderazgo de esta naturaleza es la que forja precisamente y delinea cada una de ellas. Con este acto no solo reconocen su historia institucional, sino honran a las autoridades académicas y administrativas que han esculpido día a día las bases de esta gran institución, a las generaciones de maestros y maestras que no han escatimado esfuerzo para compartir su conocimiento y experiencia, a las generaciones de jóvenes que con mochila al hombro y con la mente plagada de sueños la han hecho grande.

 

Benemérita es la universidad que forma sin discriminar, que educa a distancia, que abre caminos donde antes había abrojos, silencio o despojo. Benemérita es la que da voz a los que nunca la tuvieron, la que hace del aula un espacio de emancipación y de conocimiento que brinda herramientas para transformar al mundo. Yo soy testigo de esa fuerza y soy hija de esa herencia. Ser Doctora Honoris Causa de esta universidad es un nombramiento que no solamente me honra, me distingue y me alienta a seguir adelante. Su significado entraña un enorme compromiso ético, moral y profesional que espero honrar hasta el último momento de mi existencia.

 

Tanto al señor gobernador como al señor rector de nuestra querida Universidad Autónoma de Chiapas, les expreso mi más sincera felicitación por este logro obtenido bajo su gubernatura, bajo su liderazgo, bajo su iniciativa y bajo su rectoría. Y al propio tiempo les agradezco profundamente su generosa invitación para participar en esta ceremonia tan significativa y emblemática.

 

Gracias, gracias por permitirme ser parte de este momento histórico, gracias por mantener vivo el espíritu de una universidad que forma, inspira, pero sobre todo, como muchos de ustedes lo dijeron, transforma. La Benemérita UNACH es mucho más que una institución, es un símbolo de identidad, una luz en el mapa académico no solo de nuestro estado, sino de nuestro país y del mundo, un orgullo de Chiapas que ha trascendido tiempo, espacio y, por supuesto, dificultades.

 

Esta declaratoria no es solo un tributo al pasado, sino una semilla sembrada en el porvenir, es un faro que guiará a las generaciones venideras, recordándoles que la educación es el acto más revolucionario y luminoso en todo tiempo, pero sobre todo en tiempos como los que hoy vivimos de gran incertidumbre. En un mundo globalizado donde el conocimiento cruza fronteras y la competencia se vuelve feroz, esta universidad hoy benemérita ofrece a la juventud chiapaneca una raíz profunda y unas alas firmes, porque quien se forma en el pensamiento crítico, en la ética, en la conciencia, en la ciencia y en la cultura no teme al porvenir, lo transforma. Y Chiapas, con sus voces originarias, su sabiduría ancestral, su herencia colonial, su tendencia hacia la modernización, sus avances científicos y tecnológicos, también está llamada a dialogar con el mundo desde la dignidad y el conocimiento. ¡Que viva por siempre la Universidad Benemérita Autónoma de Chiapas! ¡Muchísimas gracias!



Es una alta distinción dirigirme al pueblo de Chiapas en nombre de esta honorable LXIX Legislatura. Con su venia, presidente, diputado Luis Ignacio Avendaño, decía el líder mundial Nelson Mandela que "la educación es el instrumento más poderoso para cambiar el mundo". Saludo con aprecio al magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura del Estado, al Dr. Juan Carlos Moreno Guillén; al Dr. Osvaldo Chacón Rojas, rector de la Universidad Autónoma de Chiapas; al diputado Mario Francisco Guillén, presidente de la Junta de Coordinación Política; y a la Dra. María del Carmen Vázquez Velasco, secretaria general de la Universidad Autónoma de Chiapas. Compañeras y compañeros legisladores, hago uso de la voz como un miembro de esta honorable soberanía, pero sobre todo como un orgulloso egresado de la Universidad Autónoma de Chiapas.

 

Chiapas ha tenido 119 gobernadores; sin embargo, hoy quiero ponderar con toda responsabilidad que en nuestra entidad está gobernando con carácter, entrega, amor y humanismo el Dr. Eduardo Ramírez Aguilar. ¡Gracias por su honrosa presencia! Al igual que muchos estudiantes, tuve el privilegio de ver en esa casa de estudios más allá de aulas y libros, encontrando el camino de una vocación para la vida. Es importante destacar que en esta LXIX Legislatura trabajamos 19 diputadas y diputados orgullosamente egresados de la Universidad Autónoma de Chiapas.

 

Nuestra benemérita universidad ha sido la columna vertebral del conocimiento, de la formación del pensamiento crítico y del compromiso con la sociedad, conscientes de que la educación es el igualador social más poderoso. Por eso, hoy declaramos benemérita a nuestra Universidad Autónoma de Chiapas. Esto representa el acto más elevado de justicia, de una profunda memoria histórica, pero sobre todo de esa gratitud que existe en todos los corazones de los chiapanecos.

 

Nuestra universidad cuenta con una matrícula a nivel licenciatura de más de 7,000 estudiantes inscritos, representa una plantilla de más de 2,000 profesores y el apoyo inalienable con becas a más de 7,000 estudiantes. Pero más allá de los números, nuestra universidad es un organismo vivo que late con la energía de todos sus estudiantes, con el conocimiento de sus docentes y con la vocación de su comunidad. Este año conmemoramos el medio siglo del inicio de sus actividades; el reconocimiento aún se vuelve más trascendente, sembrando conciencia. La Universidad Autónoma de Chiapas nos ha enseñado que la educación no es solo conocimiento, sino que también representa un deber, un compromiso social y una acción transformadora. Pero lo más importante, nos ha enseñado que aprender solo tiene un verdadero sentido si lo ponemos al servicio de los demás. El futuro nos obliga a seguir trabajando, seguir construyendo, a seguir preparándonos como profesionistas con la calidad que México necesita.

 

Compañeras y compañeros diputados, al reconocer como benemérita a la Universidad Autónoma de Chiapas, rendimos un justo homenaje a medio siglo de servicio a la educación, a la ciencia, a la cultura y al desarrollo humano. Medio siglo honrando nuestro lema: "Por la conciencia de la necesidad de servir". ¡Benemérita la Universidad Autónoma de Chiapas, benemérita su historia y su vocación por el pueblo de Chiapas, benemérita su lucha por la equidad y por la transformación! Es cuanto.



Con su venia, diputado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez, presidente de este honorable Congreso del Estado; honorable asamblea; medios de comunicación y quienes nos escuchan por las redes sociales; amigas y amigos universitarios, ¡Bienvenidos a la Casa del Pueblo!

Hoy me dirijo a esta honorable asamblea para expresar el más firme respaldo a una iniciativa que representa un acto de justicia, reconocimiento y gratitud hacia una de las instituciones más importantes del estado de Chiapas, la UNACH. En el marco de la celebración de su quincuagésimo aniversario, este honorable Congreso del Estado se ha propuesto distinguir a esta institución con la declaración de Benemérita en reconocimiento a su invaluable contribución a la educación superior, las ciencias, la digitalización, el desarrollo social y el crecimiento económico de nuestro estado.

 

Esta propuesta no es producto de una ocurrencia, tampoco es un gesto simbólico, sino que es la consecuencia natural de cinco décadas de esfuerzo, compromisos y resultados de hombres y mujeres de esta noble institución.

 

Recordar que esta iniciativa fue impulsada por el señor gobernador de nuestro estado, el Dr. Eduardo Ramírez Aguilar, en quien reconocemos no solo su liderazgo y humanismo, sino también su amor a la ciencia, a la investigación y a la filosofía, quien solicitó a este honorable Congreso del Estado iniciar los trámites legislativos de la propuesta de iniciativa de reforma a la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Chiapas en su artículo 104 para que se declarara benemérita a la Universidad Autónoma de Chiapas, generándose un acto de justicia por su legado histórico y su excelencia académica, así como el reconocimiento a su vocación transformadora.

 

Y hoy nos encontramos ante la posibilidad de saldar esa deuda institucional con nuestra universidad que ha transformado miles de vidas chiapanecas. A lo largo de 50 años, la UNACH ha forjado una sólida trayectoria como semillero de talentos y conocimientos a profesionales. Como aquí en este congreso se puede demostrar, 17 de mis hermanas y hermanos diputados son unachenses. ¡Enhorabuena!

 

Amigos diputados, actualmente la UNACH cuenta con una matrícula superior a los 28,822 estudiantes y ha entregado al Estado y al país muchos egresados profesionistas que hoy son referente de nuestra sociedad, que contribuyen al bienestar común desde las ciencias agropecuarias, las ciencias de la salud, las ciencias sociales, las ciencias administrativas, ingeniería y tecnología, ciencias naturales y exactas, entre muchas otras disciplinas. La universidad no solo forma profesionales, forma personas comprometidas con su entorno.

 

La labor de investigación y de extensión universitaria que se desarrolla desde sus aulas y centros académicos aborda problemáticas reales del desarrollo municipal, las políticas públicas, la seguridad, la vinculación con el sector empresarial y productivo, entre muchos otros temas, impactando directamente en el bienestar de la población.

 

Amigo presidente, te pido unos minutitos más para concluir. Concedido, diputado. Adelante.

 

Correctamente mis comentarios. La UNACH, sin duda, en estos 50 años ha roto barreras geográficas y sociales al llevar su oferta educativa a las zonas rurales y marginadas del Estado a través de convenios con municipios o instituciones oficiales y particulares, logrando establecer programas educativos virtuales que permiten a jóvenes chiapanecos acceder al conocimiento desde sus propias comunidades sin abandonar a sus familias ni sus raíces. Asimismo, ha implementado propuestas pedagógicas innovadoras como el programa Superior Universitario que permite a las alumnas y alumnos concluir una carrera en poco tiempo. Esto abre nuevas oportunidades a jóvenes que necesitan insertarse pronto en el mercado laboral sin sacrificar la calidad educativa.

 

Es posible que alguien cuestione la utilidad o la profundidad del término benemérita, que lo vea como una palabra más en un título institucional, pero al analizar su significado, esta distinción dignifica su servicio prestado a la patria. UNACH es y seguirá siendo chiapaneca.

 

Por todo esto, hago un llamado respetuoso a todas mis compañeras legisladoras y compañeros legisladores para que nos honremos en aprobar esta humana iniciativa con plena convicción en reconocer a la UNACH como benemérita y enaltecer el esfuerzo de generaciones: estudiantes, docentes, trabajadores y directivos.

 

Momento que aprovecho para reconocer la destacada trayectoria del rector de esta universidad, nuestro amigo Osvaldo Chacón Rojas, personalidad con un alto reconocimiento en diversas áreas. Sin duda, con todo su profesionalismo y humanismo ha hecho y continuará enfrentando los desafíos y emprendiendo nuevas acciones, como hasta ahora lo ha llevado a cabo a favor de esta institución como Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas.

 

Muchas gracias.



Con su venia, diputado presidente y a la mesa directiva; saludo con mucho cariño y respeto a un gran amigo, el rector de esta máxima casa de estudios, el Doctor Osvaldo Chacón; a la familia unachense que se encuentra aquí en este pleno; a los medios de comunicación y a los que nos siguen a través de las plataformas digitales; pueblo de Chiapas, compañeros legisladores. ¡Muy buenas tardes!

 

Es un honor para mí dirigirme ante ustedes en este día histórico para Chiapas, para las y los unachenses, donde celebramos con alegría y con profundo orgullo la posibilidad de reformar el artículo 104 para renombrar nuestra institución como la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas. Esta distinción no es solo un homenaje al pasado, sino una apuesta al presente y al futuro de nuevas generaciones. Este nombramiento a nuestra máxima casa de estudios no solo dignifica a nuestra universidad, sino que honra también a todas y todos quienes hemos tenido el privilegio de formarnos en sus aulas.

 

Hoy no solo hablamos de una universidad, hablamos de una comunidad, de una historia de lucha, de crecimiento y de compromiso con la juventud, con el pueblo chiapaneco y con México. Soy orgullosamente egresado de la UNACH Campus VIII Comitán y llevo en el corazón la vocación de servicio, el amor por nuestras raíces y la responsabilidad de transformar positivamente nuestro entorno.

 

Ser egresado de esta noble y gran casa de estudios me permite comprender que la educación pública es un derecho y un pilar de la justicia social. Es saberse parte de un legado que se ha construido con esfuerzo, con sabiduría y con el trabajo incansable de docentes, investigadores, personal administrativo y, sobre todo, de estudiantes. Llevo con orgullo el nombre de la UNACH porque sé que en esta institución se me dieron las herramientas no solo para ejercer una profesión, sino para entender el valor de la empatía, del trabajo colectivo y de la identidad chiapaneca, porque aquí aprendí que el conocimiento no tiene sentido si no está al servicio de los demás.

 

Hoy, más que nunca, me siento profundamente agradecido y comprometido con mi alma máter, con mi entorno, con mi estado, con mi gente, y como profesionista y servidor público estoy convencido de ser más incluyente, más crítico, más reflexivo, pero sobre todo, más humano. Hoy entiendo, comprendo y sobre todo vivo día a día el gran lema de la Universidad Autónoma: "Por la conciencia de la necesidad de servir", pues la vida misma toma sentido cuando estamos al servicio de otros y, como bien lo dijo la Madre Teresa de Calcuta: "Quien no vive para servir, no sirve para vivir".

 

Pedirles a todos nuestros compañeros legisladores que demos un voto a favor y que, terminando esta sesión, podamos decir todos juntos: "¡Que viva la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas!" Muchas gracias. Es cuanto, presidente.

Con su venia, diputado presidente; saludo a quienes nos acompañan en este recinto, que es la casa de todas y todos los chiapanecos; a quienes nos siguen a través de las distintas plataformas digitales; a los representantes de los medios de comunicación; a los invitados especiales y, en particular, al Dr. Osvaldo Chacón Rojas, rector de la UNACH.

 

Honorable Asamblea, la educación es sin duda la herramienta más poderosa para cambiar al mundo, y vaya que la Universidad Autónoma de Chiapas lo ha hecho durante los últimos 50 años. La distinción que hoy se consuma en este recinto para la máxima casa de estudios de nuestro estado es un justo reconocimiento al legado y a la contribución que dicha institución ha hecho al desarrollo educativo, cultural, social y científico en Chiapas.

 

Y es que la UNACH ha sido una pieza clave para el profesionalismo de numerosas generaciones de chiapanecos y chiapanecas, con más de 120,000 egresados que han llevado su preparación y talento a todo Chiapas, México y, por supuesto, a otras partes del mundo, porque la Universidad Autónoma de Chiapas es mucho más que aulas y talleres: es un semillero de conocimiento, de conservación cultural e investigación científica.

 

Ahí se han gestado innumerables aportaciones de gran valor, con 162 cuerpos académicos registrados en el Sistema Nacional de Investigadores, alrededor de 38 festivales artísticos y culturales al año y una producción editorial de 56 publicaciones anuales. Actualmente, más del 40% de la producción científica de Chiapas se genera ahí, en la Universidad Autónoma de Chiapas, contando hoy con 38 proyectos de investigación en curso, sin olvidar, desde luego, la contribución que innumerables egresados destacados han hecho desde lo individual, a lo largo del último medio siglo, para consolidar el prestigio de tan importante institución.

 

Por eso, la distinción de benemérita resulta más que merecida y es relevante porque nombrarla así es ahora un recordatorio permanente de su legado y de su importancia, pero también de la obligación que tenemos todas y todos para protegerla, respetar su autonomía e impulsar desde el estado su mejora constante. Desde ahora llevará "benemérita" en su nombre porque así lo ha demostrado con su innegable contribución social, su vinculación comunitaria y su constante aportación a la búsqueda de soluciones para los grandes problemas de Chiapas como una institución madura y consolidada.

 

Por ello, desde mi representación parlamentaria, expreso mi reconocimiento a esta justa iniciativa emanada del ejecutivo estatal, así como del rector y, desde luego, mis felicitaciones a la enorme comunidad universitaria de la que hoy será nuestra Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas. ¡Enhorabuena, vamos ocelotes hasta el final con Chiapas! Es cuanto.

Con su venia, diputado presidente; compañeras de la Mesa Directiva; legisladoras, legisladores; comunidad unachense que está presente el día de hoy; compañeros y compañeras de la causa.

 

Hoy se pone a consideración un hecho histórico el cual estará tatuado en la memoria colectiva de Chiapas. Esta legislatura se convierte en testigo y en aliado de un acto de justicia: el reconocimiento de la Universidad Autónoma de Chiapas como benemérita. Una palabra que encierra grandeza y compromiso, que honra el pasado pero desafía el presente, que no se otorga por costumbre sino por mérito, legado y, por supuesto, servicio.

 

Me presento no solamente como diputada, sino como hija de esta universidad, como egresada que vivió en sus aulas el poder transformador del conocimiento, como una mujer chiapaneca que encontró en esta casa de estudios no solo formación académica sino también dirección, sentido y propósito.

 

Es, pues, la UNACH más que una institución; es historia viva, es territorio de libertad, pensamiento crítico, de encuentro intercultural; es semillero, como lo han dicho otros compañeros, de esperanza; es protagonista silenciosa pero firme de la transformación social, cultural y científica del estado chiapaneco.

 

Aquí se forman médicos que curan con ética, ingenieras que resuelven con creatividad, abogados que defienden con valentía, maestras que enseñan con el alma y, por supuesto, arquitectos que trazan detalladamente todos sus sueños.

 

Aquí se construye Chiapas todos los días, en cada aula, en cada laboratorio, en cada comunidad. Por eso, este reconocimiento como benemérita no es solo una distinción simbólica; es un acto de afirmación identitaria, es decirle a México, al mundo que en Chiapas hay talento, ciencia y futuro, y que ese futuro se está forjando con rigor y, por supuesto, amor desde esta gran universidad.

 

Agradezco y reconozco a nuestro gobernador, el Dr. Eduardo Ramírez Aguilar, por su decidido respaldo a esta causa, a su acompañamiento en el proceso que no solo valida el valor académico de la UNACH, sino que honra su propio compromiso con la educación como pilar de justicia social y humanismo.

 

Hoy Chiapas se suma al selecto grupo de entidades donde una universidad pública lleva este digno título de benemérita, pues es la UNACH, sí, nuestra UNACH, la segunda del sureste de nuestra República Mexicana.

 

Hoy Chiapas puede decir en conjunto que ese lema que se ha dicho desde 1976 nos invita a comprender con el alma, empatía activa y servicio a la vida: "Por la conciencia de la necesidad de servir".

 

¡Que viva entonces nuestra máxima casa de estudios, motor de justicia y dignidad! Es cuánto, diputado presidente.



Con su venia, diputado presidente; compañeras y compañeros legisladores; medios de comunicación que nos acompañan y público general aquí presente.

 

Me dirijo a esta honorable tribuna con el corazón lleno de orgullo, con la convicción de que hoy escribiremos una página luminosa en la historia de Chiapas. No todos los días se reconoce de manera oficial lo que desde hace décadas ha sido evidente para el pueblo chiapaneco: el invaluable aporte de la Universidad Autónoma de Chiapas a la educación, a la cultura, a la ciencia y al desarrollo de nuestro estado. Hoy se escribe con tinta indeleble la historia educativa de Chiapas.

 

Porque celebrar a la Universidad Autónoma de Chiapas como benemérita es honrar a esas generaciones que, desde 1974 y aún antes —desde 1826 con la Universidad Literaria—, han convertido las aulas en fuentes de justicia, conocimiento y esperanza para nuestra tierra. La UNACH no nació hace apenas medio siglo; es la heredera directa de la Universidad Literaria de Chiapas, fundada en 1826, la primera institución de educación superior en nuestro estado. Dos siglos después, ese árbol sigue dando frutos, y esos frutos son miles de chiapanecas y chiapanecos que han egresado de sus aulas y han transformado sus comunidades.

 

Desde su fundación, la universidad ha sido mucho más que un centro de educación superior: ha sido refugio de pensamiento libre, taller de saberes, fuente de líderes y cuna de esperanza para miles de jóvenes chiapanecos y mexicanos. Ha estado al lado de las causas justas, promoviendo la inclusión, la equidad y el desarrollo sostenible.

 

Ese legado hoy es un legado vivo y no se mide solo en estadísticas sino en historias. Historias de hijas e hijos de campesinos, de jóvenes indígenas, de madres solteras, de obreros que encontraron en la UNACH no solo un título sino un propósito, porque en sus aulas se gestaron no solo profesionistas, sino también valores, justicia, identidad y servicio. Por ello, hoy celebramos con orgullo y emoción el justo reconocimiento a esa trayectoria de excelencia, entrega y compromiso.

 

Hoy la historia le otorgará un título que no solo honra su pasado, sino que fortalece su presente y engrandece su futuro: Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas. Este reconocimiento es para ellas y ellos, para quienes llevan con orgullo en el pecho a su alma máter, para quienes, más allá del aula, representan a la UNACH con excelencia y compromiso. De ahí han salido grandes cuadros políticos, científicas, jueces, artistas, médicas, líderes sociales, todas y todos servidores de Chiapas formados bajo la bandera del conocimiento.

 

Este Congreso no solo otorgará un reconocimiento, sino que reafirma un pacto social profundo con la educación pública. La UNACH ha sido, incluso en los momentos más difíciles, un faro de oportunidades, manteniendo sus puertas abiertas para que las hijas y los hijos del pueblo de Chiapas puedan convertirse en profesionales comprometidos con el desarrollo y el bienestar de nuestra sociedad. Esta trayectoria institucional es testimonio de grandeza y compromiso con nuestra gente.

 

Y hoy Chiapas se sumará con orgullo a un selecto grupo de universidades beneméritas, no por imitación sino por justicia, porque si alguna universidad ha sembrado conocimiento con vocación social es la Universidad Autónoma de Chiapas.

 

Pero esta distinción no debe quedarse en lo simbólico; debe traducirse en resultados reales, tangibles para quienes integran y sueñan con formar parte de la que será Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas.

 

Desde la fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional, y con el respaldo respetuoso de las demás fuerzas políticas representadas en este Congreso, así como con el acompañamiento de nuestro señor gobernador, impulsaremos las gestiones necesarias para que este reconocimiento se transforme en políticas públicas que fortalezcan de manera estructural la máxima escuela de estudios de Chiapas.

 

Este nombramiento no es una concesión gratuita; es el fruto de décadas de esfuerzo colectivo, de sacrificios compartidos, de luchas por la autonomía, la libertad de cátedra y el acceso universal al conocimiento. Ser benemérita significa haber servido con honor, con valentía y con resultados a la sociedad chiapaneca. A la comunidad universitaria: estudiantes, académicos, personal administrativo, exalumnos, investigadores y autoridades, gracias, gracias por su entrega, por su perseverancia, por su amor a Chiapas y por demostrar que la educación es y seguirá siendo la herramienta más poderosa de transformación.

 

Y les digo con respeto y admiración: siéntanse orgullosas y orgullosos, este honor también es suyo. Su entrega, su compromiso y su pasión han hecho esto posible en este momento que será recordado.

 

Mi gratitud profunda al Dr. Osvaldo Chacón Rojas, rector hoy de la que será Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas, por el compromiso y su responsabilidad con la que ha conducido a la máxima casa de estudios. Su liderazgo ya comienza a dejar huellas en el fortalecimiento institucional y el rumbo académico de la universidad que hoy, con justicia, recibirá tan alta distinción.

 

A la juventud que hoy llena las aulas, les digo, les decimos que este es y será su legado. Llévenlo con dignidad, con responsabilidad y con el compromiso de seguir construyendo una universidad cada día más incluyente, más humana y más comprometida con el pueblo.

 

Y quiero reconocer el gran trabajo del señor gobernador del estado de Chiapas, el Dr. Eduardo Ramírez Aguilar, porque este acto también quedará como parte de su legado histórico. Su respaldo a la educación pública, su sensibilidad por acompañar esta distinción y su impulso al desarrollo académico serán recordados con gratitud por la comunidad educativa de Chiapas y por todo Chiapas.

 

Muchas gracias.



Muy buenas tardes a todas y a todos. Con tu permiso, presidente; compañeras y compañeros legisladores; Doctor Osvaldo Chacón Rojas, rector de la UNACH; invitados e invitadas especiales.

 

Hoy subo a esta tribuna para hablar con el corazón y con la memoria viva de un pueblo que ha encontrado en la educación una vía profunda de transformación social; para hablar de una institución que no solo ha formado profesionistas, sino que ha forjado generaciones enteras con identidad, con orgullo, con raíces bien plantadas en el alma chiapaneca. Me refiero, por supuesto, a nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Chiapas, la UNACH.

 

Desde el grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), nos posicionamos a favor con total entusiasmo y convicción de la propuesta de otorgar a la UNACH el título de Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas, porque este reconocimiento no es un trámite honorífico, es un acto de justicia histórica, es una manera de rendir honor a su legado, a todo lo que esta universidad ha hecho y que sigue haciendo por el bienestar de Chiapas.

 

Quienes conocemos el origen de la UNACH sabemos que su nacimiento fue un acto visionario. Fue en 1974 cuando el entonces gobernador de Chiapas, el Dr. Manuel Velasco Suárez, sostuvo conversaciones con representantes de la UNESCO para sentar las bases de una nueva institución de educación superior. Poco tiempo después, el 17 de abril de 1975, con la presencia del presidente Luis Echeverría Álvarez, la UNACH abrió formalmente sus puertas. Chiapas, por fin, tenía una universidad propia, una universidad para las chiapanecas y los chiapanecos.

 

Desde entonces, la UNACH se ha expandido hasta convertirse en uno de los pilares del desarrollo de nuestro estado. Hoy cuenta con más de 120,000 egresadas y egresados, con 142 programas educativos, con 162 cuerpos académicos, con más de 30,000 estudiantes en formación y una producción científica y cultural que enriquece a Chiapas todos los días.

 

Pero más allá de las cifras, hay algo que no se puede medir con estadísticas, pero que se siente en el corazón de cada estudiante, de cada administrativo, de cada profesor, catedrático o directivo. Resuena con orgullo el nombre de la UNACH y también en cada uno de sus egresados: licenciados, ingenieras, médicos, contadores, pedagogas, científicas, artistas. Cada uno de ellos ha llevado lo aprendido en las aulas para construir un mejor Chiapas, para sembrar bienestar, para cultivar esperanza, para servir con ética y con compromiso. Por eso, las y los chiapanecos nos sentimos orgullosos de tener una universidad como esta.

 

La UNACH no es solamente una institución educativa, es un símbolo de transformación social, es un emblema de identidad, una de las expresiones más puras de la chiapanequidad.

 

La propuesta del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar de otorgar el título de benemérita a nuestra alma máter es un reconocimiento a su excelencia académica, a su historia viva, a su compromiso con el presente y su mirada puesta en el futuro.

 

Compañeras y compañeros, el título de Benemérita lo han recibido muy pocas universidades en nuestro país. Este Congreso tiene hoy la oportunidad de hacer historia, de elevar a la UNACH al lugar que le corresponde por méritos propios, de consolidar su prestigio y de decirle a cada joven chiapaneco y chiapaneca: "Tu universidad es grande, tu esfuerzo vale y tu futuro tiene cimientos firmes."

 

Desde la bancada del Partido Verde Ecologista nos sumamos con alegría, gratitud y convicción a esta distinción. Celebramos la historia de la UNACH, su presente vigoroso y su porvenir luminoso. Nos unimos a esta felicitación y al orgullo compartido de un pueblo que reconoce en su universidad una aliada del progreso, un faro de conocimiento y un reflejo de su alma colectiva.

 

¡Larga vida a la educación pública, gratuita, laica, de calidad y transformadora! ¡Larga vida a la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas! ¡Por la conciencia de la necesidad de servir! Es cuanto, presidente, gracias, gracias.



Con la venia de la honorable Mesa Directiva, compañeras y compañeros legisladores, medios de comunicación aquí presentes y que nos ven a través de las redes sociales, al pueblo chiapaneco, a la familia unachense, ¡muy buenas tardes tengan todos y cada uno de ustedes!

 

"Por la conciencia de la necesidad de servir" es un llamado a la solidaridad, a la acción por el bienestar de los demás. Este lema, que va impregnado en el corazón de las y los 17 legisladores egresados de la Universidad Autónoma de Chiapas, hoy nos toca materializar esa conciencia que nos motiva: el deseo de ayudar y de servir con solidaridad, empatía y acción por el bienestar colectivo.

 

Por ello, me siento muy honrada por argumentar y respaldar con firmeza una gran iniciativa del Poder Ejecutivo, encabezada por nuestro gobernador, el doctor Eduardo Ramírez Aguilar, quien ha propuesto otorgar a la Universidad Autónoma de Chiapas el título Benemérita como justo reconocimiento a su gran legado académico, su servicio social y su compromiso con el desarrollo de nuestro estado.

 

Desde la bancada de nuestro partido estamos dos brillantes egresadas de la Universidad Autónoma de Chiapas: mi compañera, la diputada Lourdes María Aguilera, y su servidora, la diputada Silvia Esther Arguello García. Reconocemos y afirmamos que la UNACH ha logrado que el conocimiento atienda las necesidades del entorno, permite a la población elevar sus niveles de bienestar, pues con una historia de cinco décadas la universidad goza de gran reconocimiento, formación académica, desarrollo de investigaciones y por su responsabilidad y compromiso social.

 

Como representante del pueblo sancristobalense y chiapaneco, me uno a este llamado con la certeza de que al otorgar esta gran distinción construimos un legado duradero de impacto positivo en nuestro estado. La Universidad Autónoma de Chiapas siempre ha mirado hacia un futuro prometedor porque no solo se enfrenta con la tarea de preparar a los futuros profesionistas, sino que anticipa y aborda los problemas emergentes.

 

Se preguntarán, ¿por qué tiene esa peculiaridad la universidad? Pues porque la innovación en la educación y la investigación son su piedra angular. Por ello, a lo largo del tiempo, la UNACH sigue siendo un faro de conocimiento que guía el camino hacia un Chiapas humanista, resiliente, próspero y equitativo, como también ha formado grandes generaciones de chiapanecos y chiapanecas que hoy transforman sus comunidades con profesionalismo y sentido humano.

 

En virtud de ello, les convoco a que demos un voto unánime, contundente e histórico, que nuestra decisión refleje el consenso de un pueblo que sabe reconocer la excelencia, que sabe honrar lo que importa y que cree, como decía José Martí, "ser cultos es el único modo de ser libres". Es momento de hacer historia legislativa en Chiapas por la educación de calidad, por el humanismo que transforma, por un Chiapas de primera.

 

¡Que viva la Universidad Autónoma de Chiapas! ¡Por la conciencia de la necesidad de servir! Es cuánto, muchas gracias, diputado presidente.



Con tu venia, diputado presidente. Con la venia del pueblo de Chiapas, compañeras y compañeros legisladores. No se imaginan lo emocionada que me siento el día de hoy, lo feliz y orgullosa de tener a las dos casas juntas, tanto a la Universidad Autónoma de Chiapas como a esta LXIX Legislatura.

 

He representado a la universidad no solo con la camiseta bien puesta del equipo de básquetbol, sino también en algunos artículos científicos y con mi trabajo. Hoy también quiero pedirles el honor de representarla aquí en esta máxima tribuna, como legisladora y como compañera.

 

Hoy quiero argumentar mi posicionamiento a favor de que la máxima casa de estudios de nuestro estado, la Universidad Autónoma de Chiapas, sea nombrada benemérita. Lo argumento como una mujer que le debe todo, todo a esta institución. No solo porque es mi alma máter —ahí estudié Ingeniería Civil y el posgrado en Ingeniería en la poderosísima Facultad de Ingeniería—, sino porque, como conversamos la primera vez y coincidimos con el señor rector, ambos somos hijos de la UNACH.

 

Mi padre trabajó ahí más de 30 años. La universidad nos dio sustento a mí y a mi familia, y después de graduada trabajé ahí y sigo siendo parte de ella. Cincuenta años de que la universidad fue fundada, más de 100,000 egresados, hombres y mujeres que fueron formados entre las 44 sedes: facultades, centros, extensiones, escuelas.

 

Es una institución que ha marcado la historia moderna de nuestro estado. Es un símbolo de identidad, progreso y compromiso social. La UNACH ha cultivado conciencia social, ha promovido la investigación, ha impulsado el desarrollo regional y, lo más importante, ha transformado vidas; transformó y formó mi vida.

 

En Chiapas, donde enfrentamos desafíos históricos como la desigualdad, el rezago educativo y la falta de oportunidades, la UNACH ha representado una puerta abierta hacia un futuro más justo. Su presencia en distintas regiones del estado ha democratizado el acceso a la educación superior, permitiendo que miles de jóvenes, incluso de comunidades rurales e indígenas, accedan a una formación de calidad.

 

Pero su impacto no termina en las aulas. A través de sus programas de vinculación comunitaria, investigación aplicada y cooperación internacional, la UNACH contribuye activamente al desarrollo económico, la salud pública, la sustentabilidad ambiental y la promoción de los derechos humanos. Destaco su papel durante momentos difíciles: durante crisis sanitarias, desastres naturales o emergencias sociales, la comunidad universitaria ha respondido con compromiso y solidaridad. Yo he sido testigo y he sido parte de esos médicos, ingenieros, trabajadores sociales y maestros que han estado en la primera línea de respuesta.

 

La UNACH es fuerza viva que contribuye al bienestar de Chiapas, una institución que piensa y actúa con la gente, que entiende que la educación no es un privilegio, sino un derecho y una herramienta de transformación. La UNACH es muestra verdadera de humanismo y servicio al pueblo.

 

Conozco a la universidad porque de ahí vengo, me crié junto con mi hermano entre sus libros y pasillos. La UNACH ha sido la que me ha formado desde mis conocimientos hasta mi ideología, mi cosmovisión. Y lo más importante, ahí aprendí que los conocimientos y acciones deben ser siempre para ponerlos al servicio del pueblo y al servicio de la gente.

 

Hoy es un día de fiesta para Chiapas, porque que nuestra universidad sea nombrada benemérita, para mí es un homenaje no solo a la institución, sino a quienes dejaron su vida en las aulas y oficinas, a quienes se les va la voz en las cátedras y los ojos en las lecturas e investigaciones. Es un homenaje a quienes desgastaron sus pies en las caminatas e investigaciones de campo.

 

Gracias a todas y todos los profesores, trabajadores. Gracias a toda la comunidad universitaria. Gracias al señor gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, porque fui testigo cuando dijo: "Haremos que la universidad sea benemérita y en pocos momentos esto será una realidad".

 

Por los que ya no están, por los que estamos y por los que vienen. Siempre con el orgullo y el valor de nuestras raíces y la certeza y fe inquebrantable de saber a dónde vamos. Por la conciencia de la necesidad de servir. ¡Que viva la UNACH! ¿Es cuánto, diputado presidente?